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HABLA EL PRECURSOR FRACASADO DE LA PERESTROIKA

ALEXANDER DUBCEK:ENTREVISTA

1 de agosto de 1988


Durante la primavera y el verano de 1968, el mundo occidental comenzó a mirar con asombro como detrás de la cortina de hierro, en Checoslovaquia, estaba floreciendo la esperanza de un cambio en las rígidas políticas del bloque comunista. Reformas económicas y libertades politicas eran el componente de los nuevos vientos que soplaban en ese país. Detras de todo esto se encontraba un hombre excepcional: Alexander Dubcek. Pero la Primavera de Praga (como se le llamó al proceso) no duró mucho.
En agosto, 500 mil soldados del Pacto de Varsovia penetraron en Checoslovaquia y trajeron el invierno de regreso. Dubcek fue detenido y enviado a Moscú, para luego ser enviado de regreso a su tierra. Durante estos ultimos 20 años, él y su esposa han vivido en Bratislavia, donde el ex lider trabajó como aboqado en un cargo de menor importancia, hasta su jubilación en 1981. Ahora, a los 66 años, tiene un chalecito a orillas de un lago en Bratislavia, pasea en un pequeño bote de Pesca y nada en el verano, y se dedica a los deportes de invierno en esa estación. En casa de un amigo suyo en Praga, con Lisa Distelheim, corresponsal de la revista norteamericana Life, en esa ciudad, Dubcek rompió un silencio de más de 19 años. El tema central fueron, claro está, las reformas de Gorbachov. Estas son las opiniones del precursor de la Perestroika al respecto de ese y otros asuntos.

Corbachov ha introducido reformas de gran alcance desde su llegada al poder. ¿Qué relación hay entre la Perestroika y el Clasnost, y el "nuevo sendero" que usted trató de aplicar durante la Primavera de Praga?
ALEXANDER DUBCEK: Hoy en día, la propaganda oficial checa sostiene que no hay similitud entre esos dos programas, pero el sentido ideológico básico de cada uno de ellos es el mismo. Si usted mira nuestro programa y las reformas de Gorbachov, puede encontrar muchas cosas que están realmente muy cercanas. Claro está que hay peculiaridades que diferencian a la Unión Soviética de nuestro país, pero no es la importante. Compartimos necesidades básicas: la reestructuración del sistema económico y la democratización de la sociedad y el partido. Estas reformas pueden ser instituidas paralelamente con la revolución científica y tecnológica. Tecnológicamente, la URSS y nuestro país están atrasados con respecto a otros países.
¿En qué difiere la URSS de Gorbachov en 1988 de la Checoslovaquia de Dubcek en 1968?
A.D.: Las condiciones para el cambio eran más propicias en la Checoslovaquia de 1968 que en la Unión Soviética de hoy. Todo nuestro pueblo, los trabajadores y la intelligentsia estaban preparados--mentalmente maduros--para la democracia. El clima para el cambio en nuestro país era mejor hace 20 años que ahora.

¿Ha tenido usted algún contacto personal con Gorbachov? ¿Se vieron durante su visita a Checoslovaquia el año pasado?
A.D.: No, no fue posible. El no pudo. No todavía.

¿Respalda usted sus políticas?
A.D.: Las respaldo incondicionalmente. Están dirigidas a suplir las necesidades de la totalidad de la comunidad socialista. Sus programas deben ser respaldados en todos los campos: económico, político y cultural.
Deben ser respaldados también por las democracias occidentales. Pero algunas fuerzas en Occidente se han puesto en contra de ellos. Ellos creen que, si la Unión Soviética fracasa en estas nuevas reformas, será mejor para Occidente. Pero no será mejor. Yo pienso que la Perestroika coloca todos los intereses humanos por encima de los intereses de clase. Eso es lo que conecta las dos partes en el mundo, el oeste y el este. Debemos alimentar las líneas que nos conectan, y no aquellas que nos dividen. La experiencia demuestra que la militarización no ayuda a ninguno de los bandos. Sería inaceptable que los métodos estalinistas regresaran.

¿Qué tan sólida es la posición de Gorbachov como líder de la URSS?
A.D.: Yo no creo que se vaya a caer del poder. Ha encontrado bastante respaldo en el Comité Central del Partido y en las masas, y pienso que está fuerte física e intelectualmente.
Creo que puede tener éxito, pero le va a costar mucho tiempo. Es sólo el principio. Todo está aún por verse.
Pero tiene una ventaja (Dubcek sonríe): no hay peligro de que los tanques los aplasten como en 1968.

