CRUZ: ¿SI O NO?

La ausencia del candidato de la Coordinadora Democrática podría quitarle legitimidad a las elecciones nicaraguenses

22 de octubre de 1984

Desde que la junta sandinista asumió la dirección del gobierno en Nicaragua hace cinco años, quienes se oponían a ella dentro y fuera del país exigían la realización de unas elecciones libres y democráticas, y desde entonces los sandinistas prometieron que éstas se llevarían a cabo en 1985. Sin embargo, presionados particularmente por la administración del Presidente Ronald Reagan, los nicaraguenses adelantaron sus planes para este año y fijaron una fecha para que la ciudadanía fuera a las urnas a elegir un Presidente, entre aproximadamente siete candidatos, el 4 de noviembre de 1984.
La decisión de la Coordinadora Democrática nicaraguense, que aglutina a los partidos Social Demócrata, Social Cristiano y Liberal Constitucionalista, de no participar en las próximas elecciones presidenciales, sigue presentando graves contradicciones tanto para la junta de gobierno como para esos partidos de oposición. Y algo que no será nunca fácil de responder es si, al tomar esa decisión, no pierde más la Coordinadora que los sandinistas.
Inicialmente, la Coordinadora había representado a seis partidos políticos de oposición que se unieron para pedir en bloque el cumplimiento de una serie de condiciones para participar en el proceso electoral. Más adelante, cuando se cumplía el plazo para registrar candidatos el pasado 4 de agosto, tres de esos grupos rehusaron inscribirse para participar de los comicios presidenciales, toda vez que consideraron que no existian condiciones favorables para el desarrollo de sus campañas. Sin embargo, el Consejo Supremo Electoral y el Consejo Nacional de Partidos Politicos de Nicaragua habían extendido el plazo para registrarse en dos ocasiones con el objeto de que la Coordinadora tuviera la oportunidad de reconsiderar su decisión.
En momentos en que se llevaban a cabo las inscripciones para la votación de la población nicaraguense a nivel nacional--entre el 26 y el 30 de julio pasados-Arturo Cruz, quien fuera embajador en Washington hasta 1981, regresó a Nicaragua para aceptar la candidatura presidencial como representante de la coalición de los tres partidos de la Coordinadora Democrática. Dos días después de su regreso al país, la Coordinadora anunció que boicotearía los comicios y Cruz declaró que "el régimen sandinista no aceptó nueve medidas como condición para (nuestra) participación ".
Los partidos Social Demócrata, Social Cristiano y Liberal Constitucionalista perdieron entonces su personalidad jurídica y sus derechos políticos de acuerdo a las leyes electorales nicaraguenses, así que no tendrán derecho a realizar manifestaciones públicas o campañas de propaganda, ni serán elegibles para recibir fondos gubernamentales para sus actividades. Mientras tanto, además del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), existen siete partidos que inscribieron a sus candidatos para la presidencia y que desde el primero de agosto iniciaron oficialmente sus respectivas campañas.
Pero la decisión de la Coordinadora, que encabeza Arturo Cruz, representa un intento de deslemitimizar las elecciones que la junta de gobierno sandinista ofreció como apertura a la participación de todos los sectores políticos del país. Por eso los analistas internacionales se han preguntado si la posición adoptada por la Coordinadora resultará benéfica en últimas para los sandinistas, o para la oposición. Algunos consideran que Cruz perdió una oportunidad única de participación, otros piensan que su decisión ensombrecerá la iniciativa de abrirle campo a un proceso pluralista de elecciones presidenciales, y muchos, finalmente, opinan que en cualquier caso, con la participación de Cruz o sin ella, los sandinistas cuentan con la gran mayoría del apoyo popular y que éste se convertirá en votos a favor de su candidato.
Todavía no se sabe con certeza que la Coordinadora haya perdido definitivamente la posibilidad de participar en las elecciones. Esta semana se supo que el Presidente de Colombia, Belisario Betancur, estaba mediando entre Cruz y el gobierno nicaraguense para que se aplazaran los comicios --probablemente hasta enero o febrero de 1985--y asi ofrecerle una oportunidad más a los partidos de la Coordinadora para inscribir a su candidato. Pero para Cruz y sus seguidores el dilema se sigue presentando así: si participan en las elecciones y las pierden, inmediatamente legitimizan el actual gobierno sandinista, y según su criterio, no ganarían a cambio ninguna influencia; y si por el contrario deciden no participar, entonces corren el riesgo de marginalizarse como una fuerza de oposición importante.
Para algunos analistas políticos internacionales, la participación de Cruz, aunque no le garantice el triunfo, le crearía sin ninguna duda un espacio político a su partido y le permitiría recoger un buen número de seguidores con el que se apoyaría posteriormente. En este sentido su posición ha generado fuertes criticas. Cuál es el interés real de Cruz: que se le garantice el triunfo electoral, o el hecho mismo de participar en el proceso político que le garantizará, en cambio, medir su capacidad para recoger el apoyo de vastos sectores de la población de su país.
Finalmente, si la Coordinadora Democrática conserva su posición inicial de no participar en las elecciones generales, el argumento podrá ser usado en contra del proceso pluralista que adelanta el gobierno nicaraguense.
Los sandinistas también perderán mucho a causa de esta decisión, a pesar de haber manifestado su confianza en el apoyo de la gran mayoría de la población, y después de haber medido el resultado de las inscriPciones nacionales el pasado julio que presentó cifras muy por encima de sus expectativas. Poco más de un 90% de la población en capacidad para votar manifestó su deseo de participación en las próximas elecciones. -