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Estas elecciones han traído una bocanada de aire fresco a la política española, que se ha visto renovada con nuevos partidos y debates ricos en ideas. | Foto: Reuters

POLÍTICA

España dejará atrás el bipartidismo

Las elecciones generales del domingo 20 traerán un nuevo panorama político en la península. Se acabó la hegemonía de los partidos tradicionales.

12 de diciembre de 2015

Los españoles protagonizarán en pocos días los comicios más emocionantes de su historia reciente con un escenario político sorprendente e inédito. Por primera vez cuatro partidos fuertes se disputan el poder, por primera vez la derecha acude a las urnas dividida en dos y por primera vez desde hace más de 30 años España será gobernada por una coalición de dos o tres partidos, porque ninguno de los contendientes conseguirá la mayoría absoluta.

Las encuestas dan un empate técnico al gubernamental Partido Popular (PP), al nuevo partido conservador Ciudadanos y al partido socialista Psoe, y tras ellos llega el partido de izquierda Podemos que surgió de los movimientos de ciudadanos indignados por la corrupción política que explotó en las calles de España y Europa en 2011. Este escenario contrasta con las últimas elecciones hace cuatro años cuando el PP de Mariano Rajoy desbancó al Psoe del gobierno al alcanzar el 44,6 por ciento de los votos y la mayoría absoluta más aplastante de la historia española.

“Esta es la primera vez que los españoles tenemos más opciones viables de voto. Por fin se ha roto el bipartidismo del PP y el Psoe que se han repartido el poder en los últimos 33 años. La política es ante todo negociación y pactos, y no como ha ocurrido en España donde los dos partidos tradicionales han gobernado a su antojo. Esta vez el país está abocado a construir una nueva etapa política de cuatro partidos fuertes que están forzados a negociar, a pactar y a fiscalizarse mutuamente”, dijo a SEMANA el politólogo Fernando García.

El presidente Mariano Rajoy no repetirá mandato, según los sondeos y los analistas consultados por SEMANA. Lo castigan los fuertes recortes sociales que ha realizado en salud y educación, el desempleo que supera el 21 por ciento, pero, sobre todo, los graves casos de corrupción en su partido. A pesar de que la Policía y los jueces han demostrado que el PP se ha financiado de manera ilegal durante los últimos 20 años, aún hoy nadie de la cúpula ni el propio Rajoy han renunciado a sus cargos.

Rajoy asumió el poder en la mayor recesión económica de la historia reciente y su política de duros recortes sociales, sumada a una marejada de casos de corrupción de líderes de su partido en mitad de esta crisis, desató fuertes movilizaciones sociales en defensa de la salud y la educación públicas y gratuitas. En esta campaña electoral, Rajoy ha apostado todo a la recuperación económica y a las cifras macroeconómicas que muestran un leve repunte de España. Pero ha cometido el error de gobernar aislado con su mayoría parlamentaria y de no bajarse de su pedestal en ningún momento.

De hecho, solo en estos días de campaña ha concedido entrevistas y participado en debates, luego de más de tres años y medio en los que compareció en ‘ruedas de prensa’ con declaraciones grabadas en video y sin derecho a preguntas por parte de los periodistas, para no verse salpicado de preguntas incómodas acerca de la corrupción en su partido. El colmo de esta actitud ha sido negarse a asistir a los debates con los tres candidatos presidenciales que compiten con él por el poder y enviar a su vicepresidenta Soraya Sáenz a dar la cara por él. “Yo hago lo que se ha hecho siempre, así que solo debatiré con el líder del partido de la oposición (el Psoe), Pedro Sánchez, que es mi único rival político por el gobierno de España”, puntualizó.

Según los sondeos, los ciudadanos ven a Rajoy como una figura de la ‘vieja política’, con sus vicios y sus tradiciones heredadas del régimen franquista, al que solo apoyan los conservadores mayores de 50 años. En las elecciones pasadas era el más joven de los candidatos, pero hoy es el más viejo. Es 17 años mayor que el líder del Psoe, Pedro Sánchez, y le saca más de 23 años a los candidatos de Ciudadanos, Albert Rivera, y del partido Podemos, Pablo Iglesias.

