Home

Mundo

Artículo

El pasado los persigue

El arresto de Emir Yoma, ex cuñado de Carlos Menem, amenaza con arrastrar al ex presidente y a Domingo Cavallo.

21 de mayo de 2001

Cecilia Bolocco, de 35 años, busca en Miami el vestido de novia para su matrimonio con el ex presidente argentino Carlos Saúl Menem, de 70, pero su novio tiene otras preocupaciones: la detención inesperada, hace algunos días, de su ex cuñado y amigo, el poderoso empresario Emir Yoma, y su temor de que, en el afán de salir en libertad, su familiar termine involucrándolo en el juicio por la venta ilegal de armas a Ecuador y a Croacia durante su gestión.

El escándalo de la venta de armas persigue a los principales ministros del gobierno anterior. De las cinco personas que firmaron el decreto para autorizar las ventas cuatro están procesadas: el ex ministro de Defensa Erman González, inspirador de los decretos; su sucesor, Oscar Camilión, el ex canciller Guido di Tella y el ex jefe del ejército Martín Balsa. Los únicos no imputados son el actual ministro de Economía, Domingo Cavallo, y Menem.

Bajo el gobierno de su cuñado, Emir Yoma se convirtió en centro de un poder paralelo. Como dijo su ex secretaria Lourdes di Natale, la oficina de Yoma era “la segunda Casa Rosada”, donde “se cocinaron las privatizaciones” cuando Domingo Cavallo ocupaba el Ministerio de Economía.

De origen sirio, Yoma, el hermano mayor de Zulema, la ex esposa de Menem, posee la mayor curtiembre del país y un emporio que incluye compañías constructoras, inmobiliarias, empresas de transporte aéreo, turismo y hotelería. Pero no todo es positivo: es el principal deudor del Banco Nación, por más de 80 millones de dólares.

La relación entre Yoma y el caso de la venta de armas surgió a partir de un giro de 400.000 dólares realizado por Fabricaciones Militares a la cuenta de la firma Daforel por concepto de sobornos destinados a “un alto funcionario vinculado al poder”, según denunció Diego Palleros, quien coordinó la operación y que hoy se encuentra prófugo en Suráfrica. Por la cuenta de Daforel también pasó una parte del millonario soborno pagado por IBM a funcionarios del Banco Nación y del dinero de las exportaciones ilegales de oro a Estados Unidos, dos de los mayores escándalos de la década anterior.

Lourdes di Natale, que además de secretaria de Yoma era la esposa de su abogado, declaró ante la justicia que su esposo, en la intimidad, le había dicho que los 400.000 dólares eran para Yoma. Al mismo tiempo la sociedad uruguaya Eltham Trading, con sede en un garaje de Montevideo, dueña del 70 por ciento del capital accionario de Yoma S.A., recibió dos millones de dólares de la cuenta de Daforel.

Pero lo que precipitó la detención de Yoma fueron las declaraciones del ex interventor de Fabricaciones Militares, Luis Sarlenga, que ya estaba detenido por otra causa. Sarlenga declaró que Yoma daba las órdenes para armar a Croacia por pedido de Estados Unidos y negociaba directamente con el traficante de armas Diego Palleros.

La venta de armas es otro más de los hechos de corrupción de la era menemista. La diferencia es que por primera vez la detención de su cuñado apunta directamente contra Menem. El juicio a Emir es el juicio al menemismo, con o sin su jefe en el centro. Más allá de la suerte de Emir el temor es que el empresario cuente lo que sabe y provoque un terremoto político.

El doctor Bernardo Rodríguez Palma, abogado del ex ministro de Defensa Oscar Camilión, acusado de firmar el decreto de venta de armas a Venezuela que en realidad iban a Ecuador, sostuvo a SEMANA que el centro del asunto está en “la conexión riojana” —Sarlenga, Yoma, Erman González y, por supuesto, Menem—. “Yo puedo firmar un decreto de venta de armas a Venezuela, pero no puedo refrendar un decreto de venta de armas a Panamá, al cual supuestamente iban las armas destinadas a Croacia, pero que en ese momento no tenía ejército y acababa de ser invadida por Estados Unidos. ¿Para qué iba a comprar armamento pesado? Puede ser que un presidente firme sin leer, pero la responsabilidad es grave”, dijo. Rodríguez Palma confió a SEMANA que el fiscal Stornelli le manifestó en privado su intención de citar al ex presidente.

Mientras tanto Menem no se despega de su ex-cuñado, lo visita casi a diario en secreto y a la noche y remueve cielo y tierra para liberarlo. Pero sus acciones están en baja y ya no controla a los jueces como antaño.

El ministro Cavallo dirigió sus dardos contra Menem, tratando de salvar a su cercano amigo Emir. “Cuando Emir Yoma hablaba o actuaba lo hacía siguiendo precisas instrucciones de Carlos Menem”, declaró. Luego se supo que, días antes del arresto de Yoma, Cavallo le ayudó a conseguir un préstamo para cubrir su deuda con el Banco Nación.

Cavallo acusó al traficante de armas Monzer Al Kassar de ser el jefe de la banda. SEMANA se comunicó con Víctor Stinfale, el abogado de Al Kassar, quien rechazó de plano la acusación. “Nombrar a Yoma como organizador de la asociación ilícita fue una figura para dejarlo detenido, lo mismo que en el caso de la viuda de Escobar. Estas son las figuras jurídicas que se usan para detener personas”, explicó. Según Stinfale, “la detención de Yoma es para buscar la cabeza de Menem. Son apreciaciones jurídicas y políticas que van de la mano. Por eso Cavallo habló de Al Kassar, lo que muestra que Cavallo está bien con Yoma, para desviar la atención del asunto central, que es si van a citar a Cavallo y a Menem”.

El problema, como dice el periodista Adriano Ventura, es que “el juez sabe que no podría procesar a Menem si al mismo tiempo no procesa al ministro de Economía —Domingo Cavallo—. Y el juez sabe que una decisión de avanzar contra Menem y contra Cavallo irritaría a todo el aparato político, tanto al que lo llevó a su cargo como al gobierno”.