El abrazo imposible

Un olivo plantado en los jardines del Vaticano reabrió las esperanzas de la paz. Esta semana, el papa Francisco logró el abrazo imposible de dos pueblos en guerra. Israelíes y palestinos, representados por los presidentes Shimón Peres y Mahmud Abbas, rezaron junto al pontífice por el fin del conflicto. El papa les pidió “valor para decir sí al diálogo y no a la violencia”. El histórico encuentro ocurrió días después de su visita a Tierra Santa, donde consiguió el compromiso de ambos mandatarios para viajar a Roma. Aunque no se puede hablar de un pacto, que un papa reúna a dos enemigos históricos a favor de la paz es un hecho sin precedentes. “Señores presidentes, el mundo es un legado que hemos recibido de nuestros antepasados, pero también un préstamo de nuestros hijos”, dijo Francisco. Ambos dirigentes señalaron que la paz es urgente y quizás esta visita sea la antesala de un diálogo entre las partes. Sin embargo, con la elección de Reuven Rivlin como nuevo presidente de Israel, puede que el avance logrado por el papa se estanque. Rivlin es un acérrimo defensor del Gran Israel y rechaza la creación del Estado palestino. Ojalá el olivo que hoy crece en la Santa Sede no termine podado por cuenta del nuevo presidente.