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EL GENERAL NORIEGA SIGUE CON VIDA

El régimen de Noriega responde a las medidas económicas de EE.UU. contra Panamá.

11 de abril de 1988

Si el cierre de bancos y la decisión norteamericana de congelar los fondos del gobierno panameño en Norteamérica, hacian tambalear fuertemente al general Manuel Antonio Noriega al finalizar la primera semana de marzo, a fines de la semana pasada parecia que el hombre fuerte de Panamá había encontrado una rama para prenderse y detener su caída.
Para Noriega, la parte dura de la crisis llegó cuando los bancos gringos se negaron a enviar una remesa de efectivo solicitada por el gobierno del presidente Manuel Solís, con la disculpa de que el legítimo gobierno era el de Eric Delvalle. Ante esa negativa los bancos panameños, que ya habían cerrado sus puertas cuando la gente se volcó a hacer retiros masivos de efectivo por si la crisis se dilataba, debieron permanecer cerrados, en una medida que llevaba paso a paso al colapso financiero. Todo hacía pensar que las presiones norteamericanas, representadas en Panamá por los miembros de la Cruzada Civilista y el grupo de amigos y seguidores del depuesto Eric Delvalle, harían caer al hombre fuerte y a su gobierno.
Pero finalmente, al terminar la semana nasada Noriega puede haber visto una luz de esperanza al final del túnel. El general y sus asesores sabían que en alguna parte tenía que estar todo el dinero que la gente sacó de sus cuentas al comenzar la crisis, que era imposible que todo lo hubieran sacado del país, y que era sólo cuestión de encontrarlo y hacerlo circular de nuevo. Fue entonces cuando se decidió reabrir los bancos con el único fin de recibir consignaciones, más no para entregar efectivo. El "viejo zorro" trataba así de soltarse de la trampa.
El jueves 10, los bancos abrieron sus puertas y, como lo esperaba el general, hubo flujo de fondos hacia las entidades crediticias, aunque de manera un poco tímida. La pregunta que se hacía la gente era la de la procedencia de esos dineros. La respuesta estaba en las tiendas y supermercados. Los grandes retiros que se hicieron al comenzar la crisis fueron a parar a las cajas fuertes de los supermercados, donde los panameños se surtieron para aguantar los tiempos difíciles. Con la gran afluencia de compradores y con el cierre bancario, las tiendas y supermercados acumularon grandes cantidades de efectivo, superiores a los montos que sus pólizas de seguro les permitían tener en rama. Por eso, cuando se abrieron los bancos, los supermercados fueron los primeros en consignar.
El final de la jornada del jueves pasado era esperado ansiosamente para poder evaluar los resultados del movimiento y para conocer cuáles eran los bancos más afectados. Y en ese punto el general contó con una pizca de suerte. En principio, los 3 bancos panameños más afectados después de la apertura eran: el Banco General, perteneciente a Luis Galindo, uno de los líderes de la Cruzada Civilista, opositora de Noriega; Bancomer, que tiene como propietario a Emanuel González, furibundo enemigo político del general y, finalmente, el Banco del Itsmo, cuyo principal accionista es, nada más ni nada menos, que el ex presidente Eric Delvalle. De resto, como lo expresó a SEMANA un inversionista colombiano radicado en Panamá hace mucho tiempo, "los otros bancos, aunque no están muy a gusto con Noriega, ante el temor de una quiebra y el incierto horizonte que se abriría si Noriega se va, han preferido mantenerse neutrales". Esto podría obligar a que los enemigos de Noriega, que se han clavado a sí mismos el cuchillo con las medidas de presión, aflojen en su actitud y le permitan una salida al arrinconado general que por el momento está enfrentando el peligro de las maniobras "Guerra Total", emprendidas por unidades militares norteamericanas en la zona del Canal, que violan los acuerdos Torrijos-Carter (en los que está especificado que cualquier maniobra que se haga en la zona debe realizarse de manera conjunta) y que, según algunos analistas, podrían ser el preámbulo de una intervención armada en caso de que las otras medidas las económicas y políticas, no den el resultado que Washington espera. Por el momento, en materia interna el jefe de las Fuerzas de Defensa está en mejor posición que 8 días antes. Ha cerrado diarios, emisoras y cadenas de televisión opositoras -entre ellas una estación de televisión perteneciente al Grupo Delvalle-, las medidas económicas han afectado más a sus enemigos que a sus amigos, y sigue contando con un importante apoyo popular. En cuanto a las presiones externas, Noriega puede haber encontrado la clave para mitigar el efecto de la congelación de los dólares de Panamá en EE.UU., y a la vez sus vecinos latinoamericanos han preferido mantenerse al margen para salvar sus intereses en el país. En pocas palabras, el general ha recibido un duro golpe en la mandibula, pero con un poco de suerte, la campana puede salvarlo del K.O.