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EL FINAL DE MOBUTU

Después de 32 años de corrupción, el más antiguo dictador africano está a punto de ser derrocado.

12 de mayo de 1997

Cuando se inició la rebelión en el oriente del país los habitantes de Kinshasa, la capital de Zaire, salieron a las calles para respaldar a las tropas del gobierno de Mobutu Sese Seko contra 'el enemigo tutsi', que era como los habitantes llamaban a las fuerzas rebeldes y sus asociados de la vecina Ruanda. Pero en los seis meses que han pasado desde entonces los zaireños se han ido convenciendo de que el verdadero enemigo está en su propio palacio presidencial. Mientras las tropas rebeldes de Laurent Kabila muestran una gran disciplina y restauran el orden en las ciudades que toman, el poder de Mobutu se desintegra en un caos de pillaje y desmoralización. Los soldados del dictador se dedican a asaltar vehículos particulares y los políticos tratan de robar lo que más pueden, conscientes de que su hora se acerca. El régimen de Mobutu está muriendo como vivió, en medio de la turbulencia, con su élite de parientes y aliados preocupada sobre todo en defender sus propios intereses. Su inminente caída, por lo demás, es un nuevo subproducto de la terminación de la guerra fría, porque su permanencia en el poder no sirve ya para detener el crecimiento de la influencia de la Unión Soviética. Desde su independencia en 1960 Zaire demostró porqué lo llaman el gatillo del centro de Africa. En su primer año, cuando apenas había eliminado el calificativo de Belga de su nombre original de Congo, la provincia de Katanga trató de independizarse y la guerra civil dio origen a la primera intervención de las Naciones Unidas. En 1965 Zaire estrenó la figura de los golpes de Estado en Africa, cuando el teniente general Joseph Désireé Mobutu se hizo con el poder. Era, según se dijo en su momento, una ficha de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, que tenía en él a un elemento clave para evitar los devaneos socialistas de algunos políticos. Pero, consolidado en el gobierno, Mobutu decidió jugar la carta nacionalista para legitimizar su poder e ideó una figura que haría carrera en Africa negra: 'Autenticidad'. Se convirtió en un jefe tradicional, el Congo se volvió Zaire y las ciudades y los ciudadanos perdieron sus nombres belgas. El propio Mobutu adoptó el de Sese Seko, que quiere decir "El todopoderoso guerrero que, debido a su resistencia y a su inflexible voluntad de triunfar, irá de conquista en conquista dejando fuego en su camino".Pero las ilusiones de desarrollo, motivadas por las enormes riquezas naturales de Zaire, dieron paso a la corrupción más descarada. Se dice que en los años 80 Mobutu sacó 400 millones de dólares de las minas de cobre y cobalto. Y su ejército se convirtió en su fuerza personal, más preparado para evitar revueltas palaciegas que para defender al tercer país en extensión del continente africano. Entre tanto Mobutu se dedicó a jugar el papel de desestabilizador en toda la región. En Angola le hizo el trabajo a la CIA al convertir a Zaire en la base de Unita, el movimiento que luchaba contra el gobierno socialista apoyado por la Unión Soviética y Cuba. En Chad, apoyó dictadores por cuenta de Francia. En el vecino Congo, antigua colonia francesa, envió asesinos a matar al presidente marxista Marien Ngouabi. Y en Ruanda sostuvo por muchos años la dictadura de la etnia hutu. Por eso no es raro que, al caer Ruanda en manos tutsis, este país haya apoyado la rebelión de Laurent Kabila, quien se levantó en octubre contra el intento de Zaire de deportar a miles de tutsis nacidos en ese país. Lo cierto es que toda la región parece interesada en el triunfo de Kabila, quien se ha convertido en una esperanza de estabilidad para el área.Enfermo de cáncer de próstata, al cierre de esta edición Mobutu se resistía a renunciar a pesar de la exigencia del Parlamento Europeo y del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Por lo pronto, la camarilla de Mobutu y la clase política del país, objetivos declarados de Kabila, corren hacia el aeropuerto. Y la población, ilusionada con el cambio después de 32 años de dictadura, espera su destino. Pero Kabila es un antiguo revolucionario con antecedentes marxistas, y su proyecto para Zaire permanece en el misterio.