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Habla la mujer acusada de encender la chispa de la revolución árabe

Fedia Hamdi asegura que nunca golpeó al comerciante Mohamed Bouazizi, quien tras prenderse fuego a sí mismo, desencadenó las protestas antigubernamentales en Túnez.

Alianza BBC
9 de mayo de 2011

Fedia Hamdi, la funcionaria municipal en el centro del incidente que desató la revolución popular en Túnez, le dijo a la BBC sentirse aliviada luego de que un tribunal la exonerara de golpear a Mohamed Bouazizi.
 
Bouazizi fue el joven que, tras un altercado con la policía, se prendió fuego a sí mismo y su muerte dio pie a una ola de protestas antigubernamentales que provocaron a su vez, la salida del poder del presidente Zine El Abidine Ben Ali el 14 de enero de 2011.
 
Hamdi fue acusada de golpear Bouazizi, un vendedor ambulante de 26 años, y de confiscar sus frutas y verduras.
 
Mohammed Bouazizi se incendió a sí mismo en protesta por el trato recibido y murió 19 días más tarde en un hospital.
 
Su muerte fue vista como un catalizador de las manifestaciones callejeras antigubernamentales.
 
Esa versión de los hechos ganó una amplia aceptación y mientras el gobierno del presidente Ben Ali luchaba por mantenerse en el poder, Fedia Hamdi fue detenida y enviada a prisión, donde estuvo recluida tres meses.
 
La mujer sostuvo su inocencia e incluso se declaró en huelga de hambre.
 
Después de la renuncia y exilio del presidente, el caso fue reabierto. Un tribunal encontró a la funcionaria no culpable y ordenó su liberación.
 
La BBC habló con Fedia Hamdi, quien dio su perspectiva sobre lo que sucedió ese fatídico día.
 
El 17 de diciembre de 2010 fui al lugar donde Mohamed Bouazizi colocaba su carreta de frutas y traté de evitar que la colocara allí pues no está permitido de acuerdo con lo que establece la ley. Cuando empecé a hablar con él, Bouazizi empezó a gritar, a maldecir y comenzó a halarme la ropa -mi uniforme de policía- mientras gritaba.

¿Usted lo atacó, lo golpeó?
 
No, no pude hacerlo.
 
¿Otros colegas?
 
Había otro colega conmigo. Él estaba en el vehículo y se bajó para ayudarme. Yo quería confirscarle unos 10 kilos de peras pero no pude, pues comenzó nuevamente a gritar y me tiró de la ropa. Mi colega me dijo que le confiscara la balanza que utilizaba para pesar las frutas pero que le dejara las peras. Cuando lo traté de hacer, él haló la pesa y me hirió en un dedo. Yo grité y pedí ayuda a otros policías locales.
 
¿Otros policías vinieron a ayudarla?
 
Recibí la ayuda de un policía local y de un jefe de policía. Para ese momento, ya la gente se había colocado alrededor de nosotros. Yo ya no podía hacer mi trabajo.
 
¿Y hubo algún tipo de violencia hacia Bouazizi?
 
No. Mi colega le dijo que fuera a la estación de policía. No hubo violencia. No podíamos ser violentos.
 
Pero la familia de Bouazizi asegura que todo esto pasó porque él se negó a pagar un soborno a gente como usted. ¿Fue esto lo que pasó?
 
Yo no recibo sobornos. Yo rezo regularmente. Puede revisar mi cuenta para que vea que no tengo dinero.
 
¿Otros funcionarios recibieron dinero? Recibir sobornos pareciera ser algo común...
 
No. Nosotros no recibimos sobornos. Incluso, mis colegas no reciben sobornos. ¿Cómo vamos a recibir sobornos frente a todo el mundo? Yo rezo regularmente y estoy convencida de no recibir sobornos.
 
Pero entonces, según su versión, ¿cómo terminó el incidente con Bouazizi?
 
Cuando llegó el jefe de la policía me ordenó que me montara en el vehículo policial junto a mi colega y a Bouazizi se le dijo que llevara su carreta con frutas. Fuimos todos a la estación de policía y el jefe me preguntó si quería poner una denuncia en contra de Bouazizi. Yo me negé porque no quería ir a los tribunales. Mi colega confiscó su carreta y varios kilos de fruta, unos 20 kilos.
 
