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Fotos: AFP

NOTAS MUNDO

Cinco notas de mundo de esta semana

Macron, ¿gay?; Adiós a Fidelito; ¡Qué bonita familia!; Autogoles independentistas, y la habitual cifra de la semana, son los titulares recomendados.

3 de febrero de 2018

FRANCIA

Macron, ¿gay?

Un escándalo cuestiona de nuevo la orientación sexual del presidente de Francia, Emmanuel Macron. Oficialmente, Mathieu Gallet, un alto ejecutivo de Radio France, fue despedido la semana pasada, acusado de corrupción y de favorecimiento en contratos. Sin embargo, los defensores de Gallet aseguran que lo botaron para alejarlo de un cargo de alto poder y así disipar los rumores sobre la supuesta aventura romántica que mantenía con Macron. Estas especulaciones aparecieron durante la campaña presidencial de 2017 cuando el actual mandatario empezaba a sonar como favorito. Al presidente, casado con una profesora de secundaria 20 años mayor, se le acusaba de tener una doble vida y mantener una relación secreta con Gallet. El tema tomó fuerza luego que un paparazzo aseguró tener fotografías comprometedoras de esta supuesta pareja durante un paseo al bosque. Las imágenes nunca se conocieron, pero el rumor jugó un papel importante en la campaña de Macron y, aunque él lo haya negado públicamente varias veces, la posibilidad de que sea gay sigue intrigando a los franceses.

CUBA

Adiós a Fidelito

Fidel Castro Díaz-Balart, el hijo mayor del líder de la revolución, se suicidó a los 68 años en La Habana. Fidelito, como lo conocían los cubanos, era el único hijo del primer y último matrimonio católico de Fidel Castro con Mirta Díaz-Balart, una mujer de la alta sociedad. Físico nuclear, se desempeñó como asesor científico del Consejo de Estado de Cuba y como vicepresidente de la Academia de Ciencias del país. Tras dedicarle su vida a la ciencia y no a la política, la televisión estatal cubana anunció que Fidelito atentó contra su vida en la madrugada del jueves tras perder la batalla contra un estado de depresión profunda al que se enfrentaba desde hace un tiempo. Sucedió dos meses antes de que la familia Castro abandone la cúpula del poder cubano después de más de medio siglo de gobierno.

PERÚ

¡Qué bonita familia!

La excandidata presidencial Keiko Fujimori y su hermano Kenji protagonizaron esta semana una pelea de marca mayor. El lunes, ella lo expulsó del partido Fuerza Popular con el argumento de que no había seguido las directivas al abstenerse en el juicio político que se le practicó en diciembre al presidente Pedro Pablo Kuczynski. Gracias a la abstención de Kenji y de otros nueve parlamentarios, la destitución no progresó y el mandatario les pagó el favor indultando a su padre, el expresidente Alberto Fujimori, que salió de la cárcel sin pagar por sus crímenes contra los derechos humanos. El contragolpe llegó el jueves, cuando estos nueve congresistas apoyaron a Kenji, lo que significó el fin de la mayoría parlamentaria de Fuerza Popular. Con tono socarrón, estos publicaron en Twitter un mensaje en el que se autodenominaron ‘los Vengadores’ y se ufanaron de su unidad.

ESPAÑA

Autogoles independentistas

“Esto se ha terminado. Los nuestros nos han sacrificado”. Con esas palabras, el líder de los secesionistas catalanes, Carles Puidgemont, reconoció el martes en un mensaje de WhatsApp el mal momento por el que atraviesa su proyecto independentista. El texto, que se filtró a la prensa, tenía como destinatario a uno de sus colegas. En este, se refería a su fracaso de ser investido como presidente regional sin tener que regresar a España, donde la Justicia lo requiere. Pero ahí no acabó la cosa, pues un día antes, dos partidos independentistas se habían peleado en el Parlamento catalán. Mientras los primeros querían aplazar el proceso de investidura por cuenta de una sentencia del Tribunal de Justicia, los segundos insistían en continuar con este. Menos de cuatro meses después de la declaración de independencia, el proyecto secesionista parece estar perdiendo fuelle ante las divisiones de sus principales promotores.

La Cifra

50 años cumplió la ofensiva del Tet, un ataque que cambió para siempre el rumbo de la guerra en Vietnam, pues la opinión pública norteamericana le quitó su respaldo a la intervención de Estados Unidos.