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EN JUEGO LARGO...

PEÑA-GOMEZ APENAS ALCANZO A ARAÑAR EL PODER CON SU VICTORIA DE PRIMERA VUELTA. PORQUE SUS ADVERSARIOS NO LE PERMITIRAN GANAR LA SEGUNDA.

24 de junio de 1996

El candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano, Francisco Peña-Gómez no tuvo tiempo de celebrar. Tan pronto como oyó que había ganado la primera ronda de las elecciones dominicanas del pasado 16 de mayo con 46 por ciento de los votos, entendió que necesitaría un plan de contingencia. Porque tiene apenas cinco semanas (la segunda ronda será el 30 de junio) para refrendar su elección como presidente de la nación caribeña. Sólo que las encuestas señalan que en la segunda vuelta el escogido sería Leonel Fernández, del Partido de la Liberación Dominicana. Es más, muchos observadores aseguran que Peña-Gómez alcanzó su votación máxima el pasado jueves 16, y que es imposible que incremente el número de votantes. No sucede lo mismo con Fernández, quien ha comenzado a saborear las mieles del favoritismo. La razón es que el partido del presidente Joaquín Balaguer está dispuesto a todo para impedir que Peña-Gómez llegue al poder, incluso apoyar a Fernández con los votos del oficialista Jacinto Peynado. Sin embargo, lo que aún está en discusión es si la unión entre el Partido de la Liberación Dominicana y el gobernante Partido Reformista Social será pública. Porque si bien una alianza con el oficialismo le brindaría a Leonel Fernández el 15 por ciento del electorado, también podría perjudicarle, porque el Partido de la Liberación Dominicana siempre se ha presentado como opositor de Balaguer. Sin embargo, los motivos para la coalición si bien parecen sacados de otros tiempos, justifican a los ojos de los actores cualquier riesgo. Se trata de evitar, ni más ni menos, que el país caiga en manos de extranjeros, porque Francisco Peña-Gómez es negro y tiene orígenes haitianos, y su objetivo último sería unificar a la isla de La Española, que su país comparte con Haití. Delirante como parece esa acusación, ha logrado gravitar sobre el electorado, hasta el punto de que muy pocos piensan que Peña-Gómez podrá convertirse en presidente. Entre tanto, el dirigente ha estado trabajando a las bases y a los dirigentes barriales del partido oficialista. Se trata de un trabajo por debajo de la mesa, porque Balaguer tiene prohibidas las alianzas con el Partido Revolucionario Dominicano, tanto que a mediados de la semana pasada, el ministro Angel Lockward fue destituido por manifestarse a favor de que el gobierno hiciera un pacto con Peña-Gómez para la segunda ronda. Lo malo de todo ello es que, de llegar al poder, Leonel Fernández seguirá dependiendo de Balaguer, el mismo hombre que ha dominado la política dominicana durante 40 años, para gobernar. En el Congreso el Partido de la Liberación Dominicana tiene una representación estrecha y necesita del Partido Reformista Social. Es decir, que los proyectos de gobierno de Fernández necesariamente requerirán del visto bueno del octogenario ex presidente y sus vínculos serían evidentes. Si bien las cuentas parecen marcar una tendencia clara, no se puede olvidar que los abstencionistas, que son un poco más del 20 por ciento, podrían inclinar la balanza en forma definitiva hacia cualquiera de los dos candidatos. Por lo pronto, para los dominicanos la mayor diferencia de esta elección con tantas del pasado reciente, es que están seguros de que en esta oportunidad Joaquín Balaguer no será el ganador, así su bendición parezca ser definitiva para el triunfo.