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EL FANTASMA DEL KREMLIN

13 de enero de 1997

Despues de una frenética campaña electoral en la que consumió las energías que le quedaban pero le condujo a la reelección, el presidente ruso Boris Yelstin virtualmente desapareció de la escena política, afectado por una grave dolencia cardíaca. De esa forma Rusia, en medio de la crisis del ingreso al capitalismo y desangrada por el conflicto de Chechenia, volvió a su vieja tradición soviética de tener un líder de misteriosa ausencia. Ello dio lugar al surgimiento de una fuerte pugna por el poder en la Corte del Kremlin entre el primer ministro Viktor Chernomyrdin, el jefe de gabinete Anatoli Chubais y el destituido jefe de seguridad nacional Alexander Lebed, con la hija del presidente, Tatiana Diachenko, en el fondo de todo. Aunque al final del año Yeltsin parece recuperarse de una operación de by pass coronario, lo cierto es que el hombre que condujo a Rusia con mano de hierro a despedirse del comunismo, no podrá deshacerse fácilmente de la imagen de ser alguien cuyo tiempo ya pasó. En la oposición, tanto el comunista Gennadi Zyuganov como el liberal Grigori Yavlinski insisten en que se realicen elecciones. Pero la inestabilidad que ello traería parece negar esa posibilidad en el alma colectiva de los rusos.