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Fín de una era.

Morihiro Hosokawa, un aristócrata del Nuevo Partido del Japón, asume el reto de luchar contra la corrupción.

6 de septiembre de 1993

LOS COMICIOS DEL 18 DE JUnio pasado, cuando el Partido Liberal Demócratico (PLD) perdió su hegemonía en la Dieta (Parlamento) fueron el punto culminante del terremoto político japonés. Coaliciones, alianzas, y consultas caracterizaron las semanas previas a la renuncia del primer ministro Kiichi Miyazawa. El PLD, en un afán por conservar el poder, eligió como su presidente al senador Yohei Kono por su reconocida honestidad. Pero era demasiado tarde.
Una coalición de siete partidos organizada por el disidente Ichiro Ozawa se dispuso a asumir el control del gobierno. Como cabeza se escogió a Morihiro Hosokawa, un aristócrata que fundó hace un año el Nuevo Partido de Japón (NPJ) y fue la revelación política en las elecciones de junio, al obtener 49 escaños de los 511 de la Dieta.
La semana pasada, con la renuncia de Miyazawa, el camino quedó expedito para la elección de Hosokawa. Sin embargo, los observadores opinan que su gobierno puede ser corto. La coalición que respalda reune posiciones políticas contrarias y en cualquier momento se puede disolver. Además, debe combatir abiertamente la burocracia japonesa, que alcanza altos niveles de corrupción. Los ministros nipones, burócratas profesionales, manejan feudos económicos estratégicos que escapan al control político. Quizá por esto, un primer ministro con ancestros feudales sea el único candidato ideal para administrar el" Imperio del sol naciente''. -