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La eventual llegada de Joe Biden y Al Gore a las primarias demócratas es mala noticia para Hillary Clinton, que hasta ahora ha reinado en las encuestas. | Foto: A.F.P. / A.P.

ESTADOS UNIDOS

Al Gore y Joe Biden le competirían a Hillary Clinton

Mientras los precandidatos republicanos no saben qué hacer ante la presencia de Donald Trump, la carrera de los demócratas toma dramatismo con la posible llegada de dos personajes.

29 de agosto de 2015

A medida que se acercan las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, los votantes del Partido Demócrata analizan con atención un nombre: el del vicepresidente Joe Biden. La lenta caída de Hillary Clinton en las encuestas mientras que el número dos de Barack Obama sube explica el fenómeno. Y como si eso fuera poco para poner en duda el favoritismo de la exsecretaria de Estado, ahora ha surgido otro nombre no menos desconocido: el de Al Gore.

 Las posibilidades de Biden quedaron muy claras en una encuesta publicada este jueves por la Universidad de Quinnipiac. Según el sondeo, mientras Hillary tiene el 45 por ciento del respaldo de los votantes, seguida por el senador Bernie Sanders con un 22 por ciento, Biden, que no se ha lanzado, va de tercero con un 18 por ciento.

 Semejante ventaja no es positiva, sin embargo, para la ex primera dama por dos razones. La primera es que hace solo un mes contaba con diez puntos más de apoyo. Y la segunda tiene que ver con que, enfrentados en unas elecciones ella o Biden con el precandidato republicano Donald Trump, el vicepresidente saldría mejor librado. De acuerdo con la Universidad de Quinnipiac, Hillary superaría con un 45 por ciento de los votos al 41 de Trump, pero Biden lo derrotaría por un 48 por ciento contra un 40 por ciento. Y a eso se suma el mal manejo que la candidata le dio a sus cuentas de correo electrónico personal cuando era secretaria de Estado, que usó para enviar información confidencial y que hoy la tiene cerca de un proceso penal.

 La pregunta es si Biden se lanzará. No parece fácil. Es un hombre cercano a Hillary y a su marido, el expresidente Bill Clinton. Tiene además una edad avanzada (va a cumplir 73 años) y es famoso por algunas declaraciones equivocadas. Pero despierta enormes simpatías por su franqueza, por su sentido del humor, por los 36 años que pasó en el Senado y porque logró sobreponerse a la muerte en un accidente de tránsito en 1972 de su primera esposa y de su hija Naomi, que tenía un año. Esas simpatías se acentuaron el pasado 30 de mayo cuando su hijo mayor, Beau, sucumbió a un cáncer feroz no sin antes pedirle que se lanzara por tercera vez a la Presidencia.

 Tampoco es claro qué hará el exvicepresidente Al Gore, que según BuzzFeed contempla la alternativa de lanzarse una vez más para sacarse el clavo de la derrota que le infligió George W. Bush en una elección de infarto en 2000. Gore, con 69 años, activista contra el cambio climático y galardonado por ello con el Premio Nobel, no tendría inconveniente en enfrentarse a Hillary: la relación del exvicepresidente con Bill Clinton, quien fuera su jefe en la Casa Blanca, ha tenido altibajos.

 Lo singular del asunto es que mientras los demócratas cuentan con auténticos pesos pesados de la política, los republicanos tienen una baraja de 17 aspirantes entre los cuales hay varios irrelevantes. Allí continúa de primero el extravagante multimillonario Donald Trump, que, de acuerdo con la Universidad de Quinnipiac logra el 28 por ciento del apoyo (ocho puntos más que hace un mes), con lo que aventaja a Ben Carson (12 por ciento) y también a Jeb Bush, Ted Cruz y Marco Rubio, cada uno con el 7 por ciento. Otros candidatos son el exgobernador de Arkansas y presentador de televisión Mike Huckabee; el gobernador de Texas, famoso porque ha olvidado datos clave en debates televisados, Rick Perry; y el senador por el estado de Kentucky, el senador del Tea Party radical Rand Paul.

¿Cómo se explica el problema republicano? “El surgimiento de Trump demuestra que el partido perdió su centro de gravedad. Ya no tiene una coherencia argumental, lo que en inglés se llama un ‘mainstream’. No coinciden los candidatos en sus ideas centrales como las de libre comercio o de política migratoria”, le dice a SEMANA Héctor Schamis, profesor de Gobierno de la Universidad de Georgetown. Y eso, tratándose del partido de grandes líderes como Abraham Lincoln –que ganó la Guerra Civil en 1865 y que derrotó la esclavitud– puede ser, siglo y medio más tarde, un verdadero desastre.