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FANTASMAS POLITICOS

LA CANDIDATURA DE GORBACHOV Y EL RENACIMIENTO DE LA URSS DAN EL TOQUE SURREALISTA A LA CAMPAÑA ELECTORAL RUSA.

22 de abril de 1996

La semana pasada los muertos políticos se pasearon por Moscú. Uno, Mijail Gorbachov, anunció su candidatura para las elecciones presidenciales rusas que se realizarán el 16 de junio de este año. El otro, la Unión Soviética, revivió en un espejismo cuando la Duma estatal decidió denunciar el Pacto de Belobezheski, mediante el cual se disolvió la URSS en diciembre de 1991. "Si la Unión Soviética ha sido restaurada, pues deben devolverme mi cargo de presidente", comentó jocosamente Gorbachov al enterarse de la decisión parlamentaria.Como era de esperarse, la postulación de Gorbachov produjo más reacciones periodísticas en Occidente que en Rusia. La razón es que aquí las encuestas apenas le otorgan la intención del 1 por ciento de los votos, lo que refleja la actitud popular hacia el ex presidente. Unos lo acusan de traidor y de ser el culpable de la disolución de la URSS. Otros lo culpan de haber conservado el régimen comunista más de lo necesario y de no haber ido lo suficientemente lejos en los cambios políticos y económicos. Otros, más benévolos, lo consideran el romántico más grande del mundo.Eso contrasta con su popularidad en el exterior, donde se le atribuye un rol decisivo en los hechos que concluyeron con la caída del muro de Berlín y el derrumbe de los regímenes comunistas del Este de Europa. Pero mientras que Occidente lo consideraba capaz de mover montañas, su propio imperio, la Unión Soviética, se derrumbaba bajo sus pies, desnudando su impotenciaEl 17 de marzo de 1991 un cuestionado referéndum, en el cual no participaron seis repúblicas, aprobó el mantenimiento de la Unión Soviética. Aunque eso no logró evitar la disolución, a partir de entonces el referéndum se volvió uno de los caballos de batalla de la oposición comunista y nacionalista.Para celebrar el aniversario de esta fecha el Partido Comunista hizo aprobar en la Duma una resolución para denunciar el Pacto de Belobezheski, mediante el cual los presidentes de Ucrania, Rusia y Bielorrusia disolvieron la URSS.Los comunistas dieron un paso en falso: pensando ganar fuerza en su campaña de cara a las elecciones del verano, recibieron un baño de agua fría. De todo el mundo llovieron las voces de condena. El secretario de Estado norteamericano Warren Christopher, de visita en Moscú; el secretario general de la ONU Boutros Boutros-Ghali, el Consejo de Europa, todos criticaron el hecho.Como era de esperarse, los ecos más fuertes se escucharon en la Comunidad de Estados Independientes _CEI_, formada por los países de la antigua URSS con excepción de los bálticos. Ucrania amenazó con suspender el desarme de armas nucleares. Los países bálticos emitieron una declaración conjunta en contra de la decisión de la Duma. Eduard Shevardnadze, presidente de Georgia, se negó a entrevistarse con los parlamentarios rusos durante su visita a Moscú, y la CEI efectuará una reunión extraordinaria para fines de marzo.Para el presidente Boris Yeltsin la decisión de la Duma le vino como anillo al dedo en medio de la campaña electoral. Aprovechando la oportunidad de poner contra la espada y la pared a sus rivales, Yeltsin contestó la decisión parlamentaria enviando a la Duma un proyecto de ley 'Sobre la garantía de la estabilidad del sistema legal de la Federación Rusa y sobre la confirmación de las obligaciones internacionales'.De esta manera la Duma se ha colocado en una situación sin salida, pues deberá ratificar o denunciar la ley del Soviet Supremo del 12 de diciembre de 1991 que convalidó el acuerdo de disolución de la URSS. Si ratifica esta ley, irá contra las promesas electorales de Guennadi Ziuganov, candidato del Partido Comunista, que ha hecho del renacimiento de la URSS una de sus banderas. Y si la rechaza, colocará a Rusia en una situación jurídica absurda; si se restablece la URSS, Rusia deja de existir como Estado independiente, la Duma también, y, como bromeaba Gorbachov, el único presidente legal sería él, aunque su imperio desapareció. Gorbachov sólo podría gobernar en Rusia, donde por otra parte existe un presidente democráticamente elegido, Boris Yeltsin.Quizá sea más fácil para Gorbachov presentarse como candidato en las elecciones presidenciales, aunque sólo tenga el 1 por ciento de las probabilidades.