Nacionalista al poder

India nuestra madre” repetía Narendra Modi simultáneamente en casi todas las calles de su país. Los más de 1.200 millones de habitantes no podían creer que el candidato a primer ministro pudiera ser omnipresente. Pero era en realidad su holograma el que les hablaba a los indios del arribo de la hora del cambio. Y los convenció. El nuevo gobernante de la democracia más grande del mundo marcó el fin de una era al frente del Partido Nacionalista Bharatiya Janata Party (BJP), tras propinar una histórica derrota al Partido del Congreso, el de la dinastía Ghandi, que estuvo al frente del país por casi 49 años desde su independencia. Pero el regreso del nacionalismo también podría llegar a ser peligroso, pues en un país como India, que siempre ha sido gobernado por coaliciones políticas, el ascenso de Modi no es visto con buenos ojos y más con las recientes acusaciones de fomentar el odio étnico entre musulmanes e hinduistas. Resentimiento que le costó al país la pérdida de Bangladesh y Pakistán en 1947. La gran pregunta es si Modi encarna la hora del cambio o si seguirá en la línea del odio.