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DOS SON COMPAÑIA

Bill Clinton nombra su vicepresidente y se alista para asumir la candidatura demócrata.

10 de agosto de 1992

UN UN AÑO ELECTORAL ATIPICO COMO EL que corre, la expectativa sobre el nombre de quien sería el compañero de formula del demócrata Bill Clinton había adquirido una dimensión sin precedentes. A mediados de la semana pasada, sin embargo, comenzaron a filtrarse varios nombres, entre los cuales estaban los senadores Al Gore Jr., de Tennessee; Bob Kerrey, de Nebraska, ex contendor de Clinton en las primarias; Bob Graham, de Florida; Harris Wofford, de Pensilvania John Rockefeller IV, de Virginia Occidental, y el representante Lee Hamilton, de Indiana.

Ello no impidió que el nombramiento de Gore fuera hasta cierto punto una gran sorpresa. La razón es que los demócratas han buscado tradicionalmente un balance geográfico, ideológico y hasta generacional en la formula presidencial. Para la muestra, en la campaña de 1988 el compañero de Michael Dukakis, un liberal nacido en Massachussets, se hizo acompañar de Lloyd Bentsen, de Texas, mucho mayor que el y reconocido por su postura conservadora.
Pero esta vez, Clinton decidió cambiar esa tendencia, lo que se explica en parte por la presencia de Ross Perot, el independiente que ha obligado a repensar las tendencias habituales.
Clinton escogió a Albert Gore Jr., un hombre que a diferencia del vicenpresidente actual Dan Quayle, tiene peso específico dentro del establecimiento político de Estados Unidos, intentó en 1988 ser candidato presidencial, proviene como Clinton de un Estado sureno y se le clasifica en la misma ala del partido.
El equipo que seguramente será confirmado esta semana por la convención Demócrata de Nueva York parece complementarse bien. Ambos son fundadores del Consejo de Dirigencia Democrática (CDD), una agrupación de demócratas "moderados" y conservadores que se creó en 1980 para hacerle contrapeso a la influencia de los liberales en la colectividad. Ambos pertenecen a la generación del "baby boom", la explosión demográfica que se dió entre 1946 y 1964, en medio de la prosperidad de la posguerra. Clinton tiene 46 años y Gore sólo 44, lo que no sólo le da a la fórmula demócrata un aire juvenil: recientes encuestas han demostrado que los"baby boomers" rechazan la postura social derechista del presidente George Bush.

Clinton proviene de una familia de clase media baja, y siempre ha propugnado por una coalición demócrata de la clase trabajadora con las minorias raciales. Gore, por el contrario, es hijo de un senador y su liderazgo en materia ambiental resulta de interés para las clases altas. Se dice que Gore, quien tiene una familia sólida y una historia personal sin "brechas", ayudará a que se olviden las acusaciones de infidelidad contra Clinton. Como si eso fuera poco, Gore estuvo como voluntario en la guerra de Vietnam, mientras Clinton se negó a enlistarse.

Gore además tiene buenas credenciales como luchador por la naturaleza, lo que compensaría los ataques que ha recibido Clinton por sus concesiones, como gobernador de Arkansas, a los productores de pollos y a la industria maderera. Como dice un dirigente ecologista, "Gore es la fuerza directríz en el Senado en la lucha contra el calentamiento global ".

Todo lo anterior se suma a la experiencia de Gore en política exterior poyó la asistencia a los "contras" de Nicaragua y fue uno de los pocos demócratas que votaron a favor de la guerra del Golfolo cual compensa la manifiesta ignorancia de Clinton en los asuntos allende sus fronteras.

Las esposas de los dos son por sí mismas un polo de atracción, lo cual tiene importancia pues los republicanos siguen levantando el estandarte de los "valores familiares", Hillary Clinton es una abogada que ha tenido un papel muy destacado en el Fondo de la Niñez, una agrupación de abogados que defiende los derechos de la infancia. Tipper Gore es una activista social que ha participado en varias campañas, de las cuales se recuerda una que dirigió en los años 80, para que la industria discográfica indicara, en la cubierta de sus productos, la utilización explicita de palabras obscenas o expresiones violentas en las producciones.

Al escoger otro político sureño, blanco y de religión bautista, Clinton parece atrincherarse en la idea de que negros y liberales no tendrán otra opción que votar por esta fórmula, que al mismo tiempo resulta atractiva para los conservadores. Se trata, en últimas, de buscar que los votos que Perot le logre quitar a Bush no vayan a su bando, sino a un partido demócrata convertido en bastión de seguridad y confiabilidad. Las divergencias en el seno demócrata están zanjadas, y se espera que la convención confirme sin problemas a la dupla ganadora. Pero nadie, ni el mismo, puede asegurar que esa audaz jugada le de resultado. -