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La copa de la vergüenza

El escándalo de abuso sexual en el fútbol tiene paralizado al país austral. Las revelaciones comenzaron por el Club Independiente de Avellaneda, pero parece ser apenas el comienzo.

7 de abril de 2018

La mesa de la periodista Mirtha Legrand, de 91 años, uno de los shows periodísticos más vistos, se convirtió en la caja de resonancia del enorme escándalo de abuso sexual de jóvenes futbolistas que tiene en vilo a Argentina. Una de las invitadas de la diva acusó, sin pruebas, a conocidas figuras de la vida política y social de ser parte o favorecerse de estas redes de tráfico sexual.

Más allá de este vodevil mediático, que se replicó en las redes sociales y los medios, el fenómeno del abuso sexual de futbolistas parece tener una profundidad sorprendente. Las primeras denuncias partieron de las autoridades del Club Independiente, después de que uno de los jóvenes que se aloja en la pensión le contó a su psicólogo los abusos a que había sido sometido.

Según su relato, unos 20 chicos eran obligados a prostituirse en departamentos del centro de Buenos Aires con hombres mayores. La Justicia detuvo a 6 personas, entre ellas al relacionista público Leonardo Cohen Arazi y a un árbitro cuya cuenta de Facebook tiene más de 1.000 contactos, la mayoría jugadores de las divisiones inferiores del conurbano bonaerense.

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Hasta ahora, la justicia tiene probados siete hechos, pero se cree que hay diez casos más. Si se confirman, se trataría de casi un tercio de los jóvenes que viven en la pensión, según informó La Nación. Tras esta denuncia inicial se conocieron nuevos casos en el Club River Plate y en la Confederación Argentina de Gimnasia.

Cohen Arazi, el personaje acusado de organizar la red, es muy conocido en la farándula. En 2010 había contado en un programa de televisión que le llevó “unos cuantos jugadores de fútbol” a una estrella local, en medio de las risas cómplices de los presentes en el estudio. En un mensaje de 2012 en su cuenta de Twitter, invitaba a “futbolistas con facha y dominio de la pelota hasta 17 a 21 años” a enviarle fotos. Ese mismo año se preguntaba en otro mensaje: “[¿] Lentamente se está blanqueando la prostitución en las inferiores del fútbol?”. Y el 29 de abril de 2015 escribía: “¿O sea pedirle sexo a pibes de 16 y 17 años a cambio de favores o trabajo se considera pedofilia?, ¿o es abuso deshonesto?”.

Pero el hecho no se limita a Independiente o River. Enrique Polola, director de la pensión del Club San Lorenzo, denunció la existencia de una “red de pedófilos” en el fútbol, según Infobae. La Defensoría Ciudadana de La Plata pidió a los clubes Gimnasia y Esgrima y Estudiantes una audiencia sobre sus pensiones; y en Tucumán, donde el expresidente del Club San Martín, la Chancha Alé, fue condenado a diez años de cárcel por explotación sexual en 2017, las directivas empezaron a hacer charlas con los padres y los jugadores para prevenir cualquier caso de abuso sexual.

“Es la primera vez que se da a gran escala la denuncia de un club de los grandes, que abrió la puerta de algo que estaba silenciado”, señaló a SEMANA Roberto Parrottino, periodista deportivo del diario Tiempo Argentino. “Esto existió siempre”, dijo Daniel Bertoni, ídolo de Independiente y campeón del mundo en el Mundial de 1978, al mismo diario. “En la época nuestra había un runrún de estas cosas. La suerte fue que un chico se quebró y habló, porque si no, hubiese continuado. Se aprovechan de chicos de las provincias que no tienen apoyo familiar”, destacó.

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En 2016, Héctor Kruber, de 67 años, director técnico infantil del Club Deportivo Mac Allister en La Pampa, fue apartado de su cargo después de la denuncia de una madre. Según Clarín, la acusación afirmaba que los chicos eran obligados a dormir desnudos, que los tocaban y los incitaban a practicar sexo oral. El caso tuvo resonancia porque dirigía el club el hermano del secretario de Deportes de la Nación, Carlos Javier Mac Allister.

Uno de los hechos más antiguos fue el del director técnico Héctor ‘Bambino’ Veira, condenado por intentar violar a un menor de 13 años, aunque luego se redujo la pena porque solo fue una “tentativa”. “Con el paso de los años, el Bambino se convirtió en un personaje de humor de la televisión”, recordó Parrottino. “La sociedad argentina es olvidadiza”, agregó.

Los niños que quieren llegar a primera división y algún día ser como Messi y Maradona, provenientes de familias con escasos recursos, son susceptibles de caer en estas redes. La promesa de unos botines, un reloj o dinero son a veces suficientes para forzar a estos adolescentes a tener relaciones con mayores o a ser derivados a clientes en los bares o discotecas porteños. La historia recién comienza a salir a la luz.