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De las cenizas

SEMANA estuvo en la Gran Manzana para averiguar qué hace Nueva York para recuperar el turismo.

3 de septiembre de 2001

El escenario no podia ser mejor. El majestuoso Marriot Marquis en el corazón de Manhattan, en Nueva York, abría sus puertas para recibir a la prensa del mundo. Los anfitriones: el alcalde Rudolph Giuliani, el presidente ejecutivo de Continental Airlines, Gordon Bethune, y Cristine Lategano-Nicolas, directora de NYC Company, entidad encargada del turismo de la ciudad. El esfuerzo de la aerolínea al invitar a la Gran Manzana a los periodistas de los cinco continentes tenía un propósito claro: enviar un mensaje positivo en medio de la tormenta. Los atentados del 11 de septiembre no sólo devastaron dos símbolos del poderío financiero estadounidense y golpearon el ego de la ‘capital del mundo’. También dejaron al borde de la quiebra a las compañías aéreas estadounidenses, que han perdido miles de millones de dólares en los últimos dos meses, y produjeron una importante reducción en el número de turistas a Nueva York. Por eso el encuentro de la prensa internacional con Bethune y Giuliani tenía un telón de fondo muy fácil de descifrar. El alcalde apoyaba a la aerolínea oficial de los Yankees, la misma que había apoyado los últimos lanzamientos de Microsoft y Coca-Cola y que hoy atraviesa momentos difíciles.

“La nuestra sigue siendo una aviación segura y confiable. Yo mismo he viajado a ver el partido final entre los Yankees y Arizona y lo único lamentable ha sido la derrota de nuestro equipo. Por eso los invito a que viajen a Nueva York y a que compren muchas cosas en esta ciudad”, dijo el carismático Giuliani ante las risas del auditorio. Bethune también puso la nota optimista: “Esperamos recuperarnos plenamente para el año entrante y que la gente siga viniendo a Nueva York con toda tranquilidad. Hemos reforzado la seguridad, tanto en los aviones como en los aeropuertos, y con la apertura del nuevo Terminal C-3 se seguirá prestando un servicio óptimo y confiable”, dijo. Dadas las actuales circunstancias pocas compañías pueden mostrar un proyecto de la envergadura del Global Gateway de Continental en el aeropuerto de Newark, que recibe gran parte de los vuelos diarios desde y hacia Nueva York. Con un costo de 1.400 millones de dólares este moderno terminal cuenta con una nueva estación de trenes con servicio directo entre Newark y el centro de Manhattan gracias a la utilización del sistema de transporte público de Nueva Jersey y el tren Amtrak.

El esfuerzo de Continental es el mismo de una ciudad que trata de volver a la normalidad. La Alcaldía espera que la caída del 13 por ciento en los visitantes (el promedio de personas que la visitan es de 38 millones al año) que tendrá la Gran Manzana en 2001 no se mantenga a largo plazo, aunque el propio Giuliani fue enfático al reconocer que “todavía no sabemos el verdadero impacto que los atentados terroristas en la economía de la ciudad y del país. Por lo pronto estamos promoviendo una campaña que busca recuperar la confianza en la ciudad y en sus aeropuertos. Nueva York es una ciudad segura que atraviesa un momento difícil”. A pesar de que el comercio y el turismo se han visto afectados por los últimos sucesos la capital del mundo no desacelera su tren de vida. “Durante los días que siguieron al 11 de septiembre tuvimos un 87 por ciento de cancelaciones en las reservas pero al primero de octubre ya había una ocupación del 92 por ciento en el hotel. Poco a poco la gente está recuperando la confianza y viaja a Nueva York, especialmente personas de América Latina, que le han sacado mucho jugo a los descuentos en tiquetes y alojamientos”, dijo a SEMANA José Mauricio Montoya, gerente de ventas para América Latina y Europa del Hotel Plaza de Nueva York. Aunque lo ocurrido en Nueva York todavía no está plenamente superado la Alcaldía, los hoteleros, los comerciantes y los gigantes de la aviación saben que la función debe continuar.