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Entrevista con Samantha Vinograd, analista de seguridad nacional de CNN. | Foto: Diana Rey

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“Duque y Trump deberían enfrentar el narcotráfico desde su origen”: Samantha Vinograd

SEMANA habló con la analista de seguridad de CNN y exconsejera de los expresidentes George W. Bush y Barack Obama, acerca de la lucha contra el narcotráfico, la intervención militar en Venezuela y las peleas de Trump con casi todos los gobiernos del mundo.

15 de mayo de 2019

SEMANA habló en exclusiva con Samantha Vinograd,  analista de seguridad nacional de CNN y exconsejera personal del presidente Barack Obama en asuntos de política exterior.

Samantha participó de la cumbre Concordia de las Américas que se realizó esta semana en Bogotá. Ahí moderó uno de los páneles más esperados por el público, en el que el ministro de seguridad de Colombia, Guillermo Botero, y el general estadounidense David H. Petraeus, se encontraron para hablar acerca de las críticas que el presidente Donald Trump le ha hecho al gobierno colombiano por no disminuir los cultivos ilícitos del país.

Después de la conferencia, Vinograd le contó a SEMANA las conclusiones a las que ambos expositores llegaron. Pero, al mismo tiempo, reflexionó sobre la política exterior de Trump, de quien es una férrea crítica, y sobre los peligros que trae para América Latina que Trump insista en incendiar el vecindario a través de amenazas a todos los gobiernos.

Semana: En el pasado trabajó con Obama en su consejo de seguridad. Por su experiencia, ¿qué diferencia a Trump de Obama respecto a sus políticas de seguridad internacional?

S.V.: Cuando trabajé en la Casa Blanca, sin importar lo que estaba mal en el mundo, había estándares, lineamientos que todos debían seguir antes de actuar. Había un gabinete y las políticas eran impulsadas por personas con experiencia y se dirigían a pensar en lo que era mejor para los estadounidenses en términos de su seguridad. Lo que vemos hoy es que el presidente Trump toma decisiones basadas en sus prejuicios, en su agenda política y en su campaña de reelección.

Su propio equipo ha insistido en que Rusia está atacando a nuestro país y ¿qué hace Trump?, correr hacia Putin y preguntarle a él, en vez de creer en su equipo de inteligencia. Yo misma he dicho, junto con otros investigadores, que Kim Jong Un ha torturado a algunos ciudadanos norteamericanos y la respuesta del presidente, de nuevo, ha sido llamar a Kim Jong Un y creer en él. Lo que me hace pensar esto es que Trump no escucha a su equipo, ni siquiera tiene reuniones con ellos. Y eso pone en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos y afecta nuestra relación con el resto del mundo.

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Semana: Precisamente a muchos les preocupa este tipo de congresos, pues si bien este evento no tiene nada que ver con el gobierno Trump, sienten que el hecho de que Estados Unidos hable sobre seguridad en Colombia perpetúa lo que él ha insinuado de que Latinoamérica es el patio trasero de la Casa Blanca. Así que quiero saber un poco más sobre esta conferencia, ¿de qué se trata y qué rol juega Trump aquí?

S.V.: Pienso que la Cumbre de Concordia muestra cómo debería ser nuestra cooperación con América Latina, muestra que se debería basar en hechos y no en prejuicios. La conferencia de la Cumbre de Concordia que celebramos el miércoles 14 de mayo realmente significa décadas de cooperación entre Estados Unidos y América Latina. Y, hasta cierto punto, la cooperación sigue sucediendo a pesar de las negativas del presidente Trump. El departamento de Estado y otras agencias del país están tratando de trabajar en y con Latinoamérica.

El problema es que el mensaje de la cúpula de poder estadounidense es que América Latina es fuente de todas las cosas malas que llegan a Estados Unidos. Es cierto que Estados Unidos y Latinoamérica están unidos por fronteras, es cierto que compartimos enormes similitudes culturales y eso significa enormes oportunidades, pero también enormes desafíos de seguridad. Mi esperanza es que los mensajes de Concordia lleguen hasta el presidente y hasta los miembros de su equipo que están aquí, el secretario Perry y el secretario Acosta, y que ellos le digan todo lo bueno que está ocurriendo en América Latina. Una vez más, el problema es que la presidencia de Estados Unidos está impulsada por  las ambiciones de los políticos y no por políticas públicas coherentes.

