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El primer paso

La Constitución Europea comienza a ser ratificada este domingo en España. Del resultado del referendo podría depender su suerte en el resto del continente.

14 de febrero de 2005

Europa se juega la suerte inicial de la Constitución Europea en España, que celebrará el primer referendo para ratificar la Carta el próximo domingo 20 de febrero. La mayoría de españoles sabe muy poco del texto, y el gobierno del Psoe y los partidos están en campaña para asegurar el 'sí' en las urnas.

Hungría, Lituania y Eslovenia ya corroboraron la Constitución Europea por vía parlamentaria, pero España será el primer país en someter el texto al juicio de los electores, y toda Europa está en vilo porque de la suerte que corra en ese país dependerá en buena medida el futuro de la Carta en el resto del continente.

La importancia de este empujón a la Constitución es tal, que los líderes de la UE se han sumado a la campaña por el 'sí'. El presidente francés, Jacques Chirac, estuvo en Barcelona el viernes acompañando al presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para dar su respaldo a la Carta (el canciller alemán Gerhard Schroeder canceló a última hora su asistencia por gripa) mientras desde Bruselas el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, llamaba a votar por el 'sí'.

La Constitución Europea es un avance hacia la cohesión política de los 25 países miembros de un club que se unió originalmente con fines económicos. La Carta crea la 'ciudadanía europea' que otorga derechos y establece obligaciones para 465 millones de personas, mejora la organización política y la división de poderes de la Unión Europea, y crea dos figuras importantes: el presidente del Consejo Europeo (algo así como el presidente de Europa), cargo que antes se rotaba semestralmente entre los presidentes de todos los países y que ahora tendrá un mandato de dos años, y el ministro de Asuntos Exteriores, que estará al frente de las relaciones de la UE con el resto del mundo.

Pero el mayor obstáculo para el referendo es el amplio desconocimiento de la Constitución entre la población. Según el último Eurobarómetro de la UE, el 56 por ciento de los ciudadanos conocen "muy poco" la Carta, y lo más grave: uno de cada tres europeos asegura que jamás ha oído nada sobre el tema. "La ignorancia sobre la Constitución es dramática, pero estos datos nos resultan muy oportunos, porque ahora sabemos que el proceso de ratificación de la Carta tendrá éxito solamente si los gobiernos se movilizan para proporcionar la información necesaria a los ciudadanos", dijo a SEMANA Margot Wallström, directora de comunicación de la Comisión Europea.

Por este desconocimiento generalizado, y por razones de índole jurídica interna, 14 países han optado por ratificar la Constitución por vía parlamentaria, entre los cuales se destaca Alemania. Los 11 Estados restantes decidieron convalidar la Carta con el voto directo de sus ciudadanos. España será la primera y le seguirán en este año y el próximo Bélgica, Irlanda, Portugal, Luxemburgo, Republica Checa, Dinamarca, Francia, Holanda, Polonia y Reino Unido, el país que más dificultades tendrá para que la Carta sea aprobada. Una encuesta realizada hace poco dio como resultado que sólo el 35 por ciento de los británicos están a favor de ésta.

Sin embargo, la Constitución no morirá si no es ratificada en el Reino Unido -que no está dentro del acuerdo de visado Schengen ni el 0de la moneda única-. Ante esa situación lo más posible es que el gobierno británico acepte un estatus similar al de Noruega, que está fuera de la Unión pero dentro del mercado único. El escenario sería totalmente diferente si Francia no la ratifica. Los otros fundadores de la Unión Europea: Alemania, Italia y los Países Bajos, seguramente decidirían parar el proceso de integración, pues sería continuar por un camino que tarde o temprano se desmoronaría.

"Aunque a estas alturas de la integración existen intereses económicos, políticos y sociales para que el proceso europeo siga en marcha, y el Tratado de Niza está en vigor y podría ser suficiente para caminar unos cuantos años más, la no ratificación de la primera Constitución pondría en duda la visión constitucional europea de las últimas cinco décadas ", explica el profesor José María de Areilza en el artículo 'Constitución Europea: si alguien dice no', publicado en la revista Foreign Policy.

Por tal motivo dar a conocer la Constitución Europea se ha vuelto un dolor de cabeza y una prioridad para los distintos gobiernos. Desde finales de diciembre pasado el gobierno del Psoe tiene por las carreteras varios buses que viajan de pueblo en pueblo repartiendo millones de constituciones entre la población. A ellos se han unido los medios de comunicación y personajes variopintos como los ex futbolistas Emilio Butragueño y Johan Cruyff, quienes aparecen en cuñas de televisión, como parte de una campaña cuyo costo supera los 3,2 millones de euros.

A pesar de este gran despliegue, el 84 por ciento de los españoles admiten que desconocen la Constitución de la UE, aunque 55 por ciento creen que "será buena", según concluye el último estudio del gubernamental Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Sin embargo, el 'sí' a la Constitución parece garantizado gracias a la unión de los dos grandes partidos, el conservador Partido Popular y el Psoe, que apelan a las bondades de la Carta. Zapatero dice que "el texto de la Unión Europea es el producto más acabado de paz de la historia", y el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, afirma que la Constitución conseguirá "una Europa más libre, próspera y unida".

Los innumerables discursos por el 'sí' contrastan con el llamado Movimiento por el No, liderado por los partidos más izquierdistas y las organizaciones antiglobalización, pero también por los partidos nacionalistas y de ultraderecha. A favor del 'no' en España están Izquierda Unida, el tercer partido del país, pero también el Partido Nacionalista Vasco de Juan José Ibarretxe y los nacionalistas de Cataluña. El sociólogo Michel Maffesoli, de la Universidad René Descartes de París, explicó a SEMANA que "parece increíble que la extrema izquierda y la extrema derecha hayan juntado sus voluntades contra la Constitución y la perciban como una amenaza; es un hecho insólito que sólo puede explicarse como el alegato de unas minorías que luchan por no desaparecer y porque se les escuche".

Por su parte, el politólogo Jaime Pastor, líder del Movimiento por el No en España, sostuvo a SEMANA que mientras la ultraderecha se opone a la Carta por razones xenófobas "los de izquierda creemos que la redacción de la Constitución no fue democrática, que consagra el neoliberalismo constitucionalmente, y que un 'no' revocatorio significaría un llamado de atención a las élites para que se convoque una Asamblea Constitucional con la participación de los sectores de cada país con la misión de redactar una nueva constitución europea que responda a los intereses de los ciudadanos y no de los grandes grupos económicos".

Este movimiento celebró el sábado pasado un mitin en Barcelona, al día siguiente de que el referendo recibió el espaldarazo de los gobernantes de Francia, Alemania y España. Aunque todo indica que España ratificará la Carta, la mayor preocupación se centra en la abstención, que podría ensombrecer tanto el referendo español como las consultas que se realizarán a lo largo del año en otros países de la UE.