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El arma más cara de la historia

Por sus costos y sus problemas técnicos, la construcción del avión F-35 roza con lo absurdo. ¿Delirio de grandeza o visión a futuro? Nunca un programa militar había sido tan polémico.

29 de marzo de 2013

Siempre hay que tener cuidado con los superlativos. A finales de los años noventa el Pentágono anunció la construcción del avión de guerra más moderno, más letal, y más fuerte de la historia. El F-35, el terror de los aires, el avión total, espía, bombardero, combatiente, iba a humillar a toda la competencia y condenar los actuales cazabombarderos al estado de chatarra.

La Casa Blanca no lo pensó dos veces, firmó un cheque en blanco por su nuevo juguete y le dio en 2001 el contrato a Lockheed Martin. Al negocio se metieron el Reino Unido, Italia, Israel, Países Bajos, Turquía, Canadá, Australia, Noruega y Dinamarca, con el proyecto de construir 2.443 aparatos para Estados Unidos y 3.100 para el resto del mundo. 

Una década después el F-35 es un desastre. El programa tiene un sobrecosto del 93 por ciento, les ha valido 397.000 millones de dólares a los contribuyentes, está seis años retrasado y no pasa una semana sin que nuevos problemas técnicos aparezcan. De los 365 aviones que deberían estar listos, apenas se han construido 65, que no pasan de las etapas de prueba.

Hace unas semanas la flotilla fue puesta en tierra por fisuras en la turbina. Unos días antes recomendaron a los pilotos no acercarse a tormentas, por miedo a que un rayo incendie los aparatos. Y ahora, con recortes de 46.000 millones de dólares en el Pentágono, muchos se preguntan si no es el momento de acabar con ese pozo sin fondo. Pues para su número creciente de críticos, los únicos superlativos dignos del F-35 son el avión más caro, más inútil y más tonto de la historia.

LOS AVANCES

Cabina


El panel de control es una tableta táctil y digital de 50 por 20 centímetros en la que el piloto selecciona los instrumentos de vuelo que necesita. El sistema tiene tecnología de reconocimiento de voz. La idea es que los mandos sean lo más simples posible para que el tripulante pilotee menos y se dedique a su misión.

Radar NAPG-81


Le permite al avión detectar y seguir múltiples objetivos en movimiento, identificar amigos y enemigos, compartir la información con su base y sus compañeros de grupo aéreo e incluso ser una arma electrónica. Entrega una imagen más coherente de su entorno.

Armamento


Aunque reduce su invisibilidad, el F-35 puede llevar bajo las alas hasta 6.800 kilos de cohetes, bombas, misiles y tanques de gasolina. Tiene dos bodegas internas con dos bombas de una tonelada, misiles y cohetes. Cuenta con un cañón de cuatro tubos rotativos de 25 milímetros. 

Casco


Permite al piloto tener una visión de 360 grados de día o de noche, como si viera a través del avión con rayos X. Además de dar información de vuelo, le permite apuntar las armas del F-35 hacia donde está mirando sin cambiar la dirección del avión. 

Tecnología furtiva
El F-35 no tiene ángulos rectos, su fuselaje es de titanio, aluminio y fibra de carbono, su turbina emite poco calor y una pintura especial le permite no ser detectado por los radares.

Sistema informático
Simplifica las operaciones de vuelo y alarga la vida del aparato, pues en vez de reemplazar sus piezas el sistema se actualiza. Combina todos los sistemas de detección para tener una visión total. También actúa como avión espía, al transmitir en tiempo real información a su base. Es parte de una red que comparte datos con sus aliados.

Turbina Pratt & Whitney


Puede impulsar el avión hasta a Mach 1,6 (1.930 kilómetros por hora o 1,6 veces la velocidad del sonido). En su versión para los Marines el reactor rota hacia abajo y con un sistema de aire comprimido permite que despegue y aterrice verticalmente.

LOS PROBLEMAS

Por los aires
En menos de una década, el costo del programa aumentó un 93 por ciento hasta llegar a los 396.000 millones de dólares. Hoy cada F-35 va a costar 208 millones de dólares en vez de los 89 prometidos. 

Diseño incompleto


Construyeron los aviones antes de que los planos finales estuvieran listos. Eso entorpeció y encareció el proyecto. La informática y los cascos ultratecnológicos están retrasados, ha habido problemas con el gancho de parada para que se pose sobre los portaaviones, se recomendó no volarlo en las tormentas pues un rayo podría incendiarlo, y se detectaron grietas en las aspas del reactor.

Avión para todos y para nadie


Producir un avión que bombardee, espíe y combata, con modelos para la Armada, la Fuerza Aérea y los Marines complicó la planeación y disparó los costos. Se diseñaron tres versiones distintas. El F-35 A convencional. El F-35 B, para que los Marines puedan despegar y aterrizar de manera vertical desde cualquier playa. Y el F-35 C, con grandes alas replegables para posarse sobre portaaviones.

¿Ese es el futuro?


La aviación militar se dirige cada vez más hacia los drones, más baratos, con más autonomía y que no ponen en riesgo la vida del piloto. Los aviones furtivos obligan a sacrificar autonomía de vuelo y armamento. El F-22, el otro caza invisible de Estados Unidos, no operó ni en Libia, ni en Irak, ni en Afganistán.

Ficha técnica
Peso: 22,7 toneladas
Velocidad máxima:1.930 km/h
Autonomía de vuelo: 1.111 kilómetros
Costo por unidad: 200 millones de dólares
Costo de vuelo por hora: 35.220 dólares