Home

Mundo

Artículo

MUNDO

México puede dar este domingo un giro a la izquierda

El segundo país más grande de América Latina elige presidente. El más opcionado es el izquierdista Manuel López Obrador, que, de ser elegido, acabaría con décadas de dominio de los partidos tradicionales.

30 de junio de 2018

Este domingo 1 de julio, alrededor de 90 millones de mexicanos elegirán un nuevo presidente de la República, además de 500 diputados federales, 128 senadores y nueve gobernadores, según datos del Instituto Nacional Electoral (INE) de ese país.

Si se cumple lo pronosticado en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador — conocido por el acrónimo AMLO — podría tener un amplio triunfo, lo que ubicaría a un líder de izquierda a cargo del segundo país más grande de América Latina por primera vez en décadas.

Los últimos sondeos publicados le daban una ventaja muy amplia sobre sus rivales más cercanos: Ricardo Anaya, de una coalición encabezada por el Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD); y José Antonio Meade, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En su tercer intento consecutivo por llegar al poder, AMLO estaría capitalizando el desencanto generalizado contra el sistema político tradicional en México y los escándalos de la administración de Enrique Peña Nieto, como la investigación contra su esposa por haber comprado una residencia de lujo con un enorme descuento de parte de un contratista del gobierno o la evidencia de espionaje ilegal a periodistas y activistas de derechos humanos en el caso de la desaparición de 43 estudiantes. Las investigaciones federales los exoneraron pero las urnas podrían marcar el castigo contra el actual gobierno.

Le puede interesar: Así fue el primer debate presidencial en México

López Obrador se presenta como el adalid contra la corrupción y los excesos de las élites empresariales y políticas a las que llama la "mafia del poder". Tanto en su estilo como discurso, transmite austeridad. Vive en una modesta vivienda de dos pisos, viajó en clase económica a sus eventos de campaña y solo posee un puñado de trajes. Además, prometió que no usará el avión reservado a presidentes y planea convertir la famosa residencia presidencial en un centro cultural. "Voy a obtener la mitad del sueldo de lo que recibe actualmente el Presidente de la República", asegura.

Para algunos, tal vez incluso para el mismo López Obrador, él es una especie de mesías, el líder elegido para sanar los males de su nación. López Obrador llama a su movimiento "la cuarta transformación de México", y se compara con héroes de la historia nacional como Benito Juárez (1806-1876), figura clave en la construcción de la República en el siglo XIX.

"Logró un proyecto que equilibra tres cosas: la guerra contra el narco, la guerra contra la corrupción y la guerra contra el proyecto neoliberal que ha sido muy dañino para México", dijo a la AFP el escritor e historiador mexicano Paco Ignacio Taibo II, conocido simpatizante de López Obrador.

No obstante, para otros analistas detrás de esta humildad hay unas complejas ansias de poder. Muchos lo consideran "populista" y un "gran peligro para México" que podría seguir los pasos de Hugo Chávez en Venezuela. Durante la campaña, incluso con avisos publicitarios cuestionaron la salud del candidato. 

Además, le critican su falta de propuestas concretas para gobernar la segunda economía latinoamericana, durante la era de Donald Trump.  "Lamentablemente nunca ha sido claro. Ha centrado cualquier solución en torno a su figura y a su capacidad personal para resolver asuntos", afirmó a la AFP el analista político Fernando Dworak

Su proyecto para la nación 2018-2024 incluye reducir los salarios de funcionarios públicos en un 50 por ciento, asegura que no aumentará impuestos ni la deuda pública y prometió el fin de la reforma energética. Además, prometió elevar las pensiones para los viejos, becas para los jóvenes y todo tipo de beneficios sociales, que se financiarán con los 20.000 millones de dólares al año que obtendrá atacando la corrupción. Para tranquilizar a la comunidad empresarial, ha dicho que no expropiará negocios y trabajará de la mano con el sector privado.

También puede leer: López Obrador se perfila como vencedor en elección presidencial en México

No obstante, las propuestas para dar un "giro radical" en México han disparado las alarmas de los mercados que han observado la pérdida de valor del peso y la caída de las acciones ante el temor de que implemente políticas que ahuyenten la inversión. Los pronósticos más pesimistas consideran que el peso se depreciará no menos de 27 por ciento para fin de año.

