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¡CULPABLES!

Casi cuarenta años después de su ejecución, las memorias de Kruschev confirman que los Rosenberg sí eran espías.

29 de octubre de 1990

Han pasado 37 años desde que Ethel y Julius Rosenberg fueron ejecutados en la silla eléctrica, acusados por el gobierno noteamericano de transmitir secretos atómicos a la Unión Soviética.
Cargan los años de la guerra fría, cuando la cacería de brujas orquestada por el senador Joseph McCarthy llegaba a sus extremos. La joven pareja tenla dos niños de menos de 10 años, y la opirción pública norteamericana, influida por la amenaza nuclear, dividía sus opiniones entre quienes pensaban que los Rosenberg eran victimas inocentes de la paranoia nuclear, y quienes los consideraban unos traidores merecedores de la pena capital.

A la larga prevaleció la segunda opinión, pero el debate quedó abierto.

Sin embargo, surge ahora un testigo excepcional, cuya versión sólo se conoce ahora, casi 20 años después de su muerte.
Se trata de Nikita Kruschev, el antiguo líder soviético que pertenecía al círculo de su predecesor Josef Stalin en la época en que los Rosenberg eran objeto de las acusaciones. Los comentarios de Nikita resultan demoledores: "Quisiera sentar mi tributo de admiración a la memoria de esas personas", dice, refiriéndose a los Rosenberg, "y que mis palabras sirvan como expresión de gratitud para aquellos que sacrificaron sus vidas por la gran causa del estado soviético, en una época en que Estados Unidos estaba usando su ventaja para chantajear nuestro estado y socavar su causa proletaria" .

El proceso seguido a los Rosenberg en Estados Unidos fue sin duda el más polémico y dramático de la guerra fría Según se afirmó, Julius Rosenberg, ingeniero electrónico, transmitió información militar a un agente soviético con la colaboración de su esposa Ethel y del hermano de ésta, David Greenglass, quien trabajaba como mecánico en el laboratorio atómico de Los Alamos, precisamente el sitio en el que se elaboraron las prirneras bombas atómicas.

En 1950, los Rosenberg fueron arrestados por el FBI, e inmediatamente sometidos a juicio por espionaje. Aunque a todas luces las pruebas eran insuficientes, fueron condenados a muerte el 5 de julio de 1951. El principal testimonio fue el de David Greenglass, quien de colaborador se convirtió en el principal acusador de su hermana y su cuñado. Greenglass recibió como recompensa una condena de sólo 15 años.

Los acusados presentaron varias apelaciones, y se inició una gran campaña internacional, pero todo fue en vano. Los esposos Rosenberg fueron electrocutados en la famosa cárcel de Sing Sing el 19 de junio de 1953.

Los defensores de los Rosenberg arguyen que la pareja fue víctima de una conspiración gubernamental, que las pruebas habían sido producidas fraudulentamente, y que el juicio se llevó a cabo sin garantías,en medio de una histeria nacional por el fantasma de la bomba atómica. El gobierno afirma, por su parte, que si bien la mayoría de las pruebas resultaban circunstanciales, la evidencia era convincente, y la gravedad del delito daba mérito para la pena demuerte.

Las revelaciones de Nikita pertenecen a la parte oculta de sus memorias, apartadas hasta ahora de la vista del público porque la familia las consideraba demasiado peligrosas. Pero a pesar de que parecen absolutamente contundentes, no se espera que la controversia deje de existir. Los dos hijos de la pareja, Robert y Michael Metropol quienes asumieron el apellido de la familia que lo sa doptó afirman que la inocencia de su padres se podría comprobar con los miles de documentos secretos que han sido mantenidos fuera de circulación "con el pretexto de la seguridad nacional". Pero otros, como Ronald Radosh, coautor de "The Rosenberg files", una obra testimonial que concluye que los esposos eran efectivamente espias, dijo que "el testimonio de Kruschev es la reivindicacion de nuestra teoría".