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EL QUE ESTE LIBRE DE CULPA

El próximo preisdente de Estados Unidos será un hombre con sospechas de adulterio.

14 de septiembre de 1992

EN ABRIL DE 1984, cuando estaban en curso las coversaciones de desarme con la Unión Soviética en Ginebra, el embajador norteamericano Louis Fields recibió un encargo que no le gustó nada. Como republicano a ultranza y admirador de George Bush, la idea de que el entonces vicepresidente pasara la noche con una funcionaria de la Casa Blanca le parecía muy poco digerible, sobre todo porque por la forma como la pareja se trataba, era evidente que existía un romance de por medio.
Pero Fields cumplió con el encargo y consiguió el Chateau de Beilerive, de propiedad de Saddrudin Aga Khan hijo del lider ismaelita. Allí durmió esa noche Bush con Jennifer Fitzgerald, quien entonces era su secretaria de protocolo.
La historia, aparecida en el peróidico sensacionalista The New York Post, quiso explotar en la semana anterior a la Convención Republicana. No era la primera vez que se hablaba del asunto. Tal como afirma el mismo diario, desde hace años la relación fué tema de comentarios periodísticos, el mas reciente en Vanity Fair, cuando la esposa del candidato demócrata Bill Clinton, enfurecida por el escandalo desatado alrededor de su marido y la cantante Jennifer Flowers, dijo que "Todo el mundo sabe que hay una Jennifer en la vida de Bush, pero nadie escribe sobre eso".
De cualquier forma hay una gran distancia entre el affaire de Clinton, confirmado por la interesada ("Fuí amante de Bill durante 12 años " ) y el de Bush, que de ser cierto habría tenido lugar con una funcionaria aristocrática de alto nivel, que no tiene interes ni en la publicidad ni en el dinero que le reportaría confirmar el asunto. Por otra parte, el embajador Fields falleció de cancer en 1988 y se llevó a la tumba la verdad sobre el asunto. Pero como dice un reportero de Spy, "allí hay mucha tela de donde cortar".
Lo único cierto es que la esperada bomba no hizo explosión mas que cuando una reportera de CNN le preguntó a Bush en una rueda conjunta con el israeli Yitzhak Rabinsi la historia era cierta y cuando otro periodista la repitió en una entrevista en la oficina Oval. En ambas ocasiones el presidente respondió con indignación y logró capear el temporal.
El episodio parece confirmar que los estadounidenses están cansados de la vida privada de sus hombres públicos, porque ni Bush en esta ocasión, ni Bill Clinton parecen sufrir las consecuencias de esas consejas. Al final de la semana anterior, Bush se aproximaba a la Convención Republicana de Houston (Texas) con sus acciones en alza, como corresponde a ese momento electoral, y Clinton (quien restó importancia al "adulterio" de Bush) sigue en la brega, enfrentado sólo a sus propias limitaciones. Pero como cuando el río suena, piedras lleva, lo único seguro es que el próximo presidente de Estados Unidos será un hombre con fuertes sospechas de adulterio sobre sí.

PARA QUE SON LOS AMIGOS?
GEORGE BUSH SABIA QUE SI IBA nombrar a su secretario de estado James Baker como jefe de campaña, ello tendría que suceder antes de la convención republicana, porque eltema podría convertirse en un debate molesto en Houston. Por eso, sólo esperó la apartida del primer ministro Israelí Yitzhak Rabin para anunciar su desición. Baker vendría a dar una mano a su viejo amigo, ahora que su fortuna electoral siembra dudas sobre su capacidad para ganar su reelección.
Con ello, Bush rompe dos arraigadas tradiciones. Baker recibió el puesto de jefe en la casa Blanca (Chief of Staff), aunque los rumores indicaban que sería nombrado como como consejero especial, ya que el Chief of Staff casi nunca se encarga de manejar la campaña del presidente. La segunda es traer a actividades electorales al secretario de Estado, un puesto que se ha mantenido por fuera de la política interna, para cuidar desde una posición superior los asuntos internacionales del país.
Bush está muy preocupado por la ventaja de 30 puntos que el demócrata Bill Clinton sigue teniendo en las encuestas, así el desempeño presidencial de los últimos días le haya propiciado un mejor aire. Al nombrar a Baker, Bush se apoya en quien ha sido su amigo en los últimos 35 años, el mismo que como su jefe de campaña en 1988 le condujo a la victoria.
Pero si la desición quiere demostrar resolución y unidad entre los republicanos, también parece confirmar que el partido de gobierno está en graves problemas. La prueba es que Bush arriesga sacar a su ministro de exteriores en un momento crucial para la paz de su nuevo Orden Mundial, cuando Yugoslavia se desangra, Saddam Hussein está más arrogante que nunca y el Medio Oriente atraviesa un época promisoria. Bush evitó nombrar a un secretario de estado en propiedad y designó como encargado al segundo de a bordo, Lawrence Eagleburguer, un hombre experimentado pero con problemas de salud y una jubilación ad-portas que le convierte en poco más que un figurón.
Baker es el menos contento con al desición, porque estaba francamente a gusto en la Secretaría de Estado. Pero a estas alturas se estará probablemente preguntando "Y para qué son los amigos?"