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Este muchachito es un peligro mundial

Apenas tiene 30 años pero Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte, ya asusta al mundo con un arsenal nuclear.

12 de febrero de 2013

Algunos de los hombres más poderosos del planeta se despertaron este martes muy inquietos por las acciones de un muchachito que apenas tiene 30 años de edad pero que dispone de un arsenal militar. Y hoy realizó una potente prueba nuclear para mostrarle al planeta que su país, Corea del Norte, es un peligro de dimensiones descomunales. 

En la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue informado a primera hora de la nueva y temeraria travesura. “Es una provocación”, dijo. “Mi país llevará a cabo las medidas necesarias para defender a sus aliados. Y lo hará en coordinación con sus socios”, respondió. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, también reaccionó preocupado: “Es una clara y grave violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad”, al tiempo que pidió a los 15 países miembros adoptar de urgencia las “acciones adecuadas” para ponerle freno a esta situación.

¿Pero quién es este muchachito y qué clase de país lidera para que atemorice a toda la comunidad internacional? Corea del Norte es un país de 120.540 kilómetros cuadrados y 24 millones de habitantes. Allí no entra ninguna organización no gubernamental ni oficina de derechos humanos que pueda obtener testimonios directos de las atrocidades de un régimen que se sostiene por el poderío de su ejército que tiene más de un millón de soldados en activo y 4,7 en la reserva, lo que lo convierte en el cuarto más numeroso del mundo.

Sin embargo, Estados Unidos ha logrado constatar a través de satélites la existencia de 36 campos de prisioneros en donde han muerto más de 400.000 norcoreanos en las últimas tres décadas. La mayoría ha fallecido por las torturas o de física hambre. “La base de la comida es maíz aguado. En ocasiones, la dieta mejora si uno tiene suerte y caza una cucaracha, una rata o una serpiente”, dice uno de los sobrevivientes. Otros testimonios como este muestran que las inhumanas condiciones a la que son sometidos los miles de prisioneros que son llevados allí por una variedad de delitos que pasan desde intentar huir del país, tener una Biblia o no limpiar con amor un retrato del líder Kim Jong-il, padre de Kim Jong-un.

Los relatos periodísticos que se han publicado en diversos medios son aterradores. Dicen, por ejemplo, que el nivel de paranoia de sus gobernantes ha aislado al país, al extremo de que existe una política oficial llamada Juche que consiste en no depender de nadie. Por eso, es conocido como el “reino ermitaño”.

Algunos de quienes han documentado este viaje a las tinieblas muestran un catálogo de horror: el 23 por ciento de los hombres y el 37 por ciento de las mujeres afirman que algún miembro de su familia ha muerto por hambre; más de un cuarto informan que han sido arrestados, y entre aquellos que fueron detenidos por motivos políticos (una décima de la muestra), el 90 por ciento atestiguó casos de privación del alimento, el 60 observó muertes por golpes o torturas, el 27 presenció muertes por golpes o torturas y otro 27 por ciento presenció ejecuciones. Pero nadie hace nada para evitar una posible reacción de consecuencias imprevisibles dado su poderoso arsenal nuclear. En efecto, Corea del Norte posee capacidad para la fabricación de armamento nuclear, como lo demostró en una primera prueba, luego en una segunda y ahora en esta tercera.

De hecho, los expertos estiman que este país es hoy la novena potencia nuclear en el planeta. Cuando gobernaba Kim Jong-il, muerto el 17 de diciembre de 2011, los diferentes líderes del mundo, incluido el presidente Obama, confiaban en la “sensatez” de un dirigente para manejar con calma semejante arsenal. Sin embargo, cuando asumió su joven hijo, la sensación de incertidumbre es total. Él es el nieto de la dictadura más recóndita, incomprensible e incompetente que se conoce desde la última guerra mundial. Su abuelo fue Kim Il-sung, primer presidente y fundador del régimen comunista tras la guerra de Corea, desencadenada en 1950, su padre Kim Jong-il, que gobernó al país desde 1994, y ahora él, un muchachito graduado de general de cuatro soles intempestivamente para que comandara las Fuerzas Armadas.

En los reportajes que de él han publicado las revistas occidentales se cuenta que en la práctica de milicia entiende poco. Al contrario, el férreo círculo que lo rodea dice que hasta ahora lo único que ha mostrado de su padre es sus exquisitos gustos por la buena comida. En efecto, Kim Jong-il se solía jactar de tener la mejor bodega del país con espacio para 10.000 botellas, una predilección por el caviar que mandaba traer de Irán, y la mejor langosta y sushi del Japón. Una verdadera contradicción en un país arruinado y donde la gente muere de hambre. Sin embargo, este martes el muchachito empezó a mostrar los dientes y sacó de la cama al presidente Obama, que sabe que no podrá volver a dormir tranquilo.