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EL REGRESO DE HENRY

Renace la influencia de Henry Kissinger en la política externa norteamericana.

27 de febrero de 1989

Los nuevos vientos de la Casa Blanca, no parecen tener muy contentos a los viejos republicanos, que se habían hecho la ilusión de que la presidencia de George Bush sería una prolongación de la "Revolución Reaganiana". A las afirmaciones del nuevo presidente, quien ha dicho a todo el que quiera oírlo que la era Reagan ha terminado, se suma ahora la creciente influencia que, según los observadores políticos, tendrá Henry Kissinger en el manejo de las relaciones exteriores de país. El secretario de Estado de Nixon no es de buen recibo de los ultraconservadores, que lo acusan de "no haber ido lo suficientemente lejos" en su oposición al comunismo.

Aunque Kissinger mantiene su presencia en la politica externa a través de su asiento en la Junta Asesora para Asuntos de Inteligencia, lo que preocupa a senadores como Jesse Helms es el nombramiento en puestos claves de dos cercanos colaboradores de Kissinger, que han trabajado con él tanto en su época oficial como en la firma de consultoría que tiene en Nueva York (Kissinger Associates). Se trata de Brent Scowcroft, antiguo subgerente de la firma, que será el nuevo asesor nacional de seguridad, y Lawrence S. Eagleburger, quien antes de ser designado secretario de estado adjunto, fue el presidente de Kissinger Associates.

Pero si las iras de los ultras contra Kissinger se motivan en su supuesta debilidad, las críticas contra el nombramiento de sus dos colaboradores se encaminan en una dirección doble: la naturaleza e importancia de las actividades de consultoría de la empresa de Kissinger, y el hecho de que los funcionarios son vistos como demasiado acomodaticios y personalistas en sus relaciones con la Unión Soviética y los países comunistas.

En cuanto a lo primero, Kissinger ha declarado a The New York Times, que el 90% de sus actividades es "brindar consejo a sus clientes, lo que no incluye su representación ante el gobierno de los Estados Unidos ni la discusión de negocios específicos con líderes de otros países". Aunque parece que en ocasiones ese tipo de contactos sí se ha producido, el propio Kissinger se defiende diciendo que esas eventualidades son "muy inusuales" y que sus contactos gubernamentales son principalmente para fines de información. Aunque nunca se han revelado sus clientes, la facturación millonaria de Kissinger Associates incluye, según reportes de prensa, al Chase Manhattan Bank, General Electric de Inglaterra y L.M. Ericsson, de Suecia.

El otro foco de las críticas es Eagleburger. Se supone que en sus audiencias de confirmación ante el Senado, el nuevo secretario de estado adjunto deberá explicar sus negocios particulares de la época en que se desempeñó como embajador en Yugoslavia entre 1977 y 1981. Cuando perteneció al gobierno, Eagleburger promovió activamente el comercio bilateral con ese país, aun contra la rígida oposición de otros funcionarios de alto nivel.
Cuando abandonó las funciones oficiales, en 1985, Eagleburger asumió un puesto en la junta directiva de Yugo America Inc, la sociedad norte -americana encargada de la distribución en los Estados Unidos del automóvil Yugo, producido por un enorme complejo industrial yugoslavo.
Como si fuera poco, Kissinger Associates se convirtió en consultora de Yugo América. Por lo pronto, se esperan las audiencias de confirmación, en las cuales, entre otras cosas, se conocerán los nombres de los clientes de Kissinger Associates. Pero el regreso del viejo Henry a las primeras planas de la política exterior norteamericana, no parece discurrir por un camino de rosas. -