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EX GUERRILLEROS EN EL CONGRESO

Con el 10% de la votación nacional el Movimiento al Socialismo, se ha convertido en el tercer partido del vecino país

27 de septiembre de 1982

Un grupo de exguerrilleros, ahora elegantes miembros del Congreso Nacional, se han convertido en ejemplo concreto de la extraordinaria transición política de Venezuela país que fue sobrecargado por décadas de dictadura y que hoy puede ufanarse de ser una de las repúblicas democráticas de América.
Conducidas por Teodoro Petkoff, quien fuera un guerrillero notable, poseedor de un talento especial para escapar de la prisión, más de una docena de exrebeldes participan hoy en los debates del Congreso, como miembros del partido político Movimiento para el Socialismo.
De todos los movimientos insurgentes latinoamericanos, el de Venezuela es el único que--luego de fracasos consecutivos-ha logrado tener miembros activos en el gobierno. El partido al que pertenecen es legítimamente aceptado como rival tanto por el partido gobernante, el Copei, como por los demás grupos opositores.
Pero los exguerrilleros han puntualizado que la transformación sufrida por su movimiento no tiene muchas posibilidades de repetirse en otros países.
"Tiene que ver con la idiosincrasia de los distintos países" ha declarado Petkoff, "de su riqueza, de la educación de su clase media, su capacidad política para aceptar cambios. Aprendimos todo esto durante los años de lucha "
Al mismo tiempo, según recoge un informe del "Washington Post", la experiencia adquirida por lo líderes de las guerrillas les ha proporcionado una perspectiva política distinta respecto de las zonas críticas de América Latina. Es así como ahora se permiten deplorarlas "intervenciones" cubanas alabar los procesos eleccionarios, apreciar la influencia norteamericana y respaldar los movimientos insurgentes de El Salvador, Guatemala, y el gobierno sandinista de Nicaragua, todo al mismo tiempo.
"En los Estados Unidos, muchos me imaginarán como a Fidel Castro" señaló Petkoff en una entrevista reciente, echado para atrás en una gran silla reclinable, tapizada la pared de afiches promoviendo su campaña para presidente de Venezuela. "Puedo decirles que hemos recorrido un largo camino desde entonces".
Para los venezolanos, la historia del cambio desde la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en la década del 50 hasta una frágil coalición democrática de gobierno, que recibe embates de la derecha y de la izquierda, tiene mucho que ver con Castro, su llamado a toda una generación de jóvenes latinoamericanos y su relación con el propio patriarca venezolano, Romulo Betancourt.
El gobierno democrático de Betancourt respaldó al movimiento rebelde de Fidel Castro en Cuba y tres meses después de haber tomado el poder, en 1959, Castro fue a Venezuela, donde lanzó un emotivo discurso revolucionario que llegó al alma de los estudiantes inquietos y pro-comunistas.
Betancourt, por su parte, insistía en un proceso democrático lento y en un contexto de buenas relaciones con los Estados Unidos.
A los dos años, mientras el gobierno venezolano aceleraba el proceso de reformas, para evitar golpes militares de la derecha y de los antiguos aliados del dictador, la izquierda venezolana, impaciente por el cambio, se lanzó a la guerrilla, apoyada militar y logísticamente por Cuba.
El gobierno, debilitado y todo, reaccionó con fuerza. La acompañaba era la administración Kennedy, quien comenzaba la famosa Alianza para el Progreso, programa de ayuda a Latinoamérica que nació como reacción a la revolución cubana. Kennedy envió 120 asesores militares a Venezuela convirtiendo el país en un virtual laboratorio de técnicas contrarrevolucionarias.
Pero esta ayuda militar norteamericana, señalan hoy los exguerrilleros, no significó la caída de su movimiento, "sino, que fueron propios errores políticos y tácticos. Simplemente no comprendimos entonces la realidad de la situación de Venezuela" Expertos venezolanos explican que lo que distinguió a su país de otras naciones del continente donde prosperó la guerrilla fue una estructura social y económica única en la región. Como colonia española de avanzada, Venezuela no desarrolló una fuerte estructura de clase en sus primeros años de historia y hasta el día de hoy presenta una sociedad bastante movible, sin las barreras tradicionales que impiden el avance de otras sociedades latinoamericanas.
Más importante aún, Venezuela se convirtió en fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo en 1960 y desde entonces, la riqueza proveniente del petróleo ha fluido fuertemente, elevando el ingreso per cápita del país a uno de los más altos de América Latina y borrando diferencias entre pobres y ricos.
Un comentarista de televisión señalaba que "las condiciones no se dieron en Venezuela para la guerrilla porque nadie dejó de mejorar su standard de vida en los años 60 y 70. La prueba de fuego se dará en la década del 80 cuando no se siga mejorando económicamente y la gente empiece a resentir las diferencias sociales"
Pero los líderes del movimiento de Petkoff agregan el hecho de que el gobierno realmente hace intentos por proceder democráticamente en todo sentido y que se dan muy pocos casos de violación de los derechos humanos.
"Cuando se da un gobierno democrático como corresponde" dicen "queda poco lugar para movimientos armados" Las guerrillas venezolanas fracasaron en su esfuerzo por interrumpir el proceso electoral de 1963 y luego, en 1967, fueron desintegradas en enfrentamientos con el Ejército.
En 1969, el presidente Rafael Caldera ofreció la paz al desmoralizado movimiento a través de una amnistía, libertad de los prisioneros y salvoconductos para viajar fuera del país, a cambio del cese de la violencia. Los guerrilleros aceptaron.
"Fue una excelente movida política" ha dicho Freddy Muñoz, otro de los actuales congresistas y exguerrillero. "En vez de liquidarnos totalmente nos dieron otra oportunidad, lo que a su vez abrió mayores posibilidades a la paz y democracia interna"
En 1971, Petkoff, Márquez, Muñoz y varios otros de los alzados en armas se juntaron y formaron Movimiento Hacia el Socialismo, con el fin de participar en las elecciones.
La experiencia de este grupo político los ha llevado incluso a mirar críticamente lo que ocurre con los demás movimientos rebeldes de izquierda que actúan en el continente.
Habiendo roto con Castro, este partido argumenta hoy que el apoyo material de Cuba a las guerrillas de El Salvador es un error. Piensan que inmediatamente provocan la intervención foránea, específicamente, la norteamericana. "No nos gusta la intervención", dicen hoy. "Lo aprendimos a la fuerza y nos costó sangre, sudor y lágrimas".
Sin embargo, al mismo tiempo han apoyado abiertamente los movimientos insurgentes en El Salvador y Guatemala porque, señalan, "queremos que en esos países se realicen procesos democráticos y es imposible llevarlos a efecto en medio de una guerra civil, con gobiernos que están liquidando derechos humanos y sociales "
Al contrario de otros partidos de izquierda latinoamericanos, estos socialistas venezolanos no están en desacuerdo con el papel que juega Estados Unidos en el hemisferio.
Esta mezcla de puntos de vista les ha conseguido el apoyo de la izquierda venezolana, la enemistad de Castro y los ataques de los partidos políticos tradicionales del país. A pesar de que el Movimiento al Socialismo es el tercer partido de Venezuela, con un diez por ciento de la votación nacional en las elecciones de 1979, sus líderes reconocen que la opinión pública aún los ve como guerrilleros.
"Sin embargo" puntualiza Petkoff "el fracaso electoral no nos llevará de vuelta a las montañas. Hemos experimentado un cambio y pensamos que la democracia es un valor por sí misma.
Después de todo, existía mucho antes que apareciera el capitalismo -