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“Es una conspiración de sectores de la oposición que quieren desestabilizar al país": Correa

El Presidente habló con Semana.com desde el Hospital de la Policía en Quito y dijo que es un plan preparado desde tiempo atrás. Hay censura a medios radiales y de TV, con cadena estatal indefinida y obligatoria.

Orlando Gómez, corresponsal de SEMANA en Ecuador
30 de septiembre de 2010

“Perderé la vida gustoso por defender a Ecuador”, dijo el presidente ecuatoriano Rafael Correa a SEMANA.COM en una breve conversación telefónica desde el Hospital de la Policía, en Quito, donde está internado y donde, según sus seguidores, fue secuestrado.

El Mandatario fue internado allí luego de sufrir golpes y verse afectado por gases lacrimógenos que le lanzaron los policías sublevados en el Regimiento Quito.

Con una voz un tanto temblorosa, Correa dijo que lo ocurrido “es el resultado de una conspiración permanente de sectores de la oposición, que quieren desestabilizar al país”.

Recalcó que “la gran mayoría de la Policía nos quiere y apoya, pero estos planes de desestabilización a Ecuador se han ido preparando desde hace mucho tiempo”. “Tendrán miles de Correas para armar la Patria si me llegan a matar”, reafirmó.

Momentos antes en una entrevista a la radio estatal, sostuvo que "están tratando de introducirse aquí, a mi habitación, por medio de los techos estos policías en rebelión”.

Correa fue llevado al hospital, luego que en el cuartel mencionado confrontó a los sublevados, retándolos, incluso, a que lo matasen, pero que no cedería en sus intentos de continuar llevando adelante sus proyectos de la revolución ciudadana.

Los policías tomaron además de la sede del regimiento número 1 de Quito, otras comisarías en el puerto de Guayaquil, y en Cuenca, Loja, Ambato y la Amazonia, así como la sede de la Asamblea Nacional en la capital del país, al tiempo que unos 200 militares de la Fuerza Aérea tomaron el aeropuerto de la capital, que aún permanece cerrado.

Los agentes recibieron apoyo de personal motorizado y de radiopatrullas.

Al atardecer, las calles de la capital presentaban un caos total de tránsito, ante la ausencia de agentes.

En el edificio de la Comandancia General de la Policía, en la avenida Amazonas, numerosos uniformados portaban carteles indicando “Pite por nuestros derechos que son los de todos ustedes”. “Apóyenos, haga sonar la bocina”, lo que, efectivamente, hacía la mayoría de automovilistas, algunos acompañados de gritos de “Fuera Correa”! y “Presidente asesino”, comprobó el corresponsal de SEMANA.

La Asociación de Bancos pidió a los clientes no sacar el dinero de sus cuentas, ante la desprotección policial y algunos de esos establecimientos cerraron. Igual lo hicieron varios centros comerciales, pues no faltaron actos de vandalismo y saqueos.

Las escuelas y colegios fueron cerrados y el Gobierno decretó el estado de excepción o de sitio ante los acontecimientos, para que los militares cumplan el papel de los policías en las calles.

Las conexiones de Internet y celulares fallaron durante casi todo el día y el Gobierno ordenó que todas las radios y canales de televisión retransmitan permanentemente una cadena nacional indefinida, con lo cual los ciudadanos ignoran realmente qué está sucediendo, pues el enlace estatal se limita a entrevistar a partidarios de Correa, como ministros y diputados.

Cuando los simpatizantes de Correa se concentraron frente al Palacio de Carondelet para rechazar el intento de golpe de Estado, el canciller Ricardo Patiño los arengó a viajar hasta el hospital de la Policía “y rescatar a nuestro líder de las manos de los golpistas que quieren asesinarlo”.

Pero el comandante de la Policía, general Freddy Martínez, que permanece leal al Gobierno, le confirmó a SEMANA que el mandatario “no está secuestrado ni retenido” y que “su seguridad está garantizada”.

Sin embargo, pocos lo hicieron, pues la entrada a esa casa de salud estaba rodeada de policías que impedían el acceso a todo el mundo, incluso a los periodistas.

Una fuente de SEMANA informó desde ese sitio que delegados de los sublevados presentaron a Correa un documento en que le pedían que firmase la derogación de la ley que rechazan, pero que el Presidente se ha negado a ello.

La llamada Ley de Servicio Público reducirá los beneficios económicos de los miembros de la Policía.

En tanto, el vicepresidente Lenin Moreno permanece en Guayaquil ante la imposibilidad de viajar a Quito, tanto por prevención a su integridad como por el cierre del aeropuerto internacional y la base aérea.

Al anochecer, los ciudadanos ignoraban que sucedía realmente en el Gobierno, pues como se dijo atrás todos los medios radiales y de Tv están conectados en forma obligatoria a la señal estatal, lo que muchos ciudadanos consideran desinformación y censura.