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GOLPE A GOLPE

Fidel Castro y José María Aznar están enfrentados en una crisis cubano-española sin antecedentes. ¿Cuál de los dos llevará la peor parte?

30 de diciembre de 1996

Hasta la semana pasada la batalla política que libran España y Cuba se disputaba con mayor pasión en los periódicos: el oficialista matutino El Mundo titulaba en su edición madrileña del jueves 28: "Armados con palos y bates de béisbol controlan el acceso a la legación. Piquetes castristas rodean la embaja-da española para impedir peticiones de asilo". Un día antes, en los quioscos de La Habana, el diario oficial del Partido Comunista, Granma, arremetía contra el propuesto embajador de la península José Coderch, a quien acusaba de "transgredir groseramente las más elementales normas de las relaciones internacionales".Así las cosas, el conflicto diplomático entre los dos países estaba en plena ebullición y, aunque las consecuencias son difíciles de prever, lo más probable es que habrá dos perdedores: los presidentes José María Aznar y Fidel Castro, a quienes salir ilesos de esta situación ya les quedará muy complicado. Porque más allá del retiro del beneplácito a Coderch el martes pasado, medida que deja a los dos países en una situación próxima a la ruptura de relaciones, ambos gobernantes navegan por orillas cada vez más distantes.Para muchos la crisis se agudizó el lunes 11 de noviembre en Viña del Mar (Chile) cuando Aznar, luego de obsequiarle una fina corbata Hermes, le dijo a Castro "si tú mueves pieza, yo muevo pieza" a lo que el Comandante contestó, después de devolverle la atención con una corbata confeccionada en la isla, "yo no muevo piezas porque el destino de un país no se juega al ajedrez". Sin embargo Aznar no estaba jugando sino ratificándole la línea de su política exterior: "No habrá cambios en nuestra política internacional con respecto a América Latina. Con excepción de Cuba porque no vamos a seguir apoyando a una dictadura.", había dicho a SEMANA uno de los hombres de confianza del entonces candidato del Partido Popular-PP-.
Influencia de EE. UU.
Sin embargo, por más consecuente que sea Aznar, sus críticos no ven en ello una virtud sino un acto de sumisión ante Estados Unidos. Todo por un error de estrategia que cometió el 25 de mayo, el mismo día en que España anunció la suspensión de la cooperación oficial con La Habana. Ese sábado Aznar se estrenó en una conferencia de prensa nada menos que con el vicepresidente Al Gore. El hombre que le había puesto punto final a la era socialista de Felipe González anunció que desde ahora su país respaldaba la política de Washington con respecto a la isla. Gore respondió satisfecho: " El objetivo común de Estados Unidos y España es llevar la democracia a Cuba". Varios editorialistas opinaron que la noticia no era el nuevo rumbo de España sino su pérdida de independencia frente a la superpotencia.Aznar dejó en claro su política de endurecimiento el 26 de agosto cuando nombró de embajador a Coderch, en reemplazo de otro funcionario que apenas llevaba 15 meses en el cargo. El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, inicialmente mostró su desacuerdo pero Aznar lo explicó así: "Allí quiero a una persona de máxima confianza". Cuba tardó dos meses para dar el placet después de la solicitud formal, un tiempo excesivo que reflejaba que al gobierno cubano no le había gustado nada el cambio. Y sólo dos semanas después Coderch terminó de meter la pata cuando dijo, en un reportaje al diario ABC: "La embajada estará abierta de par en par a la oposición". Además añadió: "La fecha de 1998 (España perdió Cuba en 1898) está ahí y es preciosa. Cuba recupera su libertad y una España democrática, plural e insertada en el mundo occidental, tiende la mano de nuevo a su ex colonia más querida".Castro, con la reserva de oxígeno que le había dado la entrevista con el Papa Juan Pablo II, aprovechó estas declaraciones para negarle el placet al embajador y de paso cobrarle a Aznar todo lo sucedido en la semana anterior, en la que éste respaldó el nacimiento de la Fundación Hispano Cubana en Madrid. Luego vinieron las declaraciones oficiales de Estados Unidos felicitando a España complacido porque, según el portavoz Nicholas Burns, "un líder europeo está ahora dando la cara por defender los derechos humanos y la democracia en Cuba"; la vigilancia de policías y obreros alrededor