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EL FIN DE UN VETO

Por primera vez después de la Segunda Guerra Mundial el Japón podrá enviar tropas al extranjero, en misión de paz.

20 de julio de 1992


EN UNA DECISION DURAmente criticada por los partidos de oposición y considerada amenazante por sus vecinos del Asia, el Parlamento japonés aprobó la semana pasada una Ley que permite el envío al exterior de personal militar.
Este, sin embargo, sólo podrá representar un papel limitado en las operaciones internacionales de paz.

La Ley, que puso fin a dos años de intensa controversia, creó una unidad militar de dos mil miembros que, al menos en un primer momento, sólo podrá realizar tareas de apoyo a las tropas que desplacen las Naciones Unidas a zonas de pacificación, como la provisión de alimentos, la reconstrucción de hospitales y la restauración de medios de comunicación.

Según el primer ministro, Kiichi Miyazawa el más ardiente defensor de la medida los primeros soldados japoneses que saldrán al exterior después de la Segunda Guerra Mundial se unirán, antes de finalizar el presente año, a las tropas de las Naciones Unidas que desarrollan en este momento una misión de paz en Cambodia.

Al final, pudieron más las críticas que hicieron los Estados Unidos a los japoneses por su no participación activa en la guerra del golfo Pérsico que todos los temores que despierta, tanto interna comó externamente, la posibilidad de un resurgimiento del poderío militar nipón que tanta muerte y destrucción causó en los años 30 y 40.
La decisión del Parlamento fue vista como un triunfo de Miyazawa, quien esperaba contar con ella antes de la próxima reunión de "los siete grandes" que tendrá lugar el mes entrante en Munich, Alemania. La Ley le servirá a Miyazawa como una evidencia de que el Japón abondonó definitivamente la era de "la diplomacia de la chequera" y se vinculará más activamente con todas las labores de cooperación internacional. "Desde la Segunda Guerra el Japón no ha podido contribuir con recursos humanos a los esfuerzos de las Naciones Unidas por consolidar la paz. Ahora podremos hacerlo, y eso es bueno", dijo Miyazawa.

La aprobación de la Ley no fue nada fácil, pues la oposición al interior del Japón era muy fuerte. No sólo entre la población en general, que prefiere no volver la vista atrás, a los tiempos de la guerra, sino en el mismo Parlamento, donde los grupos no gubernamentales amenazaron incluso con renunciar en masa a sus bancadas si se aprobaba el envío de tropas al exterior. Al final solo votaron 346 de los 512 miembros del Parlamento, y la Ley fue aprobada con 319 votos afirmativos.
Entre los vecinos del Japón, la medida no fue menos criticada. A pesar de las limitaciones que tendrá la unidad militar creada por la Ley, no es un secreto para nadie el disgusto que causó la misma en países como Corea, Singapur y China. Tanto, que ya el gobierno japonés ha preparado varios equipos de diplomáticos para que se desplacen por el Asia explicando los alcances limitados de la medida adoptada por el Parlamento y tratando de disminuir la ansiedad de sus vecinos.
Cosa que no será nada fácil, a juzgar por las primeras reacciones, que van desde el hostigamiento a los embajadores nipones en casi todos los países del área, hasta la exhibición pública que se ha hecho en Singapur de las atrocidades cometidas por Japón en tiempos de guerra.

En occidente, sin embargo, y en los Estados Unidos en particular, la decisión fue bienvenida porque, de acuerdo con sus voceros, contribuye a consolidar lo que los norteamericanos han dado en llamar "el nuevo orden nundial".