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EN BUSCA DE LA RAZON PERDIDA

La OTAN ganó la guerra fría, pero ahora no sabe cómo sobrevivir a su propia victoria.

9 de diciembre de 1991

EL 7 DE NOVIEMBRE DE 1991 NO RECORDO EN nada a la misma fecha de años anteriores. En Moscú una multitud sombría conmemoró extraoficialmente un nuevo aniversario de la Revolución Rusa, sin desfiles de tanques y sin los dirigentes del Kremlin alineados en el Mausoleo de Lenin. Las banderas rojas de los comunistas recalcitrantes contrastaban con los crespones negros de quienes, en la plaza Lukianka, celebraban un réquiem por las víctimas de los 70 años de comunismo.
Ese panorama finisecular lleno de incertidumbre hacia el futuro, se repitió al otro lado de Europa, con un tono aparentemente contrario, pero con el mismo manto de dudas: ese día en Roma, los 16 jefes de Estado y de Gobierno de los países de la OTAN (la Organización del Tratado del Atlántico Norte) intentaban ponerse de acuerdo sobre el futuro de esa Alianza. El desmoronamiento del bloque comunista y la consecuente desaparición de su rival el Pacto de Varsovia, eventos que en la práctica significaron el triunfo de la OTAN en la guerra fría, dejaron a esa organización enfrentada no sólo a encontrar nuevas estrategias, sino a demostrar que no es un dinosaurio proveniente de épocas superadas La supervivencia de la OTAN pasa por varias variables. La primera apunta a la permanencia de Estados Unidos como