de la embajada en La Habana y la manifestación en conmemoración de los estudiantes de medicina del día 27. Concentración juvenil que se celebra, sin mayor despliegue, cada año en memoria de ocho estudiantes fusilados durante la época de la colonia, pero que en esta ocasión contó con la presencia del vicepresidente Carlos Lage y del ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Robaina, entre otras personalidades, que gritaron con la multitud consignas en "defensa de la revolución y del Comandante".Pero, después de exhibir las primeras armas ¿quién saldrá herido de este conflicto? La respuesta de los analistas internacionales es clara: ambos presidentes, pero Aznar puede llevar la peor parte. El presidente español representa a uno de los países del mundo que más inversión privada tiene en Cuba, que más turistas envía a la isla y que hasta hace unos meses servía de puente entre América Latina y Europa. "Lo ocurrido viene a confirmar que la política del gobierno de Aznar no es la más adecuada sino más bien la más torpe", editorializó el diario El País la semana pasada. Los empresarios españoles en Cuba, encabezados por el grupo hotelero Sol Meliá, acusaron a Aznar de "tensar la cuerda hasta romperla".El periodista español Román Orozco, autor del libro Cuba roja, dijo a SEMANA: "Aznar pierde porque en Europa no lo respalda sino la Gran Bretaña, aliado natural de Estados Unidos" y el vicepresidente del gobierno Alfonso Guerra aseguró que "Aznar creó un problema que no tenía porqué". Por si fuera poco, Aznar se convirtió en el blanco de humoristas y caricaturistas de los diarios españoles, que le cobraban su estrecha relación con Jorge Mas Canosa, acérrimo enemigo de Castro y uno de los fundadores en Madrid de la Fundación Hispano Cubana. "Es un individuo con negocios muy oscuros, se le acusa de narcotráfico, de prestar sus empresas al lavado del dinero, según el órgano oficial del Partido Demócrata de Estados Unidos", agregó Orozco. Para muchos en España el acercamiento a Mas Canosa es motivo de vergüenza. De todas maneras, buena parte de la suerte de Aznar en esta batalla se definirá el próximo 6 de diciembre cuando la Unión Europea _UE_ estudie la propuesta española para impulsar la democracia en Cuba. Si el consejo de ministros exteriores da su visto bueno a la propuesta, que consiste en condicionar la cooperación con Cuba al respeto a los derechos humanos, las libertades políticas, la reforma de la legislación cubana y la apertura económica, Castro quedará mal herido y Aznar podrá dar un parte de victoria. Sin embargo la propuesta ya fue bastante recortada por Irlanda, país que preside en estos momentos la UE, mientras que para otros dirigentes de la UE "es muy dura", expresión que se puso de moda después de la reunión de Castro con el Papa. Cuba hasta ahora ha manejado tácticamente bien el conflicto al separarlo "porque se trata de un problema bilateral". De ahí que al final de la semana Aznar optara por bajarle el tono al conflicto.
Castro también
Castro, por su parte, también saldrá herido pero su situación es más llevadera porque está acostumbrado a librar este tipo de batallas. Sin embargo él sabe que casar una pelea con España sólo aumenta su aislamiento internacional y golpea la maltrecha economía: al margen de la decisión que tome la UE, España ya le recortó la ayuda que sumaba casi tres millones de dólares. Lo más grave serán las consecuencias para el ciudadano de a pie, el que soporta a diario la crisis. Castro, como cualquier animal acorralado, se mostrará más feroz y cederá menos en la pretensión internacional para democratizar el país caribeño. Por eso en la isla el ambiente que se respira es el de respaldo a su figura, una figura que se ha enfrentado a nueve presidentes de Estados Unidos y que por más cansado que esté pareciera que no le dieran alternativas para alejarse del poder. Xavier Díez, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, le dijo a SEMANA que Estados Unidos y ahora España no se plantean el drama personal de Castro: "De pronto él se hubiera querido ir hace mucho tiempo. Pero el acoso durante 40 años de Estados Unidos, su mayor enemigo, lo ha aferrado al poder. Ahora es España la que también lo reta. Con hombres como él o como Arafat se debe es dialogar y no pelear porque su capacidad de resistencia es infinita. Castro no saldrá herido de este episodio. Su tragedia es que morirá en la soledad del poder".