EL PRINCIPE DIVAGA
Al borde de una piscina el hijo del Sha espera la caída del régimen de Khomeini
Temiendo que los partidarios del ayatolah Khomeini atenten contra su vida, como le ocurrió el 7 de febrero pasado al General Oveissi, quien fuera asesinado en las calles de París por un comando de gentes no identificadas, este joven alto, que a primera vista pasaría como un estudiante iraní más, se ha visto obligado a extremar sus medidas de seguridad. Rodeado por una veintena de guardaespaldas y desplazándose siempre en un automóvil blindado Reza Pahlevi, 26 años, el hijo del destronado y fallecido Sha de Irán, aguarda desde una solariega aunque fortificada mansión de Rabat, el día de la caída del actual régimen de Teherán.
Bajo la sombra protectora del rey Hassan II de Marruecos, este joven en el exilio, heredero de una dinastía que hoy es maldecida en su país, se empeña en recuperar el poder que una movilización político-religiosa le arrebatara a su padre en 1979. Su centro de operaciones preferido (puesto no es el único) es una villa en la capital de Marruecos, que tiene varias piscinas, inmensos jardínes de plantas exóticas y frondosos árboles. Allí va a parar siempre que puede abandonar París, su verdadera residencia, pues el clima y la cultura de esa ciudad le recuerdan mucho su patria. Es donde escribe de preferencia sus cartas, recibe amigos y estudia, cuando puede, Ciencias Políticas y Sociales, por correspondencia.
En esa casa, diseñada personalmente por el Sha, Reza Pahlevi, tiene su despacho, desde donde se comunica con frecuencia con grupos opositores dentro y fuera de Irán. La oficina principal es una amplia alcoba en la que se destaca un enorme escritorio de caoba sobre el cual descansan variados papeles, y un modelo a escala de un caza norteamericano (el hijo del Sha recibió entrenamiento como piloto de guerra en Estados Unidos).
También se encuentra allí una fotografía de sus padres, aquélla tomada en Bahamas y difundida mundialmente por París-Match, en la que aparece su madre apoyando la cabeza en el hombro de un melancólico y ya muy enfermo Sha. Completan el decorado una bandera, un calendario y un mapa iraníes.
"No es difícil eliminar a Khomeini, lo mismo que a otras figuras políticas. Pero lo que realmente deseo es que sea el pueblo quien decida lo que quieré hacer", dice a los periodistas tras señalar que luego del estallido de la guerra entre Irak e Irán él ofreció a los responsables militares de Irán integrarse "inmediatamente al Ejército para combatir al enemigo". "Aún no he recibido respuesta", agrega.
Diciendo que "habrá que tratar al pueblo con consideración porque sabemos lo que es vivir sin identidad, humillados por todos, rechazados como si fueramos leprosos, en cualquier aeropuerto o centro de inmigración del mundo", Reza Pahlevi asegura que de regesar él al poder "los valores se incrementarán y construiremos un nuevo país digno de los mejores elogios y haremos que todos se sientan en su casa". En el mismo tono declara que odia las torturas y que si volviese "lo primero que haría sería abolir eso y la pena de muerte", aunque reconoce que su régimen estaría basado en la constitución de 1906, la misma que empleara su padre para gobernar, y que --según Reza Pahlevi-- garantizó "la democracia" en Irán "durante 77 años". "Todo el que puede salir de Irán sin que lo maten afirma que nadie está contento con el gobierno presente", argumenta. "Existe un gran descontento. Pienso que la gente está esperando el momento de la liberación".
Sin embargo, su vida política, que lo obliga a asistir a reuniones en todo el mundo, no le impide tener otras actividades "mundanas". Juega tenis y fútbol (al parecer es su deporte favorito) y se dedica a la aviación, que es su "gran pasión". Pese a todo, es una persona notablemente tímida y puritana. Hace unos meses ante una periodista tuvo que admitir que jamás ha salido con una chica y que está muy lejos de buscar una para casarse. En alguna ocasión se levantó el rumor de que estaría interesado en desposar a la hija de Anuar Sadat, el asesinado Presidente de Egipto, pero él muy pronto se apresuró en desmentir tal chisme. "La primera vez que nos vimos --dijo refiriéndose a la hija de Sadat-- ya estaba casada desde hacía tres años, y acaba de tener un hijo hace pocos meses". También se queja de los "paparazzi", quienes han publicado, según él, muchas fotografías trucadas, en las que él aparece con mujeres, sin haber estado con ellas. Tan puritanas leyes pretende Reza Pahlevi aplicárselas a su propia madre, que aún joven y bella, no podrá casarse nunca más sin tener con el heredero del Sha grandes problemas. "Me opondría a ello absolutamente", dice. "No puedo aceptar que mi padre esté tendido bajo tierra y el resto de la familia viva como si no hubiera pasado nada".
Sobre su futura posición de rey, explica que la mejor forma de aprender a serlo es haciendo preguntas a otros reyes "aunque ninguno te dice nada sobre lo que siente o hace". De todas formas, se proclama partidario de una especie de monarquía constitucional parecida a la de España "donde todo el pueblo vive en paz y todos los problemas se solucionan en el Parlamento o a través de elecciones libres y democráticas". Finca la esperanza de su regreso a su país en algunas manifestaciones efectuadas dentro de Irán las cuales son, según él, en demanda de democracia. Empero no parece creer que su triunfo está a la vuelta de la esquina pues aconseja a sus seguidores no precipitarse, sino esperar "el momento ideal para evitar el derramamiento de sangre".
Así,en medio de recursos y comodidades, pero en notable soledad, el hijo del fallecido Sha espera a la orilla de una piscina la llegada de su cuarto de hora.--