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Teléfono roto

Si a los norteamericanos les resultaba difícil interceptar a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ahora será una misión imposible.

1 de marzo de 2014

Si a los norteamericanos les resultaba difícil interceptar a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ahora será una misión imposible. Esta semana, la mandataria acordó con la Unión Europea tender un cable de fibra óptica desde Lisboa hasta Fortaleza, para reducir la dependencia en las conexiones con Estados Unidos, luego del escándalo de espionaje en septiembre del año pasado. Rousseff aseguró que el proyecto busca garantizar la neutralidad. “Tenemos que respetar la privacidad, los derechos humanos y la soberanía de las naciones”, afirmó. Brasil depende de cables submarinos norteamericanos para casi todas sus comunicaciones con Europa. Por eso, los líderes de la Unión Europea están a favor de la iniciativa, que pondría freno a los espionajes secretos de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA). Aunque tender el cable cuesta 185 millones de dólares, Rousseff parece dispuesta a pagar el precio que sea necesario con tal de evitar las miradas incómodas de la Casa Blanca.