PERÚ
El enfrentamiento entre Castillo y Fujimori por la presidencia de Perú dejaría al país en medio de la polarización
Expertos señalan que será una polarización tanto ideológica como geográfica.
El izquierdista Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori se enfrentarán el 6 de junio en la segunda vuelta presidencial que amenaza con polarizar a Perú, aquejado por recurrentes crisis políticas en el último quinquenio.
El maestro de escuela rural y la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori encabezan, con 19,09 % y 13,35 % respectivamente, tras escrutarse el 96 % de los votos de la elección del domingo, que contó con un récord de 18 candidatos y ningún favorito.
El país, en recesión a causa de la pandemia y casi ingobernable desde 2016, que contó con tres presidentes en cinco días en noviembre, ahora se encamina a un balotaje entre dos postulantes situados en las antípodas y que en conjunto obtuvieron apenas el 32 % de los votos en la primera vuelta.
Keiko, de 45 años, defiende el libre mercado mientras Castillo, de 51, aboga por un activo papel económico del Estado, incluso con nacionalizaciones.
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El profesor promete convocar a una Asamblea Constituyente, pero ella defiende la carta magna vigente, promulgada por su padre en 1993 y que privilegia el liberalismo económico.
“Esta es una competencia entre los ricos y los pobres [...], también una lucha entre el patrón y el peón, y entre el amo y el esclavo”, declaró Castillo en su natal Cajamarca (norte).
Sin embargo, ambos candidatos coinciden en algunos temas: son antiaborto, defienden la familia tradicional, no dan importancia a los derechos de la comunidad LGTBI y rechazan el enfoque de género en las escuelas.
“El Libro de Génesis dice que el hombre y la mujer son una sola carne. Defendemos a la familia que es la célula fundamental de la sociedad”, dijo Castillo en enero.
“Dengue o covid-19”
El analista político Augusto Álvarez Rodrich considera que “los dos candidatos despiertan grandes prejuicios en la población, que se expresa en el antifujimorismo y anticomunismo”.
“Los dos tienen reparos de la población, pero la democracia establece que se debe optar por uno de ellos, lo que pone a los peruanos en una encrucijada. Optar por uno parece ser una elección entre el dengue y el covid-19”, dijo a la AFP el analista.
Álvarez Rodrich destacó que los dos dicen que indultarán a condenados por la justicia: “Keiko a su padre y Castillo a Antauro Humala. Esos son antecedentes muy negativos. ¿Votarían en Chile por el nieto de Augusto Pinochet?”.
El padre de Keiko cumple condena de 25 años por crímenes contra la humanidad y corrupción. Antauro Humala es un militar nacionalista condenado a 25 años por dirigir una rebelión armada en 2005 y es hermano y rival político del expresidente Ollanta Humala.
Aparte del polémico legado de su padre, a Keiko se le reprocha haber alimentado la inestabilidad con la férrea oposición de su bancada a los presidentes Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra. El primero se vio forzado a renunciar en 2018 y el segundo fue destituido en 2020.
Asimismo, Keiko enfrenta un pedido de la Fiscalía de 30 años de prisión en un próximo juicio por presunto lavado de dinero y otros cargos en el escándalo de la constructora brasileña Odebrecht.
Polarización geográfica
Para el politólogo Carlos Meléndez no solo habrá polarización ideológica, sino también geográfica, entre Lima y la opulenta costa norte versus “el resto del país andino y rural”.
“Esa polarización que se expresa territorialmente también va a ser una polarización en la opinión pública”, dijo a la AFP Adriana Urrutia, jefa de la Asociación Civil Transparencia.
“Hay que señalar que el Perú es un país profundamente desigual y que las desigualdades se han exacerbado a raíz de la pandemia”, agregó.
Adversarios políticos han tratado de ligar a Castillo con la Venezuela de Nicolás Maduro. En Perú, viven más de un millón de venezolanos que escaparon de la crisis en ese país.
Castillo también ha sido acusado de estar vinculado al brazo político de Sendero Luminoso, a pesar de que integró en Cajamarca las “rondas campesinas” armadas que resistían las incursiones de la derrotada guerrilla maoísta.
AFP