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EL HEREDERO DE NAPOLEON

El hijo del presidente Duarte resulta involucrado en millonario desfalco de ayuda norteamericana.

11 de abril de 1988

La institución de los delfines en la política no es exclusivamente colombiana. Para la muestra un botón: Alejandro Duarte, hijo del presidente salvadoreño José Napoleón Duarte, candidato por el gobernante Partido Demócrata Cristiano a la Alcaldía de San Salvador, y quien se encuentra hoy en el corazón de un escándalo político y financiero, que ha rebasado las fronteras de su país hasta alcanzar las primeras planas de la prensa norteamericana.
El delfín de Duarte se ha convertido en el protector número de Luis Mejía Miranda, un candidato a la asamblea legislativa salvadoreña, quien ha sido acusado por funcionarios de su país y de los Estados Unidos, de participar en la malversación y robo de 2 millones de dólares de ayuda norteamericana, destinada a dar asistencia militar y de obras públicas a las zonas de guerra en territorio salvadoreño.
Alejandro Duarte, considerado como heredero político del liderazgo de su padre entre los democristianos, desautorizó a su padre, quien había prometido a dirigentes de su partido que Mejía sería retirado de las listas de candidatos. El hijo del mandatario no se limitó a defender al acusado, sino que insistió en que debía permanecer en las listas.
Mientras esto sucedía, las acusaciones crecieron. Mejía, quien ocupara el cargo de director de la Comisión Nacional de Restauración de Areas, Conara, entidad creada por el gobierno de Duarte para atender y rehabilitar las zonas donde la guerra contra los rebeldes del frente Farabundo Martí ha sido más dura, debió abandonar ese puesto por sugerencia del Presidente, quien fue presionado por la Embajada americana en San Salvador, que estaba al tanto de las irregularidades.
Lo grave es que según el New York Times, funcionarios de la administración Reagan consideran que la corrupción con la ayuda norteamericana a El Salvador, puede haber afectado el manejo de otros 200 millones de dólares. Según los investigadores del caso, Mejía y una media docena de funcionarios democristianos que trabajaban con él, sobrefacturaron las obras públicas que, como barrios de vivienda popular, carreteras y puentes, fueron construidos por Conara. De las acusaciones no se salvan tampoco algunos funcionarios de la embajada norteamericana, quienes habrían participado en los negociados.
En el caso de Mejía, el problema es que si resulta elegido para la Asamblea Nacional, quedará automáticamente cobijado por la inmunidad parlamentaria, lo que impediría procesarlo y, si es el caso, condenarlo por corrupción. En fin, como dijera un dirigente democristiano, muy disgustado por lo sucedido y por la forma como Alejandro Duarte ha respaldado al acusado: "Le hacemos más daño a la democracia tolerando esta corrupción, que el que las guerrillas le causan con la guerra".