Trump ha etiquetado a Maduro, Castro y Ortega como el triángulo de la tiranía, porque son socialistas y el socialismo es visto como una amenaza. Así que no creo que podamos ignorar ese hecho. Pero tampoco creo que una opción militar en Venezuela sea viable.

Semana: Ayer moderó la conferencia con el ministro Botero y hablaron sobre los cultivos ilícitos. En las últimas semanas el presidente Trump ha criticado a Colombia por el manejo que le ha dado al tema. A los analistas les preocupa que estemos volviendo a la agenda narcotizada que teníamos en la época de Pablo Escobar, y que de nuevo Estados Unidos culpe a Colombia del problema global de drogas y no se pregunte, por ejemplo, por el problema que tiene internamente con los consumidores. ¿Cree que hemos vuelto a tratar el tema del narcotráfico como un tema local y no como un problema mundial?

S.V.: Tanto el presidente colombiano como el estadounidense deberían querer que Colombia enfrente el problema de los narcóticos desde su origen, porque impacta de manera negativa a los propios colombianos. Como dijo el ministro Botero ayer, las autoridades locales están tratando de arreglar el problema de los narcóticos internamente.

El tema, por supuesto, desde la perspectiva estadounidense, es cómo afecta eso a los estadounidenses. Tenemos una tasa creciente de muertes por opio en Estados Unidos, es una emergencia nacional y aunque deberíamos esperar que las autoridades colombianas traten este tema dentro de su propia frontera, también debería preocuparnos el aumento en el consumo dentro de nuestra propia casa. El problema con el enfoque del presidente es que no ve que muchos narcóticos fluyen legalmente.

Entonces, él está tranquilo enfocándose en construir un muro fronterizo para lidiar con los inmigrantes ilegales que llevan drogas a Estados Unidos, en vez de solucionar las miles de muertes relacionadas con los opioides distribuidos por las grandes farmacéuticas. No creo que ese muro detenga materialmente el comercio de narcóticos, sobre todo cuando Colombia, por ejemplo, es productora de drogas que no son las que matan masivamente a los estadounidenses. Así que es hora de que todos empecemos a atacar el problema de raíz y con esfuerzos internacionales, no locales.  

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Semana: Venezuela es un tema importante para Colombia y las amenazas de Trump acerca de una intervención militar en el país angustian a los colombianos de la frontera que quedarían en medio del fuego. ¿Cree que las amenazas de guerra son reales... y si no lo son, considera que Estados Unidos es irresponsable al  prometerles a los venezolanos que los ayudará a cambiar de gobierno sin realmente hacerlo?

S.V.: Trump tiene razón cuando dice que la crisis de Venezuela es un peligro para Estados Unidos y para Colombia. Colombia tiene millones de refugiados venezolanos en este momento, y el presidente está en lo cierto acerca de que Venezuela tiene una crisis humanitaria tremenda. Ahora, la pregunta es por qué Trump se enfoca en estos aspectos y en el líder ilegítimo, si al mismo tiempo es amigo de otros dictadores que no parecen molestarle.

Creo que la razón es política. El presidente y su consejero de seguridad, John Bolton, han etiquetado a Maduro, Castro y Ortega como el triángulo de la tiranía, porque son socialistas y el socialismo es visto como una amenaza. Así que no creo que podamos ignorar ese hecho. Pero tampoco creo que una opción militar sea viable. Ni siquiera sé cómo serían las bases legales para una intervención militar en Venezuela. Una intervención militar en Venezuela sería increíblemente costosa, principalmente desde el punto de vista humanitario.

Las fuerzas de seguridad siguen siendo leales a Maduro. Entonces, Estados Unidos no tiene ningún tipo de apoyo masivo para hacer real el ataque militar. El secretario de Estado, Pompeo, está hablando con los rusos para que dejen de apoyar a Maduro. Pero la gran pregunta de los rusos es quién reemplazará a Maduro. Ellos no quieren una figura proamericana, eso es claro. Y Trump actúa lleno de arrebatos y vanidades, creyendo que todos deben hacer lo que él diga, cuándo él diga y bajo sus imposiciones.

