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La bandera de Estado Islámico ondea en varias zonas de Siria e Irak; con sus más de 31.000 milicianos parecen ganar cada vez más terreno ante la coalición internacional que no ha podido detener los horrores del grupo extremista definitivamente. | Foto: A.F.P. / A.P.

MEDIO ORIENTE

El fracaso de la guerra contra el Estado Islámico

Nada ni nadie parece capaz de derrotar a ese grupo yihadista. SEMANA consultó a varios expertos sobre las cinco razones principales del fracaso de la coalición.

15 de agosto de 2015

Ha pasado un año desde que el grupo yihadista Estado Islámico proclamó su califato, y a pesar de que se creó una coalición internacional para destruirlo se mantiene en pie de lucha. Estos son algunos de los motivos por los cuales ni la presencia de Estados Unidos ha logrado destruirlo.

1. Su capacidad de reclutar fanáticos

Según el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización y Violencia Política, el Estado Islámico tiene 31.000 milicianos y ha reclutado unos 20.000 extranjeros, 4.000 de ellos occidentales. “Personas que se sienten aisladas en sus sociedades y buscan una salida que puede ser combatir para Estado Islámico”, aseguró a SEMANA Alex Vatanka, experto del Middle East Institute. La resignación también juega un papel: “En ocasiones, hasta sin entusiasmo, las poblaciones se resignan al yugo de los grupos radicales después de años de violencia”, dijo a esta revista Myriam Benraad, especialista del Instituto de Investigación sobre el Mundo Árabe (Irenam).

EI usa redes sociales para seducir a jóvenes desadaptados que pasan su tiempo en el ciberespacio. En particular, buscan mujeres para multiplicar su población, y les ofrecen una vida al lado de un héroe yihadista con casa y dote de 1.200 dólares. Además, sus masacres grabadas en sofisticadas producciones audiovisuales tienen un efecto macabro. Sus reclutas “no van buscando la lucha, sino la muerte. Les atrae la idea de martirio y no le tienen miedo a morir”, comentó a SEMANA Benedetta Berti, investigadora del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS).

2. Conocen a fondo a su enemigo y al terreno

Los generales de EI proceden del Ejército y la inteligencia de Sadam Huseín. Varios fueron adiestrados por occidentales durante la guerra entre Irán e Irak. Por eso conocen a su enemigo a la perfección desde los años noventa. En Europa, los combatientes provienen de círculos de la delincuencia organizada, por lo que en los atentados de Francia los milicianos usaron con propiedad armas de alto calibre.

Los soldados de EI, tienen una forma especial de luchar. Alon Ben-Meir, experto en políticas del Medio Oriente de la Universidad de Nueva York, dijo que “se esconden en las aldeas, usan la estrategia del ‘hit and run’ y por eso pueden evadir los bombardeos aéreos con facilidad”. Además conocen el territorio y las condiciones meteorológicas. Por ejemplo atacaron a Bagdad durante una tormenta de arena que cegó a los drones y los satélites.

3. Tienen fuentes ilimitadas de dinero

Desde que los yihadistas se tomaron Mosul, en junio del 2014, controlan la mayor refinería de petróleo de Irak, capaz de procesar 320.000 barriles de crudo al día. Saquearon el Banco Central y robaron 400 millones de dólares. Según cifras de Bloomberg recaudan 2 millones de dólares al día por la venta de crudo, la extorsión y los impuestos que reciben en sus zonas.

4. Aprovechan los sectarismos

El sunita EI ha aprovechado el caos en los países afectados por la Primavera Árabe. El grupo es fuerte allí donde la población está dividida y los sunitas son mayoría. En Siria fueron bien recibidos por la oposición al chiita Bashar al Asad.  “En Oriente Medio los gobiernos usan el ‘juego de suma cero’, es decir, apoyan una organización para aniquilar a otra y eso ha creado el monstruo que se hace llamar Estado Islámico”, agrega Vatanka. En Irak muchos sunitas lo ven como un salvador pues se sienten discriminados por el gobierno chiita de Bagdad.

5. Mantienen fronteras flexibles

La organización ya controla zonas de Irak y Siria con 5 millones de habitantes en un territorio más grande que la Gran Bretaña. Ya tiene algo parecido a un Ejército y a un cuerpo de Policía local . Su sociedad yihadista no tiene moneda ni sistema de identidad, pero sí administraciones fiscales, de salud y educación. “Con unas fronteras flexibles, Isis tiene características sin antecedentes en los grupos yihadistas”, opina Vatanka. En ciudades como Mosul, Faluya y Al Raqa convencen a la población con una política de normalidad cotidiana. “En Faluya entraron sin problema  porque negociaron la gestión de la ciudad con los jefes tribales”, señaló Benraad. También ha derribado fronteras entre Siria e Irak bajo la excusa de una única nación musulmana.

A pesar de todo, EI no es invencible a largo plazo. “No tienen aliados y lo que hace falta es que los ejércitos de la coalición reúnan sus tropas de una manera más organizada para combatir cara a cara; los bombardeos aéreos no son la respuesta”, opina Ben-Meir. Asegura que el repudio mundial hacia la organización logrará destruirla. Y que, por lo demás, EI hace todo lo posible por suscitarlo con su extrema barbarie.