En los 37 años de historia democrática de España, la izquierda política se ha presentado fragmentada en varios partidos, donde el Psoe ha sido el más exitoso, pero la derecha se había mostrado siempre monolítica, fiel a la herencia recibida de los 40 años de dictadura del general Francisco Franco. En el PP desde sus inicios los candidatos han sido designados a dedo y el que ha protestado contra el líder o ha demandado más democracia interna ha sido rápidamente excluido del clan.

Una de las claves de las elecciones del próximo 20 de diciembre es que, por primera vez, la derecha acude dividida a los comicios. A Rajoy le surgió un competidor que nadie esperaba, Albert Rivera, de Ciudadanos, que le ha ido quitando votos en el último año y medio de manera vertiginosa y, según las encuestas, hoy casi equipara en votos al PP. Si bien Ciudadanos nació en 2005 en Cataluña y allí venía siendo un partido minoritario, su irrupción y protagonismo nacional ha estado apoyado e impulsado por grandes empresarios conservadores descontentos con Rajoy y con la corrupción interna del PP. Albert Rivera se presenta como una opción nueva para los conservadores, sin rastros de corrupción, contrario a la independencia de Cataluña y con un discurso moderno que busca una renovación democrática dentro y fuera de los partidos políticos.

“Aunque Rivera quizá esté un poco o muy inflado por las encuestas debido a su juventud y a su novedad, es evidente que representa una derecha con un discurso renovador que jamás ha tenido ni tendrá el PP y, en este sentido, es una opción fresca para los votantes conservadores, principalmente los jóvenes, que se sienten defraudados y traicionados por Rajoy”, señaló a SEMANA la analista Laura Blasco de la Universidad Complutense.

El Psoe, con su nuevo secretario general Pedro Sánchez, ha recuperado seguidores y posibles votantes tras la caída histórica que sufrió en las últimas elecciones. Sánchez podría recobrar el poder para los socialistas, pero su más fuerte competidor en la izquierda, Pablo Iglesias, líder de Podemos, no ha hecho más que quitarle y arañarle votos.

Podemos ha capitalizado políticamente la indignación ciudadana contra lo que ellos llaman la “casta política” a la que culpan de la corrupción y de repartirse el poder y los presupuestos, y con este discurso prácticamente ha extinguido al partido Izquierda Unida, que hasta hace cuatro años era la tercera fuerza política del país. Podemos ha aglutinado el descontento y era la nueva fuerza más sorpresiva hasta que apareció Ciudadanos. Aunque los demás partidos le califican como “extrema izquierda afín al chavismo venezolano”, Podemos será clave para decidir quién gobernará España después del 20 de diciembre. Es probable que apoye al Psoe y eleve a Pedro Sánchez a la Presidencia, pero no lo hará sin exigir que se ejecuten algunos de los cambios radicales que propone en su programa de gobierno, especialmente en materia económica.

El PP lidera las encuestas, pero aunque gane en votos no podrá gobernar, ya que Rivera ha asegurado que jamás pactará con Rajoy y su partido corroído por la corrupción. Sánchez del Psoe y Rivera de Ciudadanos se ven, cada uno por su lado, como el futuro presidente de España, pero los analistas consultados por SEMANA califican como “apresurado” dar un ganador claro de las próximas elecciones, pues tras ellas se abre un escenario inédito de negociaciones entre dos o tres partidos para pactar y decidir quién será el próximo presidente y qué programa político llevará a cabo. “Esta campaña está mostrando que hay tres partidos fuertes, el Psoe, Ciudadanos y Podemos, contra Rajoy, y yo no descartaría que estos tres partidos se pusiesen de acuerdo para gobernar colectivamente el país, en lo que sería un triunfo de la nueva política que fuerza a los partidos a negociar y a pactar en beneficio de todos los ciudadanos”, puntualizó a SEMANA la politóloga Carmen Martínez.