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Fuga insólita

Múltiples escándalos acabaron con la luna de miel del presidente argentino Fernando de la Rúa y sus electores.

23 de octubre de 2000

En todas las cárceles de Buenos Aires se corrió el rumor de que ‘Tractorcito’ Cabrera, un ladrón de bancos experto en fugas, intentaría un nuevo escape. La anunciada fuga de ‘Tractorcito’ se consumó pero la noticia central fue que con él se esfumaron Luis Rojas y Fidencio Vega Barrios, los dos acusados del asesinato del vicepresidente de Paraguay Luis María Argaña, provocando un nuevo dolor de cabeza al gobierno del presidente Fernando de la Rúa.

Los dos paraguayos llevaban ocho meses detenidos en las dependencias de la Policía Federal. Argaña fue asesinado el 23 de marzo de 1999 en el centro de Asunción por tres sicarios armados, uno de los cuales delató a los dos paraguayos que ahora están prófugos en Argentina.

Una solitaria noche de domingo vencieron a los tres policías de guardia, abrieron una doble puerta con un control remoto, bajaron por una escalera, pasaron por el patio del edificio y salieron por la puerta grande sin que nadie notara nada. Las cámaras enfocaron a los hombres pero no quedó nada registrado porque no graban. Nadie miró los monitores porque en la guardia de la planta baja no había nadie. En todo el edificio había muy poca gente y apenas seis policías para custodiarlo.

La justicia descartó que la fuga de Cabrera y los paraguayos, la primera en 112 años desde la sede central de la Policía, haya sido producto de ‘negligencias’. Informantes del mundo criminal dijeron que ‘Tractorcito’ pagó unos 40.000 dólares por la fuga, “una miseria”, según los entendidos, a oficiales de bajo rango.

La historia de los policías de guardia parece haber sido cuidadosamente preparada con antelación. La receta fue sencilla: un ladrón experto en escapes que sobornó a los que debía, dos policías de guardia que hicieron todo mal y que simularon golpes y desmayos y un comisario que no estaba en su puesto de trabajo a la hora debida. Hasta ahora siete policías han sido separados de sus cargos, tambalea el cargo del comisario Galvarino, encargado de la seguridad en la metrópoli, y no se sabe si el jefe de la Policía, general Rubén Santos, logrará mantenerse en su cargo.

La olímpica fuga es otro golpe más a la credibilidad del gobierno de Fernando de la Rúa, que subió como un símbolo contra la impunidad y la corrupción. El anterior dejó al descubierto un sistema de sobornos a cambio de leyes. Se han conocido nuevas denuncias sobre sobornos pagados por compañías multinacionales petroleras para aprobar la ley de hidrocarburos. A todas estas, nadie sabe de qué dependencia gubernamental salieron los fondos para comprar el voto de los senadores y se rumora que se avecinan varios cambios en el gabinete ministerial.

A su vez el juez Carlos Liporaci, que investiga a los senadores, está siendo investigado por enriquecimiento ilícito pues con su sueldo de funcionario no puede explicar la compra de una lujosa mansión por la cual deberá pagar este año más de 250.000 dólares.

Presos que se escapan, senadores que hicieron del soborno un estilo de vida, ministros que pagan por aprobar leyes, investigadores que son investigados… toda una lista de dificultades que están dejando al gobierno de la Alianza sin luna de miel frent e a sus electores.