Sin embargo, según los analistas e inversores consultados por Bloomberg, los activos mexicanos experimentarán un período accidentado entre la elección y la asunción del 1 de diciembre, pero que ese nerviosismo debería ceder y podría darse una recuperación una vez que López Obrador asuma y se abstenga de implementar políticas extremas. Las elecciones presidenciales y de ambas cámaras del Congreso que se realizarán mañana domingo en México tendrán implicancias significativas para los mercados globales.

El Peje

Originario de Tabasco (sureste), "El Peje", como también se le conoce, inició su carrera política en las filas del PRI que después abandonó para sumarse al Partido de la Revolución Democrática (PRD). 

En 1994 buscó el gobierno de su estado natal, que no consiguió, aunque para el año 2000 brincó a la escena nacional al convertirse en jefe de Gobierno de Ciudad de México. 

En 2006 y 2012 buscó infructuosamente la presidencia de México. Sus críticos lo tachan de mal perdedor luego de que en la elección de 2006, que perdió por solo 0,56 por ciento, desconociera los resultados y bloqueara la vital avenida capitalina Paseo de la Reforma por semanas. Incluso se autonombró "presidente legítimo de México" en un evento en el que hasta se puso una banda tricolor en el pecho. 

Se le dio por muerto de la escena política en varias ocasiones. "Por caernos y volver a levantarnos y volver a caernos y volver a levantarnos", dijo en el acto de cierre de campaña, acompañado de su segunda esposa Beatriz y sus cuatro hijos.

En contexto: Violencia política en México: la democracia bajo fuego

Esta vez, se ha trazado metas claras: triunfar o irse a "la chingada", popular expresión mexicana que significa abandonar la carrera. 

Pero él da por sentado una victoria. Aficionado al béisbol, ha dicho que esta vez ganará por "blanqueada", es decir, sin recibir carreras de la escuadra rival.

Anaya, el "joven maravilla" que busca dar la sorpresa

Delgado, con facciones adolescentes y con la promesa de gobernar inspirado en los líderes de Silicon Valley, Ricardo Anaya es quien aparece como segundo en las encuestas, aunque aparentemente con pocas posibilidades de derrotar a AMLO.

Anaya, de 39 años, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), es impulsado por una coalición de derecha e izquierdas. De estilo fresco, muestra sus propuestas en exposiciones dignas de Apple o Google.

Domina el inglés y el francés, destaca su agilidad mental y una memoria que algunos califican de "asombrosa".

"La pregunta fundamental que van a responder los electores es continuidad o cambio. Yo propongo que construyamos juntos un cambio inteligente", dijo Anaya ante una complacida audiencia de banqueros.

Fue apodado "El joven maravilla" por periodistas que cubrieron su labor como líder de la cámara de Diputados (2013- 2014).

Algunos lo recuerdan ordenando alborotadas entrevistas de pasillo o atendiendo uno por uno los pedidos de mejoras para la sala de prensa.
Personajes cercanos lo describen como ambicioso, perfeccionista, impaciente y muy preparado. Pero otros piensan que reúne el perfil de un político maquiavélico.

Le sugerimos: México y el efecto Trump

"No ganaría un concurso de popularidad porque los que se sientan atrás en el salón (de clase), los que no hacen su tarea, no lo ven con tan buenos ojos", dice el expresidente del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) Agustín Basave.

"Hay quizás un poco de envidia embozada", agrega el diputado, quien negoció con Anaya cruciales alianzas entre PRD y PAN para arrasar en comicios estatales de 2016.

"Peña Nieto lo detesta, lo ve con enorme y profunda antipatía. Dicen que es porque Ricardo pasó de ser un político negociador a un político de oposición muy dura, muy frontal, casi radical", afirma Basave.

Decisiones como esta han hecho que feroces detractores, entre ellos poderosas figuras del PAN como el expresidente Felipe Calderón y su esposa, la candidata presidencial independiente Margarita Zavala, pinten a Anaya como un político inescrupuloso y desleal.

"Anaya estaba dispuesto a destruir su propio partido, a socavarlo, a dividirlo en múltiples partes, para hacerse de la candidatura presidencial", dice Pamela Starr, internacionalista y directora de la US-Mexico Network de la Universidad del Sur de California.

Aunque su familia es próspera, cultiva una imagen austera, con trajes sobrios y su único adorno es una pulsera artesanal con la palabra México.
Padre de tres hijos, está casado con Carolina Martínez, su novia desde el bachillerato.

Pero Anaya puede sorprender por su audacia: cuando el tráfico de la capital mexicana arrecia, tiene listo un casco y traje especial para montarse en una moderna motocicleta.

*Con información de AFP