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EL ESPECTRO DEL HAMBRE

Un nuevo drama se suma a las tribulaciones de Gorbachov: la inexistencia de alimentos.

7 de enero de 1991

Nadie hubiera imaginado que los depósitos de emergencia de Berlín terminarían por alimentar a los soviéticos. Creados para enfrentar una eventual repetición del bloqueo de 1948, la semana pasada comenzaron a viajar hacia el este, para aliviar las necesidades de los antiguos enemigos.
La razón es que Mijail Gorbachov ha tenido que recurrir a la ayuda extranjera, para enfrentar la amenaza del hambre.
La ayuda comenzó a llegar de varios países europeos, y en especial de Alemania, cuyos habitantes parecen dispuestos a retribuir a Gorby su intervención decisiva a favor de la reunificación del país.
Lo mas paradójico es que la cosecha ha sido una de las mejores de los últimos tiempos. Por eso, a la hora de explicar la casi total ausencia de alimentos en los centros urbanos, se intentan numerosas explicaciones. Hay quienes dicen que no hay suficientes camiones para transportar los productos, otros afirman que se trata de un complot de los viejos comunistas para socavar la perestroika, y otros más culpan al furor por acaparar que se ha apoderado de la población, que compra virtualmente todo lo que ve, por temor a que sea la última oportunidad.
La mayoría señala el derrumbe del sistema comunista de distribución, que no ha dado paso a ninguna forma alternativa.
El diario Moskovsky Komsomoletz publicó una investigación que reveló que, por ejemplo, el expendio 49 de Moscu tenía 17 mil latas de carne de cerdo desde 1988, la mayoría no apto ya para su consumo, pero sólo tenía para la venta cebollas y ajos. Otro tenía cuatro mil kilos de pollo, pero solo vendía mostaza. Cuando se les preguntó a los administradores la razón, sus respuestas resultaron muy dicientes: "Teniamos instrucciones..."
o no sabíamos cuento cobrar.
Esa candidez, motivada por años de ordenamiento central, se nota también en el manejo de la economía. Cualquier ministro occidental sabe que los aumentos de precios no se pueden anunciar con meses de anticipación, porque los productores pueden guardar su producción en espera de la mejora de su valor. Pero precisamente una serie de decretos del Kremlin anunció a mediados del año que se aumentarían los precios a granel de muchos productos agrícolas.
Los economistas afirman que el gobierno está imprimiendo millones de rublos para cubrir el déficit presupuestario, mientras la cantidad de Foductos permanece estable. Ese exceso de dinero produciría inflación en una economía de mercado, pero como en la URSS los precios son fijos, el resultado es la escasez.
Pero detras de todo ello, se encuentra el estado de virtual disolución que enfrenta el país, que ha llevado a que el intercambio comercial entre las diferentes repúblicas haya llegado a sus niveles más bajos. No son pocas las que, como Armenia,y Lituania, no comercian con Moscú.
Se trata de una situación que debería ser solucionada si esas entidades territoriales aceptaran el nuevo proyecto de Tratado de Unión propuesto por Mijail Gorbachov la semana pasada Ese texto asegura a cada república toda la plenitud del poder estatal en su territorió y estableció que la Unión estara formada como resultado de la unión voluntaria de la república y constituir un "Estado federal soberano".
Las repúblicas determinarían su organización estatal, pero delegarían en el poder central la aprobacion de la constitución, la defensa de la integridad territorial y la direccion de las fuerzas armadas". Y establece la preeminencia de las leyes locales en todos los asuntos excepto en aquellos que son de competencia de la Union".
El nuevo tratado, sin embargo, no pareció convencer a muchos, sobre todo en el Báltico. Gorbachov acompañó su presentación con la advertencia de que cualquier intento por desmembrar la Unión podría llevar a un conflicto civil de gravísimas consecuencias, no solo para el país sino para el mundo y dijo que la paciencia del presidente tiene sus limites . El nuevo tono del presidente pareció convencer a muchos de que lo que sigue en la URSS podría ser un gran derramamiento de sangre. No en vano, Gorby autorizó a los comandantes militares de las provincias a usar la fuerza para defenderse, y cambió la cúpula del KGB. Ello, y la creación de comités populares de vigilancia contra la especulación, podrían ser la evidencia de que sobre la URSS se ciernen vientos de guerra.