Home

Mundo

Artículo

tendencia

China linda

El despertar del gigante comunista al 'glamour' occidental evidencia los cambios culturales que ha traído la apertura económica.

19 de enero de 2004

En solo un año, la aproximación de los chinos a la belleza y el glamour cambió drásticamente. En 2002, el reinado de Miss China seguía siendo un evento clandestino, pues las autoridades consideraban que se trataba de una manifestación burguesa que sólo enaltecía valores individuales. En esa ocasión, la policía rodeó el edificio donde se celebraba la ceremonia y la interrumpió al comprobar que los organizadores no tenían los permisos exigidos para actividades culturales. Pero al final de 2003, las cosas no podían ser más diferentes. La ley cambió y China se convirtió por primera vez en sede del certamen de Miss Mundo. Al mismo tiempo se celebraban los concursos de Miss Shanghai y las eliminatorias para la elección de Miss China, que representará al país en Miss Universo. Incluso las organizaciones feministas, que en el pasado eran las primeras en oponerse a estos concursos, ahora han suavizado su posición. "Mientras no se trate de concursos que solamente tienen en cuenta los atributos físicos de la mujeres, yo no me opongo en principio a esos eventos", dijo a SEMANA Deng Weizi, de la federación de mujeres de Shanghai. La televisión estatal cubrió los eventos de principio a fin y un frenesí del glamour se ha tomado las calles. Los salones de belleza, las boutiques de moda y los puestos de cosméticos están haciendo su agosto. "Todo el mundo ve cuán bellas son las participantes y quieren ser como ellas", decía un peluquero de Beijing a la cadena NBC. La cirugía plástica también ha despegado. Según las firmas consultoras locales, los gastos en procedimientos como operaciones de párpados para agrandar los ojos, implantes de busto y una dolorosa cirugía que hace crecer varios centímetros de estatura aumentaron en un 25 por ciento el año pasado. El gasto en cosméticos fue de 4.000 millones de dólares y se espera que tenga una tasa de crecimiento anual de 9 por ciento hasta 2006. Susan Kropf, presidenta de la gigante de cosméticos Avon, explicó en una entrevista con Bussiness Week que tras la llegada de China a la Organización Internacional de Comercio, el país se había convertido en la única y más grande oportunidad de negocios para su compañía. El fenómeno de la carrera por el glamour tiene que ver con el crecimiento de una clase media solvente que está sacudiéndose del legado maoísta y desea acercarse a los ideales de belleza occidentales. En efecto, tras la revolución de 1949, el maquillaje y los tacones quedaron prohibidos como símbolos de decadencia burguesa y hombres y mujeres fueron obligados a uniformarse con atuendos estilo Mao. Pero el cambio cultural que hoy se vive puede verse como una enajenación o una liberación. Por un lado, se puede argumentar que la persecución del glamour aliena a las mujeres chinas imponiéndoles unos ideales de belleza occidentales que les son ajenos. La semana pasada, la prensa contaba la historia de Hao Lulu, una escritora de moda de 24 años que durante seis meses se sometió a una maratón de cirugías dolorosas para dejar de ser una china común y convertirse en la mujer perfecta. Pero por otro lado, el crecimiento de una industria nacional de la moda y la belleza también puede ser liberador y ayudar a que se empiecen a revaluar esos ideales impuestos. La prueba de esto es Yang Lu , la top model que era considerada un patico feo en su aldea porque tenía los ojos cerrados, la nariz chata y pecas, pero que hoy es la imagen de China en el exterior y desfila para Christian Dior, Gucci y Christian Lacroix.