De acuerdo con la ley, yo llevé la fruta confiscada a una escuela para niños sordos y me aseguré de que me dieran un recibo por ello. Ese es el procedimiento a seguir, según lo establece la ley. En cuanto a la balanza, la llevé a un depósito de la municipalidad y también obtuve un recibo, ese es el procedimiento.
 
¿En qué estado se encontraba Mohamed Bouazizi la última vez que usted lo vio?
 
Yo conocía a Bouazizi de antes, lo había visto en la municipalidad pero ésa fue la primera vez que utilizó la violencia contra mí. No estaba actuando con normalidad, me gritó y me haló la ropa.
 
¿Qué pensó cuando supo que Bouazizi se había prendido fuego a sí mismo?
 
Me sentí muy triste por él porque era un muchacho, era muy joven. Fue algo muy grande, porque morir quemado es como tener una muerte maléfica.
 
¿Y cuándo se dio cuenta usted de que estaba metida en un problema bastante serio?
 
El 28 de diciembre un miembro de un grupo muy peligroso vino a verme a mi casa luego de que la mamá de Bouazizi se entrevistó con el presidente. El viernes, tuvimos otra discusión en la estación de policía. Yo nunca pensé que me iban a arrestar.
 
Entonces, ¿Usted cree que fue un chivo expiatorio debido a las protestas que se llevaban a cabo en contra del presidente?
 
Sí, fui un chivo expiatorio. Aquí una mujer no puede golpear a un hombre. Ellos exageraron todo y quisieron ponerme a mí como si yo hubiera golpeado al joven. Querían que yo tomara responsabilidad porque yo era la más débil en todo esto, porque soy mujer.
 
Usted fue acusada de golpear a Bouazizi. ¿Pero lo hicieron ante un tribunal o sencillamente la metieron a la cárcel?
 
Fui acusada verbalmente, no frente a un tribunal. El juez les dijo que no habría juicio.
 
Y entonces usted fue a prisión. ¿Bajo qué condiciones estaba usted en la cárcel?
 
Yo fui tratada con normalidad, pero los funcionarios me aconsejaron que no dijera mi verdadero nombre porque todos los reos estaban molestos con la mujer que había golpeado a Bouazizi.
 
¿Tuvo miedo?
 
Por supuesto, yo estaba llorando. Uno llora cuando le dicen que tiene que ir a la cárcel. Al principio estaba tan asustada que no les dije a los demás prisioneros mi verdadero nombre. Ellos, que veían la televisión de Túnez, habían amenazado con atacar a esa mujer que había golpeado a Bouazizi, que, de hecho, era yo.
 
Un mes después, decidí decirles cuál era mi verdadera identidad. Ellos sabían que era inocente. Me creyeron, especialmente cuando se dieron cuenta de que mis manos estaban temblando. Tanto los presos como los guardias me ayudaron y se convirtieron en mis amigos.
 
¿Y por qué decidió comenzar una huelga de hambre?
 
Yo inicié una huelga de hambre el 19 de marzo por un mes. Me sentía oprimida y todos se habían olvidado de mí. Ningún funcionario ni nadie venía a visitarme. Nadie vino sino hasta el 30 de marzo, cuando un oficial me visitó y me dijo que tuviera paciencia.
 
También me dijo que le pidiera a la familia de Bouazizi que retirara los cargos pero yo me negué porque esto era admitir un delito.

¿Y cómo salió en libertad?
 
El juicio comenzó el 19 de abril y era un juicio muy especial, como si se tratara del propio Saddam Hussein. El juicio fue secreto y el juez estaba convencido de que yo era inocente.
 
¿Cuál fue su reacción?
 
Sentí como si hubiera nacido de nuevo. Me sentí libre y aliviada. Sentí que los medios de comunicación no fueron justos conmigo. Pensé también que lograr mi libertad había sido lo mejor que me había pasado en la vida.
 
Pensar que este incidente tan pequeño fue el punto de partida para todo un movimiento. ¿Cómo la hace sentir?
 
Yo espero que todo tenga éxito y que Túnez salga de la crisis en la que se encuentra. Al pensar sobre las repercusiones de este incidente creo que todo fue producto del destino, como decimos en Túnez.