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Hombres armados bloquearon la sede del Consejo Europeo en Gaza en señal de protesta por las caricaturas sobre Mahoma publicadas en varios diarios europeos. Una de las imágenes muestra al profeta con los ojos cubiertos y escoltado por dos mujeres vestidas con la burka.

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Caricaturas de la discordia

Europa y los países islámicos están enfrentados por unas imágenes de Mahoma. El respeto a las religiones y la censura de prensa marcan la nueva batalla de las civilizaciones.

5 de febrero de 2006

Los editores del periódico danés Jyllands-Posten jamás se imaginaron el revuelo diplomático que causarían cuando decidieron publicar una serie de 12 caricaturas sobre el Islam en las que estaba el profeta Mahoma, algo que está prohibido según las leyes del Corán. La imagen del profeta con un turbante en forma de bomba fue la que hirió más susceptibilidades en el mundo musulmán. Pero lo que para los musulmanes es una ofensa a la religión, para los europeos es una muestra de la libre expresión. En ese conflicto de interpretaciones subyace un mundo de incomprensión y violencia, un síntoma de un verdadero choque de civilizaciones.

El Jyllands-Posten publicó las caricaturas hace cuatro meses, luego de que un escritor se quejó de las dificultades que tenía para encontrar alguien que ilustrara su libro de Mahoma. Varios países islámicos restringieron sus relaciones con Dinamarca desde entonces, pero el verdadero conflicto comenzó hace unas semanas cuando el semanario noruego Magazinet reprodujo las caricaturas. Esto desató la ira de los musulmanes alrededor del mundo, que llamaron a boicotear los productos noruegos y daneses, mientras que exigían una disculpa de parte de estos dos gobiernos.

El lío diplomático aumentó la semana pasada cuando otros periódicos en Alemania y Francia publicaron las viñetas como muestra de apoyo a los medios nórdicos. Las protestas aumentaron, los ciudadanos musulmanes salieron a las calles, quemaron banderas danesas y en Gaza y Cisjordania, grupos extremistas bloquearon la sede de la Unión Europea. Los gobiernos islámicos siguen reclamando una disculpa, que según el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, no conseguirán. Según dijo a los medios,"el gobierno no controla a los medios de comunicación, son libres, por eso no puede pedir perdón en su nombre. Tengo que recalcar que el gobierno danés ha hecho las declaraciones que podía hacer, ahora buscamos una solución por vías diplomáticas".

De igual modo, el Jyllands-Posten publicó un editorial dirigido a sus "honorables amigos del mundo musulmán", en que sostiene que las caricaturas no pretendían ser ofensivas. Pero no logró satisfacer a ninguno de sus destinatarios. Robert Hefner, experto en el Islam aseguró a SEMANA que "las caricaturas son provocativas y responden a los estereotipos que tenemos en Occidente de los musulmanes", en los que se ve a los practicantes de esta religión como bárbaros. También afirmó que la facilidad que han tenido las facciones extremistas para movilizar a los ciudadanos, se debe a la sensación que tienen muchos de estar siendo invadidos por las fuerzas occidentales. Y eso pareció comprobado cuando se pronunciaron los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña en la misma línea de sus socios europeos.

La Comisión Europea también llamó a la cordura desde Bruselas, al afirmar que la libertad de expresión es un derecho inalienable en el mundo occidental, pero recordó que es necesario tener en cuenta la "gran sensibilidad" de algunos grupos ante los temas religiosos. Es que este altercado puede leerse como una lección sobre el equilibrio entre los derechos, como le recordó el profesor Hefner a SEMANA "los derechos no son aislados, unos limitan con otros y por eso hay que encontrar el balance perfecto entre ellos". Pero las consecuencias del incidente de las caricaturas de Mahoma aún está lejos de ser resuelto, y podría convertirse en un nuevo florero de Llorente para las difíciles relaciones del mundo islámico con Occidente. n