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Elecciones y terrorismo

El pasado de Daniel Ortega, oportunamente recordado por Estados Unidos, fue crucial en el triunfo de Enrique Bolaños

20 de agosto de 2001

Con un titular frio y contundente el diario La Prensa de Managua tituló: “Departamento de Estado satisfecho”. Y es que más allá de la victoria en las elecciones del 4 de noviembre del candidato del Partido Liberal Constitucional, Enrique Bolaños, quien realmente ganó fue Estados Unidos.

Esta vez la disculpa ya no fue la Guerra Fría, el narcotráfico o la corrupción, sino la lucha contra el terrorismo: “El 11 de septiembre fue un regalo para Washington porque, luego de lo ocurrido, apareció la mejor excusa para que el gobierno estadounidense tuviera una nueva disculpa en su discurso para imponer su voluntad. En Nicaragua se desarrolló una descarada estrategia de presión contra el candidato Daniel Ortega, acusándolo de nexos con el terrorismo”, dijo a SEMANA Larry Birns, director del Consejo de Asuntos Hemisféricos con sede en Washington.

Hasta entonces Ortega, con una imagen rejuvenecida en la que cambió el uniforme militar por camisas rosadas y con un discurso anticorrupción como principal bandera, se había mantenido arriba en las encuestas.

A partir de ese día la historia empezó a cambiar. Funcionarios del Departamento de Estado advirtieron sobre los vínculos entre Ortega y personas u organizaciones acusadas de terrorismo por Estados Unidos, como Saddam Hussein, Muamar al Gadafi, la guerrilla colombiana de las Farc y el grupo vasco ETA. Al respecto el profesor de American University en Washington, William Leogrande, se pregunta: “Si ese vínculo entre el sandimismo y Daniel Ortega con terroristas existe, ¿por qué el Departamento de Estado lo anunció por primera vez en una década?”.

Por otra parte el embajador estadounidense en Nicaragua, Oliver Garza, asumió un papel protagónico en el proceso al anunciar el inminente deterioro de las relaciones entre los dos países ante una posible victoria de Ortega y al recordar el lúgubre pasado del candidato y ex presidente por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (Fsln) como violador de principios democráticos y de libertad de expresión. En este sentido Birns afirma que “Garza trabajó casi como un consultor para el Partido Liberal al sugerir que Washington veía con buenos ojos a Bolaños”.

Al parecer en los días anteriores a las elecciones fue tan marcada la injerencia estadounidense que, según The Dallas Morning News, “Rosario Murillo, esposa de Ortega, escribió a la primera dama de Estados Unidos, Laura Bush, para que ella hiciera un llamado a detener esa estrategia de ‘terrorismo electoral’ contra la democracia nicaragüense”.

Al final Daniel Ortega perdió sus terceras elecciones consecutivas y Enrique Bolaños se prepara para asumir el poder el próximo 10 de enero y tratar de borrar la imagen de corrupción dejada por Arnoldo Alemán, pero como dijo a SEMANA el investigador del International Institute for Democracy, Michael McCarthy: “Estados Unidos deberá culminar esta versión de democracia en la que los electores tienen el derecho de votar siempre y cuando lo hagan por el candidato de Washington”.