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CONTRA VIENTO Y MAREA

¿Aplazará la elección del país de Sandino al Consejo de Seguridad de la ONU el enfrentamiento que ve venirse entre este país y Honduras?

22 de noviembre de 1982

Al grito de "queremos paz pero no a costa de la libertad" unos sesenta mil habitantes de Managua prolongaron hasta la madrugada del 20 de octubre una fiesta iniciada cuando se supo que Nicaragua había obtenido un puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
En pocas horas se reunieron en la Plaza 19 de julio miles de obreros, empleados gubernamentales y vecinos de los barrios, en medio de grupos de canción testimonial y conjuntos folclóricos, para celebrar una fiesta que tiene pocos precedentes en los últimos tres años. En todos los ángulos de la plaza la gente baila coreando consignas, acompañados de los máximos dirigentes de la revolución sandinista.
El comandante Víctor Tirado, miembro de la dirección del Frente Sandinista, fue el único en hablar brevemente ante la multitud: "Seremos responsables, como siempre lo hemos sido, en el foro del Consejo de Seguridad". No hubo en realidad más discursos por cuanto la alegre multitud interrumpía una y otra vez al orador coreando sus consignas.
Pero varios dirigentes sandinistas sí concedieron cortas entrevistas el mismo martes. Hablaron el coordinador de la junta de gobierno, Daniel Ortega, Carlos Núñez, presidente del Consejo de Estado y Tomás Borge, ministro del Interior. El primero señaló que la presencia de Nicaragua en el Consejo de Seguridad de la ONU "evidencia que los afanes de los Estados Unidos por aislarnos para después agredirnos no cuentan con el apoyo de la gran mayoría de los países del mundo ".
En realidad, la elección de Nicaragua tras dos rondas de votación que ya le eran favorables, fue una sorpresa incluso para los propios nicaraguenses. La experiencia en este tipo de pugnas hacía pensar, como lo señaló al diario sandinista "Barricada", el canciller Miguel D'Escoto que "esto se podía prolongar por uno o dos meses". El canciller añadió que en buena parte tal votación fue el resultado de un largo trabajo en política exterior en el que estuvieron involucrados el gobierno y las instancias internacionales del Frente Sandinista.
"No se trata solamente de un reconocimiento a nuestra política exterior pacífica y de diálogo", dijo, "sino también del resultado de un trabajo cuidadoso que siempre tuvo como centro explicar nuestras reales intenciones de trabajar por la paz centroamericana".
Tras la votación, que decidió el asunto por 103 sufragios por Nicaragua contra 50 votos por República Dominicana, el canciller D'Escoto saltó de su asiento con los brazos en alto y proclamó que ese triunfo era una "demostración clara de la simpatía y el respeto de que goza Nicaragua entre los países verdaderamente democráticos", y que Estados Unidos había hecho todo lo posible por impedir el triunfo de Nicaragua. Pero "gracias a Dios la unidad latinoamericana se mantuvo sólida", añadió. En efecto, el vocero de Estados Unidos en dicho cónclave declaró poco después su decepción por la elección, argumentando que su gobierno no consideraba a Nicaragua "representativa de Latinoamérica". Sin embargo, y al parecer para contradecir la tesis norteamericana, el embajador de México en Managua, Augusto González Villanueva, señaló en un comunicado que el acceso de Nicaragua al Consejo de Seguridad de la ONU, se daba después de que dicho país centroamericano había sido elegido presidente de la Oficina Panamericana de Salud en reconocimiento por su labor en ese campo, y de que la FAO realizara allí su reunión regional en virtud de los esfuerzos de Nicaragua en el campo alimenticio y del reconocimiento de la UNESCO por lo que los sandinistas hacen en el sector de educación.
Por su parte, el Comité Guatemalteco de Unidad Patriótica, que agrupa todas las fuerzas políticas opositoras de Ríos Montt, emitió una declaración en Managua en donde afirma que la elección de Nicaragua "es una esperanza para los pueblos latinoamericanos al contar en el Consejo de Seguridad de la ONU con una voz que represente los anhelos de paz del mundo".
El nuevo Consejo de Seguridad entrará en funciones el 31 de diciembre próximo y durará en actividades durante dos años. Para Nicaragua su presencia en el Consejo de Seguridad es de crucial importancia, en momentos en que Estados Unidos y Honduras están negociando entre sí la realización de nuevas maniobras militares en territorios cercanos a la frontera nicaraguense.
Estas operaciones que se anuncian serían el tercer capítulo de una política de acercamiento militar entre Estados Unidos y Honduras. Pese a las advertencias de las autoridades de Tegucigalpa en el sentido de que tales operativos no deben interpretarse como actos de hostigamiento a Nicaragua, este último país ha dicho que las maniobras forman parte de una estrategia para invadir a Nicaragua y destruir la revolución sandinista. Incluso, en Honduras algunos sectores comparten ese criterio. Justamente, la semana pasada, el líder de la Democracia Cristiana, Alfredo Landaverde, exhortó a todos los sectores pacifistas de Honduras a oponerse a quienes tienen "las armas en las manos y creen que la solución armada es el camino para solventar las diferencias con Nicaragua".
A fines de 1981, las maniobras navales conjuntas USA-Honduras tomaron el nombre de "Operación Halcón-Vista", pero las de mayor significación ocurrieron hace dos meses en la Mosquitia, donde centenares de soldados hondureños fueron movilizados en aviones de guerra de Estados Unidos.
ASI RESPONDIERON COLOMBIA Y VENEZUELA A LA ELECCION
En Venezuela y Colombia las reacciones han sido favorables a la elección de Nicaragua al Consejo de Seguridad de la ONU. En el vecino país, el canciller José Alberto Zambrano Velasco saludó dicha elección, junto con el diputado democristiano José Rodríguez Iturbe, presidente de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, quien advirtió que esperaba de Nicaragua una actitud diferente a la de Guyana cuando ocupó uno de los sitiales del grupo latinoamericano en dicho Consejo. Según Iturbe, Guyana actuó a favor de los intereses ingleses "y en contra de las aspiraciones latinoamericanas" al apoyar a Londres en la guerra en las islas Malvinas.
Por su parte, Germán Lairet, del Movimiento al Socialismo (MAS), señaló que tal elección "dificultaba las maniobras intervencionistas de los Estados Unidos contra esa nación" mientras que Jesús Paz Galárraga del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) afirmó que el hecho podría conducir "a un cambio realista de la política norteamericana hacia Centramérica".
En Colombia el ex-senador liberal Apolinar Díaz Callejas, presidente del Comité Colombiano de Solidaridad con los Pueblos de América Latina, saludó el hecho, al igual que el excanciller conservador Alfredo Vázquez Carrizosa (1970-1974). Sin embargo, un ex-canciller liberal, Carlos Lemos Simmonds (1980-1982) criticó la elección al decir que temía que la misma "pueda ser utilizada por Nicaragua para plantear nuevamente una reivindicación territorial (sobre Colombia) que carece de fundamento jurídico e histórico". Se refería al archipiélago de San Andrés y Providencia en el mar Caribe, actualmente en poder de Colombia y cuya soberanía ha sido reclamada por el gobierno sandinista.