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“Si se sigue este rumbo, Argentina vuelve a entrar en situaciones turbulentas”

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“El gobierno quiere hacer creer que las elecciones están decididas”

SEMANA entrevistó en Buenos Aires al candidato presidencial Roberto Lavagna, el ministro que recuperó la economía argentina. Cree que es posible ganarle a Cristina Kirchner.

29 de septiembre de 2007

Roberto Lavagna no ne-cesita presentación: es reconocido internacionalmente por haber conducido la economía argentina cuando esta se encontraba en caída libre a principios de 2002, por haberla estabilizado y haberla encaminado hacia lo que ya son seis años de altas tasas de crecimiento. Si antes se hablaba del modelo argentino refiriéndose a la convertibilidad que estalló en pedazos en 2001, después se habló de la milagrosa recuperación del país, llevándole la contraria al FMI, y a pesar de los peores augurios de los jefes de todos los organismos internacionales. Hoy, Lavagna, que dejó su cargo de Ministro de Economía en 2005, disputa el sillón presidencial con la primera dama Cristina Kirchner.

SEMANA participó de un desayuno con un grupo de corresponsales extranjeros, en el que Lavagna y su fórmula vicepresidencial, Gerardo Morales, por Una Nación Avanzada (UNA), explicaron sus propuestas.

SEMANA: ¿Cree que es posible ganarle a la familia presidencial argentina?

ROBERTO LAVAGNA: Hay algunas encuestas que el gobierno difunde en el exterior para crear la sensación de que las elecciones están decididas, pero en Argentina las encuestas se han convertido en un mecanismo político. El último dato objetivo fueron las elecciones de 2005, en el momento de mayor prestigio del gobierno, cuando obtuvo el 38 por ciento de los votos.

SEMANA: Usted acusa al gobierno de Néstor Kirchner de autoritarismo ¿en qué se basa?

R.L.: Hay que distinguir dos etapas del gobierno. A partir del año pasado han aparecido medidas preocupantes, porque se aprobaron varias leyes que implicaron un retroceso institucional: la ley que reimplantó los poderes presupuestarios del gobierno, que yo había eliminado, porque al haber terminado la crisis, era lógico devolverlos al Congreso; la ley que modificó el Consejo de la Magistratura, que designa a los jueces, y le dio ese organismo al gobierno. Además está la ley que autoriza los decretos de urgencia, que están fuera del control del Congreso, y la intervención en el Instituto Nacional de Censos y Estadísticas (Indec), el organismo encargado de medir inflación y las mediciones de desempleo y pobreza.

GERARDO MORALES: En el Indec se alteraron los datos de la realidad cambiando la serie estadística, modificando los parámetros y cambiando funcionarios, por lo cual el índice de inflación fue más bajo. Nosotros hemos presentado una denuncia por alteración de los datos, de los índices y por violación del secreto estadístico.

SEMANA: ¿Acepta lo que escribió Alan Greenspan en sus memorias, de que el peronismo retrasa a Argentina?

R.L.: Greenspan dice en el libro que a él lo sorprendió la recuperación argentina. Nadie apostaba a que era posible. Al revés, apostaban que se iba a profundizar la crisis: Greenspan, el FMI, el G7 y casi todos los economistas ortodoxos argentinos. Es evidente que mucho no entiende de la economía y de la política argentina. Él tiene una posición muy a la derecha, muy ortodoxa, pero no lo deberíamos tener mucho en cuenta, porque América Latina siguió las recomendaciones de Greenspan, del Consenso de Washington, y tuvo un crecimiento mucho menor que el sudeste asiático, que tuvo la inteligencia de no escuchar esas recomendaciones.

SEMANA: ¿Cuál es la diferencia de su programa con el de Cristina Kirchner?

R.L.: El gobierno abandonó el programa que empezamos en abril de 2002 y que le dio a la Argentina niveles de crecimiento importantes, con niveles muy aceptables, para un país en desarrollo, en materia de inflación. Esto cambió a partir del año pasado. El Estado empezó a intervenir en la economía, puso en práctica controles de precios, aumentó el gasto público en más del 50 por ciento.

La consecuencia es que el superávit fiscal se redujo a menos de la mitad de lo que habíamos dejado en diciembre de 2005 (era el 4,5 por ciento y hoy es el 2). La inversión tiene la menor tasa de expansión desde 2002, la absorción de desempleo se redujo a la mitad, y lo que está pasando con el aumento de la inflación. Si se siguiera este rumbo, en el año 2008 ó 2009, Argentina vuelve a entrar en una de esas situaciones turbulentas, clásicas de los años pasados.

En materia institucional derogaremos las leyes de concentración del poder que defendió la senadora candidata en el Senado.

En cuanto a las relaciones internacionales, Argentina está muy aislada en su contexto, frías las relaciones con Brasil y Chile; muy calientes con Uruguay; poca presencia internacional, relaciones privilegiadas con Chávez en Venezuela, y con España, a través de una empresa, que es Repsol-YPF. Y cuando dos naciones dejan que sus relaciones sean intermediadas por una empresa, las cosas terminan mal.

SEMANA: ¿Cómo resumiría su programa económico?

R.L.: El consumo es la locomotora. Hay que mejorar el poder adquisitivo, mejorar la productividad, pero distribuir. El segundo punto es un superávit fiscal. En 2003 lo alcanzamos por primera vez en medio siglo. Tercero, un tipo de cambio alto para favorecer el empleo y la producción nacional, tasas bajas y desendeudamiento. Esos son los principios del modelo, que fue muy diferente al que Argentina tuvo durante los últimos 30 o 40 anos. Lamentablemente, el gobierno ha ido abandonándolos y por eso tenemos los problemas que tenemos.