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El año de las víctimas?

En 2011 se aprobó una ley integral que busca restituir a las víctimas sus derechos perdidos, pero estas, lamentablemente, siguieron padeciendo los estragos del conflicto armado.

17 de diciembre de 2011

LAS COSAS HAY QUE LLA-

marlas por su nombre: Colombia todavía enfrenta una de las más serias crisis humanitarias del mundo. Pese a la evidente mejora en seguridad, más de 100.000 nuevas víctimas se añadieron este año a los cerca de cuatro millones que ya cuenta el país. Desplazamientos, masacres, asesinatos de reclamantes de tierras y de defensores de derechos humanos, violencia sexual contra las mujeres, son algunas manifestaciones.

Este año empezó como termina, con sendos crímenes tan notorios como simbólicos. El 10 de enero murieron asesinados, cerca de una playa clave para el turismo y la exportación de cocaína, en San Bernardo del Viento, Córdoba, dos estudiantes de la Universidad de los Andes, a manos de uno de los grupos que sucedieron a los paramilitares. Y, a finales de noviembre, fueron asesinados con tiros de gracia por las Farc, en medio de una operación del Ejército, tres policías y un soldado que mantenían cautivos. Ambos crímenes despertaron una oleada de indignación nacional. Y dejaron claro, de principio a fin del año, que pese al énfasis que se pone en lo mucho que ha mejorado la situación, Colombia aún dista de la 'normalidad'.

Entre enero y octubre de 2011 hubo en Colombia más de 90.000 desplazados; 32 masacres; 79 homicidios de indígenas; 20 asesinatos de sindicalistas, 32 de líderes de organizaciones sociales y comunitarias, 36 de defensores de derechos humanos, entre los que hay nueve de reclamantes de tierras; 1.550 eventos por explosión de minas antipersonales; 114 voladuras de torres de energía, de instalaciones petroleras y de vías; 249 secuestros y 388 'actos terroristas', entre otras manifestaciones de aguda violencia. Estos son datos del Observatorio de Derechos Humanos de la Vicepresidencia de la República; las organizaciones de derechos humanos dan cuenta, en algunos rubros, de cifras más elevadas.

Al menos en ocho importantes regiones, miles de colombianos viven en medio del terror y la devastación. El Catatumbo, el vasto cuadrante que forman en torno al nudo de Paramillo el sur de Córdoba, el bajo Cauca, la población antioqueña de Ituango y Urabá; la costa del Valle y de Cauca; la zona indígena montañosa de este último departamento; Nariño; el área donde confluyen Meta y Guaviare; la región limítrofe entre Meta y Caquetá y parte del Putumayo son, literalmente, teatros de guerra. Pueblos del Cauca bombardeados por la guerrilla con cilindros; veredas de Tierralta y Puerto Libertador, en Córdoba, donde los sucesores de los paramilitares dictan a su antojo su voluntad y violan a las mujeres; indígenas que huyen de sus resguardos ancestrales en Barbacoas y Ricaurte, en Nariño; poblados completos desplazados por combates; niños que caen en las minas que siembran las Farc… El impacto de la cocaína y de los grupos armados sobre la población civil sigue siendo uno de los grandes problemas de Colombia.

Si 2011 fue el año de las víctimas por la aprobación en el Congreso de una ley histórica que promueve la restitución de sus derechos, lo fue también por la cascada de violencia que se descargó sobre miles de civiles.