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Desastre

Luego de Mitch, el país más pobre de Centroamérica se enfrenta a la destrucción y la muerte por cuenta del violento terremoto del 13 de enero.

19 de febrero de 2001

Como si el huracan Mitch de 1998 fuera poca cosa la naturaleza se volvió a ensañar con el país más pobre, más pequeño y más densamente poblado de Centroamérica, El Salvador. El sábado 13 un temblor de 7,6 grados de magnitud en la escala de Richter destruyó más de 45.000 casas, mató más de 4000 personas y dejó sin techo al menos a 25.000.

Los daños fueron cuantiosos pero también fue importante la ayuda internacional. De Japón a España, pasando por Estados Unidos, Cuba, Gran Bretaña, la Comunidad Europea y Colombia enviaron grupos especializados de auxilio o prometieron ayudas por millones de dólares. Algo que el presidente Francisco Flores va a necesitar para iniciar la reconstrucción de un país que, como El Salvador, ha tenido que lidiar también con los efectos de una larga guerra civil.

Entre tanto las denuncias de los afectados del barrio Las Colinas, de la ciudad de Santa Tecla, se convirtieron en una fuerte advertencia para los países que, como Colombia, son susceptibles de sufrir desastres naturales parecidos. Los residentes del barrio, en el cual una ladera se precipitó sobre varias decenas de casas, señalaron que la deforestación y la construcción de inmuebles en la cima de la montaña fueron en parte responsables del derrumbe. De hecho, ellos habían demandado de la Corte Suprema que se prohibiera la construcción de mansiones en la cumbre por su efecto desestabilizador. El sismo tumbó varias de las residencias de lujo y lanzó miles de toneladas de tierra sobre el barrio con consecuencias que aún no se evalúan del todo.