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ESTAS QUE TE VAS

A pesar de los esfuerzos de los EE.UU. y la OEA, Noriega se se saliendo con la suya.

19 de junio de 1989

El tiempo es el mejor aliado de general Manuel Antonio Noriega, y eso lo sabe muy bien e hombre fuerte. La semana pasada transcurrio sin el ímpetu de los días que siguieron a las elecciones presidenciales de Panamá, y la oposición parecio perder una oportunidad preciosa con el fracaso del paro general programado para el miércoles. Día día crece la impresion entre los observadores de que el general con cada minuto que pasa se afianza en su poder, y que el episodio de las eleccíones podría terminar como un sainete de dimensiones internacionales.

Al final de la semana anterior el envío de marines norteamericanos a la zona del canal y la convocatoria, las instancias de Venezuela, de una reunión urgente de cancilleres de la OEA, sugerían que en esta ocasión el general podría tener los días contados.

Sin embargo, las tropas de Estados Unidos, enviadas tras algunas dudas del presidente George Bush, tuvieron el efecto negativo de desviar la atencion del coflicto interno panameño hacia el viejo enfrentamiento entre los Estados Unidos Y Panama, que tiene sus raíces en el nacimiento mismo de esta república. Noriega y sus aliados coyunturales, los nicaragüenses, recibieron en bandeja de plata el argumento de la agresíón ímperíalista y el gobierno panameño la excusa para mantener en estado de alerta, con su capacidad de intimidación intacta, a los famosos "Batallones de la Dignidad", que la semana pasada ganaron notoriedad mundial con la agresión contra los candidatos oposicionistas.

Por otro lado, la reunión de la OEA tropezó, como lo vaticinaban algunos especialistas, con dificultades de principio. El gobierno norteamericano tuvo el éxito inicial de poder presentar ante el mundo una solución promovida y desarrollada por los propios latinoamericanos, un objetivo que se vió claramente desde las primeras declaraciones del secretario de Estado, James Baker III. Pero fracasó en su intento por lograr que los propios latinoamericanos aprobaran una resolución que expulsara a Panamá de la OEA y exigiera el retiro inmediato del general Noriega. La razón de fondo es que entre los principios fundamentales de la OEA, el más importante es precisamente el de la no intervención en asuntos internos.

En los días anteriores a la crucial reunión, se barajaban varias propuestas que abarcaban posiciones políticas bien definidas. Inicialmente se conocieron los proyectos de Venezuela y Peru, distanciados por diferencias consideradas "de matiz", y uno del grupo constituido por El Salvador, Honduras, Guatemala y Barbados, que hacían eco de las aspiraciones de los Estados Unidos, con la inclusión de una condena específica a Noriega y la eventual amenaza de la expulsión de su país de la Organización continental.

Planteadas las posiciones en los extremos, los buenos oficios del canciller colombiano Julio Londoño lograron el milagro de una solución negociada que, de paso, puso a tirios y troyanos a reclamar para sí el éxito diplomático. Luego de reuniones privadas en la embajada de Colombia ante la OEA, y de tires y aflojes, la resolución aprobada finalmente fue explícita -tal como quería Estados Unidos en condenar "los graves acontecimientos y abusos del general Manuel Antonio Noriega, que viene ocurriendo en el contexto de la crisis del proceso electoral de Panamá. Atrás habían quedado propuestas como la de reconocer explícitamente lo resultados electorales en favor de candidato oposicionista, Guillermo Endara, y la inclusión del envío de tropas norteamericanas como factor de tensión en el area. El resultado según un observador norteamericano era un ejercicio de "perfecto equilibrio".

Sin embargo, los resultados prácticos de la resolución aun están por verse. Por lo pronto, el acuerdo incluye el envío de una comisión compuesta por Ecuador, Trinidad-Tobago y Guatemala -en representación de tres regiones bien definidas para que presenten, en una nueva reunión a celebrarse el 6 de junio, su informe sobre la situación panameña, para que entonces se decida sobre el camino a tomar.

Pero para muchos es claro que la OEA no tiene la capacidad, ni eventualmente la unidad, como para ejercer presión real sobre un país.-Además, en el peor de los casos, el general dispone de 15 días adicionales que, según como se les mire, pueden ser un plazo corto, o lo suficientemente largo como para que Noriega arregle las cargas y se afiance en su posición.
Dados los antecedentes del general, lo mas probable es que ya tenga una carta en la manga y parte de ella podría ser, como dijo Erasmo Pinilla, secretario de la Asamblea Legislativa Nacional, que este organismo prorrogara el mandato de Manuel Solís Palma y eventualmente integrara una junta de gobierno provisional. Con una oposición que pierde combatividad día a dia, nada índica que esa propuesta o cualquier otra que no le convenga a Noriega, pueda abrirse paso.-