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ENTRE DOS AGUAS

En medio de roces de tropas y conversaciones de alto nivel, Panamá vive los días más difíciles de la era Noriega.

11 de septiembre de 1989

A medida que se acerca el 31 de agosto, día en que termina constitucionalmente el periodo del actual gobierno, la tensión en Panamá aumenta.Hasta la semana pasada,las demostraciones de fuerza de Estados Unidos en territorio panameño habían sido vistas solamente como actos de provocación deliberada, por ahora sin mayores consecuencias.
Esta semana, sin embargo, las acciones de las fuerzas armadas de los dos países pasaron de la intimidación al enfrentamiento. A la operación "Zape al Intruso", iniciada por las Fuerzas de Defensa panameñas en todo el país, el jueves pasado Estados Unidos respondió con la llamada "Operación Alicia", en los alrededores del Fuerte Amador, zona de uso conjunto de militares norteamericanos y panameños, movilizando durante dos horas, por tierra y aire, a más de mil soldados que en helicópteros, aviones y tanquetas cruzaron varias veces la zona del canal. El día anterior, soldados norteamericanos habían retenido a unos 50 militares retirados de América Latina, que visitaban un edificio de las Fuerzas de Defensa en jurisdicción territorial panameña, y a 29 panameños, entre ellos un oficial cuñado del general Noriega; mientras un convoy de marines incursionaba en la población de Arraiján, ubicada a 13 km de Ciudad de Panamá. Además, tropas norteamericanas mantuvieron bloqueada por varias horas la entrada a Fuerte Amador, aparentemente en represalia por el arresto de dos soldados estadounidenses. El incidente terminó cuando los dos marines fueron canjeados por dos militares panameños arrestados por los norteamericanos.
El vocero del Comando Sur de Estados Unidos, coronel Ronald Sconyer, explicó los operativos militares como una estrategia "diseñada para proteger ciertos escenarios como parte de la misión de las fuerzas estadounidenses de defensa y protección del Canal de Panamá". Para las Fuerzas de Defensa, la actitud de Estados Unidos continua siendo de provocación e intimidación.
Mientras la tensión militar se agudiza, el diálogo político entre los sectores en conflicto permanece estancado. La propuesta de la Alianza Democrática de Oposición Civilista (ADOC) de realizar un plebiscito el próximo 20 de agosto para que el pueblo panameño decida si refrenda las elecciones del 7 de mayo, fue calificada de inaceptable por las fuerzas gobiernistas de la Coalición de Liberación Nacional (Colina). El presidente Manuel Solís Palma argumentó que la Constitución panameña no contempla la posibilidad de realizar plebiscitos de esa naturaleza e insistió en la conformación de un gobierno de transición que asuma el poder a partir del 1o. de septiembre.
Las fuerzas de la oposición, sin embargo, no parecen dispuestas a ceder. Dos de sus líderes, Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford, decidieron hacer un periplo de seis días por Venezuela, Colombia y Perú, en busca de solidaridad internacional para su propuesta de plebiscito. Ante los presidentes y la prensa de estos países, los representantes de la ADOC sostuvieron una y otra vez que no aceptarán salida distinta al retiro del general Manuel Antonio Noriega y el respeto a las elecciones del 7 de mayo, que sólo podrían ser anuladas si en el plebiscito el pueblo panameño decide revocar su decisión. La razón para esta posición radica, según Arias, en que mientras Noriega permanezca en su cargo, no hay posibilidad de establecer un gobierno nacional, pues "detrás de cualquier tipo de gobierno estará siempre él". Ni siquiera la eventualidad de una intervención norteamericana parece argumento suficiente para que la ADOC modifique su posición porque, segun Ford, aunque no se puede desconocer que existe este tipo de riesgo,"es más una formula de Noriega para distraer la atención, haciendo creer que hay peligro de una invasión y por tanto sólo dos alternativas: dictadura e intervención ".
Así las cosas, a pesar del buen recibimiento que le dieron a Arias y Ford en su gira, son pocas las esperanzas de que la solidaridad internacional sea suficiente para que Panamá encuentre una salida antes del 31 de agosto si alguna de las partes no cede en su posición.
Los esfuerzos de la OEA han servido para propiciar el diálogo, pero es poco lo que el organismo internacional puede hacer para forzar a las partes a modificar sus puntos de vista. Y mucho menos para lograr que Noriega se retire del poder antes de finalizar el mes. Precisamente una emisora panameña divulgó la semana pasada la supuesta transcripción de una conversación entre el candidato presidencial de ADOC, Guillermo Endara, y el presidente norteamericano, George Bush, en la cual el mandatario de Estados Unidos reconocía que era poco posible lograr la salida de Noriega antes del 1o. de septiembre.
Aunque no se pudo confirmar la veracidad de la transcripción, lo cierto es que el sentimiento generalizado continua siendo que Noriega difícilmente abandonará el poder en las próximas dos semanas y, ante el hecho, Panamá tendrá que enfrentarse a tener un gobierno de facto cuyos días, aunque contados, pueden ser aún muy largos.