Home

Mundo

Artículo

DURO DE CALLAR

Como todos los años desde 1973, Pinochet despliega en agosto su poder, esta vez con amenazas contra la clase política.

18 de septiembre de 1995

AGOSTO ES PARA LOS CHIlenos un mes terrible. Se dice que los mayores de 50 años que logran pasar agosto pueden sumar otro año a su calendario. Otras de las torturas que deben resistir los chilenos en este fatídico mes, son las ruidosas y nocturnas reuniones amorosas de los felinos domésticos. Pero lo que más afecta la tranquilidad ciudadana es el despliegue del poder que cada año hace el ex dictador Augusto Pinochet, desde que fuera nombrado comandante en jefe del Ejército chileno por Salvador Allende en agosto de 1973.
Este año sus primeras palabras agosteñas fueron emitidas tras un opíparo almuerzo con 'Amigos del Ejército', una agrupación cívico militar de extrema derecha. En su discurso de agradecimiento, con la euforia del momento, se atrevió a decir contra los políticos que "yo podría señalar muchas cosas. Tengo en mi carpeta archivos y archivos de cosas que si yo las entrego a la justicia, también les creará problemas; pero eso va contra mis principios de vida, porque primero está mi patria y después estamos nosotros".
Los dichos fueron claros y directos, Pinochet nuevamente amenazaba a los sectores políticos que no aceptan poner punto final a las investigaciones sobre violaciones a los derechos humanos, y para eso decía conocer supuestos ilícitos cometidos por personalidades públicas, en un momento en que la sensibilidad pública sobre corrupción en el poder es alta.
Lo primero que impresiona en las frases del ex dictador son sus implicaciones jurídicas. Héctor Contreras, abogado de la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación y asesor de Naciones Unidas, explicó a SEMANA que, desde el punto de vista legal, es posible atribuir a Pinochet dos delitos a raíz de sus declaraciones. Si Pinochet tiene archivos sobre personajes políticos, gremiales, de la Iglesia o del Poder Judicial, la sola posesión de esa información lo pone al margen de la ley, porque en Chile solo pueden investigar y tener ese tipo de información dos instituciones, la Policía de Investigaciones, y Carabineros de Chile. Pero además, si esa información incluye delitos cometidos, el no entregarla a quienes corresponda lo convierte en cómplice por encubrimiento.
Sin embargo, la clase política reaccionó con extremada cautela frente a las palabras de Pinochet. Solo algunos sectores recordaron débilmente los aspectos legales involucrados, mientras que otros seguirán el camino aún más improbable de demandar a Pinochet el hacer pública la referida información.
Esta débil reacción a las amenazantes palabras del anciano general parece mostrar que la clase política considera estos exabruptos como parte del habitual espectáculo de agosto, el mes denominado así por el emperador romano Augusto y que el ex dictador considera su mes cabalístico.
Si Gabriel García Márquez quisiera escribir un libro con la historia delirante del general Pinochet, se quedaría corto en imaginación. Los matices de la personalidad del dictador son insuperables aun por el más imaginativo de los literatos. Uno de los rasgos más notorios, y que con mayor nitidez se manifiesta por estas fechas, es su mesianismo, el considerarse depositario de una tarea que le ha sido entregada por Dios y cuyos hitos deben celebrarse en grande.
Desde el 11 de septiembre de 1973 ha dicho que él no eligió ser dictador, sino que la tarea de salvar a Chile le fue encomendada por Dios. Y año tras año ha ido unificando en torno de agosto y de Augusto, diversas celebraciones, corriendo un poco el calendario si es preciso. El 23 de agosto de 1973 fue designado comandante en jefe del Ejército; en agosto se conmemora el natalicio de Hernando O'Higgins, uno de los próceres de la independencia; fue en este mes que se autodesignó capitán general supremo de Chile; para acercar el aniversario patrio a agosto, estableció el 'mes del Ejército' que le permite llenar de actos militares, que comienzan en agosto, los 30 días previos a las fiestas patrias.
De esta manera cada agosto Pinochet renace al igual que el ave Fénix. Para este rito reúne en torno suyo a organizaciones que solo aparecen por este mes, tales como los 'Amigos del Ejército', que a costas de reunirse todos los años ya tienen su propio uniforme, o se hace invitar por el Club de Leones, por los Rotarios y por las universidades del Ejército. En estas ocasiones reciben condecoraciones él y su esposa y hace gala de su capacidad de atemorizar a todo el país con discursos en que enarbola el nacionalismo chauvinista -como cuando acusó a los soldados alemanes de homosexuales, drogadictos y sindicalistas- o con exabruptos, como este último de los archivos secretos.
Agosto seguirá siendo el mes en que los chilenos duermen menos, pasan frío y se angustian cuando Augusto Pinochet hace alarde de su poder con declaraciones disonantes. Todo esto forma parte de la particular democracia chilena que ha permitido mantener al ex dictador en el mando del Ejército, manteniendo así una alta cuota de poder, el poder de las armas.