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EL MISTERIO DE LOS PAPELES DE CARTER

¿Como obtuvieron los asesores de Reagan un folder con respuestas claves de Carter en el debate electoral de 1980?

¿Hasta donde debe llegar la ética de los candidatos a la presidencia?, fue la pregunta que a comienzos de la semana pasada se hicieron en los Estados Unidos los diferentes medios de comunicación, al conocer la noticia de que durante la campaña electoral de 1.980 los republicanos obtuvieron un importante material estratégico preparado por sus opositores, los demócratas.
Pese a ser considerado por la Casa Blanca como un suceso de menor importancia, el evento alcanzó proporciones de escándalo, tal como se demostró en la conferencia de prensa que el presidente Reagan diera el pasado 28 de junio en Washington.
Allí, el ejecutivo fue verdaderamente "bombardeado" por los periodistas, quienes dejaron de lado otros temas, como la crisis de Centroamérica o la recuperación de la economía, para centrarse en la verdadera responsabilidad de Reagan en el asunto.
Según la versión difundida, todo se sitúa en los días inmediatamente anteriores al debate televisado que sostuvieron en Cleveland, Ohio, Reagan y Carter el 28 de octubre de 1.980, y que al decir de los especialistas, fue decisivo para determinar el resultado de los comicios, una semana después. En ese entonces, los planificadores de la campaña republicana recibieron de un modo aún no esclarecido un folder que contenía la manera en que se le aconsejaba a Carter enfrentar a Reagan.
Tales documentos habrían sido entonces usados por James Baker, actual jefe de staff en la Casa Blanca, por William Casey, jefe de la campaña, (ahora al frente de la CIA), y por David Stockman, quien es director de Presupuesto, con el fin de preparar al candidato Reagan en sus puntos flacos.
Sin embargo, el pasado martes, el jefe del Estado negó todo conocimiento sobre la existencia de los papeles y afirmó que "sólo hasta que ustedes (los periodistas) hicieron público el asunto en la prensa hace unos días, supe que en la campaña poséíamos tal material ". La aparente sinceridad del presidente, quien optó por depositar en manos del departamento de Justicia la decisión sobre la necesidad de una investigación, ha sido puesta en duda por algunos sectores de la opinión, pues no se comprende cómo el candidato pudo no ser informado sobre un hecho de tal trascendencia.
La actitud confusa de los implicados ha creado, también, desconfianza.
Mientras James Baker, quien fue el encargado de preparar a Reagan para el debate, sostiene que no recuerda que se le hayan dirigido comunicaciones destacando la importancia de la información, David Stockman, quien hizo el papel de Carter en los ensayos, dijo a la prensa que usó el material y lo encontró "muy útil ".
Sea cierta o no la declaración de Reagan, la verdad es que el evento revivió en los republicanos el estigma de Watergate, en momentos en que la administración trata de recuperar su popularidad.
Sin perder tiempo, los demócratas se apresuraron a pedir el nombramiento de un investigador especial, como sucedió en época de Nixon, y sorpresivamente, el único apoyo que recibió la Casa Blanca provino de Tip O'Neil, vocero de la Cámara de Representantes, quien, pese a estar en la oposición, admitió que "con o sin la información nuestro candidato era extremadamente impopular en la última elección ".
Por ahora, es posible que algunas cabezas rueden en la Casa Blanca, lo que sería un duro golpe para la administración. Así la figura presidencial resulte intacta, el tener que retirar a Clark, Stockman o Casey, quienes poseen puestos claves, no daría buena imagen a un gobierno que está pensando en la reelección.
Como es lógico, llegar a ese extremo está siendo evitado a toda costa por Reagan. Poco antes de partir a su rancho de California para pasar allí las festividades del 4 de julio, el presidente le insistió a los reporteros que el supuesto escándalo era sólo " mucho ruido y pocas nueces ".
La defensa que hacen los republicanos se centra en determinar la utilidad de la información. Sostienen que era cuestión de simple lógica saber los temas del debate. "Según he oido, lo que se encontró en esos papeles fueron posiciones queya eran públicas durante la campaña", dijo el Presidente, agregando que la única ventaja que él contempla fue que a Stockman "le ahorró el tener que ir y buscar cuáles fueron los éxitos de la administración Carter".
En todo caso, las repercusiones mayores de la noticia todavía están por venir. El gran interrogante lo presentan los electores quienes pueden verse influenciados por los cargos que se le hacen a la administración.. La experiencia de Watergate señala que si el Fiscal General de la nación encuentra méritos para procesar a algún republicano, es muy posible que a partir de enero de 1985 el partido de gobierno se vea obligado a pasar a la oposición. -