Samantha Vinograd, asesora de seguridad nacional de CNN, habla acerca de la tensa política exterior del gobierno Trump y de la incidencia que eso tiene sobre Colombia. Foto: Diana Rey.

Semana: Lo preocupante es que Trump no parece querer una salida diplomática en ningún tema. Está peleando con la Unión Europea por los asuntos comerciales, está peleando con Corea del Norte, está peleando con Rusia, está peleando con China, está peleando con Irán, con todo el vecindario...

S.V.: Con el presidente Obama tuvimos diferencias con los europeos, pero hubo siempre la sensación de que podíamos hablar. En este momento, el problema es que Trump ha enfadado a tantos aliados que se está quedando sin amigos. El acuerdo con Irán, el acuerdo climático de París, los TLC, etcétera, son solo algunos ejemplos de todos los tratados de los que se ha salido o a los que les ha fallado. Él trata a nuestros aliados como si fueran sus esclavos, y si no hacen lo que él dice los ofende.

Creo que el mensaje que envía es que él no es digno de confianza. Y en la diplomacia internacional no se gana nada con el aislamiento. Todos los problemas con Irán y Corea del Norte están directamente relacionados con que Trump no cumple sus acuerdos. Si no tienes credibilidad, si nadie puede confiar en tu palabra para mantener un trato, ¿por qué un hombre como Kim Jong Un debería confiar en ti? ¿Cuál es el incentivo para que los coreanos vuelvan a la mesa de negociaciones y crean que esta vez el presidente Trump cumplirá con su parte del acuerdo?

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Semana: ¿Cree que eso es peligroso para el mundo?

S.V.: ¿Que nadie puede confiar en Estados Unidos?, sí. Es profundamente peligroso. La palabra de Estados Unidos solía ser el estándar de oro. Cuando Estados Unidos firmaba algo era importante, significaba algo. Ahora ya no veo eso, todo lo contrario. No tenemos diplomacia. Muchas de las decisiones que está tomando se basan en sus creencias y no en sus investigaciones o asesores. Es por eso que muchos líderes lo llaman personalmente, porque saben que ninguno de sus asesores está cerca nunca y logran que Trump haga lo que ellos quieran, en lugar de que él responda "Espere un momento, hablaré con mi equipo y vuelvo a usted ". Eso nunca había pasado con un presidente de Estados Unidos. No tiene precedentes y es un peligro.

Semana: Y, finalmente, quiero saber sobre el Informe Mueller. Fue extraño escuchar a Trump decir “gané, esta es la evidencia de que mi gobierno está limpio y de que no tiene deudas con la nación”, después de que todos creíamos que el informe afectaría la gobernabilidad del presidente. ¿Qué pasó?

S.V.: El informe ha sido malinterpretado por muchas personas, fue manipulado por mucha gente incluso antes de que saliera. El volumen uno se enfoca en si los miembros de la campaña conspiraron con el gobierno ruso y el volumen dos en la justicia. La primera parte fue un poco más clara: la justicia no encontró pruebas suficientes para decir que Trump o los miembros de su equipo conspiraron, pero no por eso lo exoneraron, solo no tenían suficiente evidencia para continuar con el caso.

El segundo volumen es un poco más difícil de interpretar. Pero es claro que el fiscal general de Estados Unidos no comprendió lo que dijo Mueller en el informe. Así que hay mucha confusión. El problema ahora es que el Departamento de Justicia no va a implementar cargos contra Trump. Entonces, lo único que nos queda es que la Cámara de Representantes de Estados Unidos, controlada por los demócratas, investigue al presidente por otros delitos. Pero, sin duda, el informe no fue el boom político que se suponía debía ser. No creo que un simple informe, que muchos de los votantes republicanos ni siquiera entienden, cambie las posibilidades de triunfo de Trump en las próximas elecciones. Nada del escándalo ruso ha afectado realmente la estabilidad del presidente. Sus votantes siguen siendo tan fieles como antes y los errores del presidente les son indiferentes.