¿ Y qué hay con la gente de Europa Oriental? ¿Implica el Glasnost la posibilidad de que termine para ellos la dominación soviética?
A.D.: El Clasnost es muy importante para aquellos de nosotros que nos oponemos a las políticas oficiales aquí. Las autoridades checas pretenden estar también por el Glasnost.
Pero lo único que hacen es obstaculizarlo. Lo que ellas llaman Glasnost no es para nada Glasnost..En cuanto a la dominación soviética de esta parte de Europa, la política del nuevo líder soviético no está basada en el control de nuestros países. Durante la visita del líder comunista italiano, Alessandro Natta, a Moscú, en marzo, Gorbachov declaró que los partidos comunistas europeos no serían dominados por la Unión Soviética.
Cada vez más, en los países socialistas, se trata de una cuestión de la evolución de cada uno, del desarrollo de cada uno como nación independiente
La Perestroika plantea un dilema para los líderes de Europa Oriental: sus economías están severamente golpeadas, pero, ¿qué tan lejos pueden ir ellos en sus esfuerzos para reestructurar sus democracias? A.D.:No hay dilema. La vida nos ha enseñado que debemos tomar una nueva ruta, que debemos encontrar un nuevo camino. El viejo ya no sirve.

¿Está preparada Europa Oriental para estos cambios?
A.D.: No. Los países no están preparados. Los desarrollos recientes en la URSS demuestran que esto puede no ser fácil. La decepción de los últimos 20 años ha hecho que se pierda la fe en una mejora de condiciones. Es muy difícil ganarse al pueblo si no hay fe en las nuevas políticas.

¿Cuál fue su reacción inicial el 20 de agosto de 1968, cuando usted escuchó que las tropas del Pacto de Varsovia habían invadido su país?
A.D.: Estaba sesionando en el Presidium del Comité Central del Partido. La principal tarea de la sesión era preparar el congreso del Partido que se iba a celebrar el 9 de septiembre.
¿Qué pasó por mi mente? Que todo era una tragedia, una tragedia de grandes consecuencias.

¿Qué fue lo que usted y sus camaradas trataron de llevar a cabo en 1968? Y, retrospectivamente, ¿cree que fueron ingenuos?
A.D.: No, no fuimos ingenuos. En 1968 era necesario revivir las tradiciones y corregir los errores del pasado, para retornarle al pueblo sus derechos políticos básicos. Analizamos profundamente el hecho de que teníamos mucho que perder. Sabíamos que queríamos. Entendíamos que e trataba de una nueva era, con nuevas condiciones, y que se requería una nueva forma para tratar los problemas.

Cuando mira hacia el pasado, siente que la invasión hubiera podido ser evitada?
A.D.: La invasión no podía haber sido evitada porque estaba fuera de uestro control. Los líderes soviéticos estaban decididos a usar la fuerza ontra nosotros. Lo decidieron sin nosotros. Yo crecí en la Unión Soviética. En mi corazón tuve siempre grandes nexos con el pueblo soviétio. Pero el gobierno soviético no enendió el proceso de renovación que habíamos comenzado a implantar aquí--o lo entendieron muy bien, y quiza es la razón de que enviaran las tropas. La caída de Nikita Kruschev ambién fue inevitable. No era una cuestión de Kruschev mismo. Era el echo de que la situación no era propicia para la reforma. Los elementos conservadores del Partido se cuadraron fuertemente en su contra.

¿Hay algo que lamente? ¿Algo que hubiera hecho en forma diferente?
A.D.: Aún después de todos esto años, puedo decir que no. La energía se ha acumulado y es hora de liberarla. Hay que intentar las reforma para resolver los problemas que se han acumulado en el pais. No lamento nada, porque durante los último 20 años se ha demostrado que esa era una forma correcta de actuar, que esa era el camino correcto a seguir. No hay nada de qué arrepentirse.

¿ Qué pasó con usted y sus camaradas después de la invasión?
A.D.: No me gusta hablar de eso. Esas son preguntas para una futura entrevista. Dicen-que soy un hombre a quien le gusta sonreír, pero lo cierto es que he tenido una vida muy dura. Fui herido dos veces durante la insurrección eslovaca. Afortunadamente , ninguna herida fue en la cabeza. Es por eso que estoy aqui (Dubcek coloca su dedo sobre la frente). No pudieron matarme.

¿De qué tanta libertad ha gozado para mantener contacto con la gente?
A.D.: He pasado la mayoría del tiempo con mis familiares y amigos más cercanos. He sido vigilado todo el tiempo. No me he acercado a muchas personas, porque no he querido causarles problemas. Durante 19 años, mi esposa y toda mi familia a sido vigilada. Esto terminó justo después de la visita de Gorbachov en abril del 87.

¿Se dió eso gracias a Corbachov?

A.D.: No lo sé. Lo único que sé, es que antes era vigilado y ahora no. --