En el limbo

El problema de los niños migrantes en Estados Unidos aún no tiene solución. Barack Obama enfrenta presiones de corrientes políticas que por un lado lo acusan de tener mano dura con los inmigrantes

—buena parte de su electores fueron latinos— y los republicanos que lo acusan de ser muy permisivo. Vale recordar que muchas reformas se encuentran estancadas por la oposición republicana. Una de estas es precisamente la migratoria, cuyo objetivo es arreglar la situación de unos 11 millones de indocumentados. El tema es complicado y divide a la opinión pública pues se trata de casi 60.000 niños quienes han llegado a Estados Unidos solos. Llegan desde países centroamericanos como Honduras, El Salvador o Guatemala, en donde las pandillas y la falta de educación motivan a los padres a ver en la migración una salida. Esta semana el papa pidió en una carta que “se proteja y se acoja como es debido” a los menores mientras la detención de un reconocido activista indocumentado, el periodista José Antonio Vargas, reavivó la polémica, aunque fue liberado a las pocas horas. Mientras Washington medita qué hacer, los menores no dejan de llegar a la frontera.